Tipos altos y restrictivos

La recesión en los Estados Unidos no será rápida: se cocinará 'a fuego muy lento'

El efecto de unas condiciones de financiación más duras está llegando progresivamente a todos los rincones de la economía y sigue pesando como una de las causas de una posible caída en contracción de la economía.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con el líder republicano Kevin McCarthy.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con el líder republicano Kevin McCarthy.
EFE

Los banqueros centrales de los países desarrollados han anunciado una pausa en la subida de los tipos de interés, pero el mensaje de que estos estarán “más altos por más tiempo” preocupa seriamente a los mercados. Algunos bancos de inversión están volviendo a desempolvar las tesis de recesión, teniendo en cuenta que el incremento del precio del dinero no se ha terminado por trasladar del todo a la economía real y todavía tardará en hacer su efecto final.

Uno de las principales entidades bancarias de Estados Unidos reflexiona sobre que el momento actual puede ser el germen del mal rumbo que puede tomar la economía mundial durante el próximo ejercicio. JP Morgan, a través de su responsable de renta variable, Marko Kolanovic, lo ha dejado claro: “Nuestro análisis de que vamos a una recesión de ‘hervir la rana’ –esto es una pura analogía sobre cómo si metes en la cazuela a una rana cuando el agua está hirviendo, esta salta, pero si lo haces calentando el agua progresivamente, se cuece– se está sembrando en un final de ciclo de expansión”.

Kolanovic dice que esta resistencia a la recesión fomenta una inflación rígida y la necesidad de mantener políticas restrictivas que, a su vez, comprimirían los márgenes de beneficio de las empresas y erosionarían la salud de los balances. “Resulta difícil determinar el momento en que la acumulación de vulnerabilidades provoque el fin de la expansión”, expone.

Las previsiones de la Fed de la semana pasada incluían tanto la resistencia del crecimiento sostenido como la desinflación en unas estimaciones que presentaban un auténtico escenario de aterrizaje suave. Sin embargo, el mensaje predominante recibido por los mercados de los bancos centrales, como el de Alemania, es que los tipos de interés deberán mantenerse altos durante mucho tiempo, una señal que coincide con la tesis de “hervir la rana”.

El propio presidente ejecutivo de JP Morgan, Jamie Dimon, expresó recientemente su preocupación sobre la situación actual y señaló que el mercado no está preparado en estos momentos para tener unos tipos al 7%, que es el esquema que baraja. En su opinión, la política monetaria aún no habría llegado a su clímax restrictivo y por eso recomendaba aún cierta prudencia a la hora de realizar previsiones económicas más halagüeñas.

El deterioro y la subida del petróleo

La subida del precio del petróleo parece un aviso a navegantes. Los barriles de WTI, de referencia en Estados Unidos, y Brent, de referencia en Europa, se encaminan ya hacia los 100 dólares de nuevo. Para el experto del banco norteamericano, esto se debe a un shock de la oferta, pero modesto hasta ahora.

“Los precios del crudo han subido aproximadamente un 30% desde mediados de año y atribuimos la mayor parte de esta alza a shock negativo de la oferta, que apunta a un lastre anualizado del 0,5% en el crecimiento del PIB mundial en el segundo semestre del 2023”, concreta.

Kolanovic piensa que esta circunstancia no sería lo suficientemente grande como para amenazar la expansión económica por sí mismo, aunque apunta algún matiz: “existe la preocupación de que los recortes de la oferta no hayan terminado, o que interactúen con una combinación de otros shocks negativos modestos de Estados Unidos, por ejemplo, una escalada de la huelga de la UAW, el cerrojazo del gobierno o la reciente subida de los tipos de interés a largo plazo en el país”.

Con este contexto, desde la entidad vuelven a ser alcistas en el complejo energético mundial. “Aunque nuestra hipótesis de escenario base es un nivel de 86 dólares el barril a finales de año, los riesgos se inclinan al alza para el petróleo tanto a corto como a largo plazo”, destaca Kolanovic. 

Tal y como analiza, la renta variable del sector energético se ha quedado rezagada con respecto a la fuerte subida de los precios del petróleo desde junio (el petróleo ha subido un 30%, frente al 10% de las firmas del sector) y por eso han aumentado su recomendación del sector energético mundial a “sobreponderar”.

La fijación de precios

¿Quién podría verse perjudicado por el vuelco del poder de fijación de precios de las empresas? En lugar de verse perjudicadas por el aumento de los costes de las materias primas, parece que la mayoría de las empresas se han beneficiado en los dos últimos años, gracias a una mejor combinación de productos y una fijación de precios más fuerte.

“De hecho, el crecimiento de los ingresos brutos en Europa fue del 14% en 2021 y del 24% en 2022, frente a una media histórica del 6%”, comenta Kolanovic. Los márgenes de Ebitda para Europa están 330 puntos básicos por encima de los niveles de 2019. Por eso, el experto apunta que existe un riesgo de reversión, especialmente si la demanda final se estanca y las cadenas de suministro se han normalizado.

“En sentido descendente, consideramos que varios sectores corren el riesgo de que se invierta el poder de fijación de precios, como en el sector de alimentación y comercio minorista en general, automóviles, semiconductores, hoteles, compañías aéreas, bienes de lujo/deportivos y materiales de construcción”, asevera.

Por último, el máximo responsable de renta variable de la entidad financiera norteamericana analiza que los seguros, los productos de primera necesidad, la sanidad y los servicios públicos podrían verse menos afectados. “En general, consideramos que el equilibrio entre crecimiento y política será difícil a finales de año… Creemos que los defensivos tendrán una oferta a finales de año”, termina.

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