Los precios del petróleo han sufrido desde junio por el aumento de la producción de Arabia Saudí y Rusia antes de la esperada abrupta caída de la oferta en el cuarto trimestre. De hecho, el precio del barril Brent llegaba a cotizar cerca de los 80 dólares a mediados de julio y después caía hasta casi por debajo de los 70 dólares, cotizando actualmente en los 78 dólares.
UBS, a raíz de este comportamiento, ha realizado un análisis del precio del crudo en el que su equipo de inversiones ha destacado que esperan que el mercado energético global vuelva a tensionarse en los próximos meses y reiteran su previsión de que el barril Brent alcance, de manera temporal, los 85 dólares por barril. Es decir, su precio se dispararía casi un 9%.
Los expertos del banco suizo señalan que "los inversores con elevada tolerancia al riesgo pueden posicionarse para la expectativa de una subida de las cotizaciones y de los retornos positivos en la renovación de los futuros mensuales para tomar posiciones alcistas, bien con la compra de activos ligados al petróleo o con la venta de opciones put".
Los precios del crudo parece en disposición de recuperar las pérdidas desde mediados de julio, cuando el Brent cayó cerca de 10 dólares por barril. El mercado energético está volviendo a tensionarse después de un breve periodo de sobreabastecimiento. Algunos analistas achacan la caída a las tensiones comerciales entre EEUU y China, pero el banco suizo destaca que "creemos que la causa ha sido un exceso temporal de oferta: Rusia, Arabia Saudí y otros países del Golfo Pérsico comenzaron ya a incrementar su producción en junio, antes incluso del acuerdo de la OPEP de aumentar la oferta en casi un millón de barriles al día".
Aun así, la producción iraní ha comenzado a descender antes de la entrada en vigor de las sanciones estadounidenses en noviembre. Para final de septiembre sus exportaciones podrán haber caído en un millón de barriles al día, "en línea con nuestra previsión de entre 1 y 1,5 millones". De hecho, Irán está teniendo dificultades para contratar barcos que quieran transportar su crudo, ya que las navieras temen perder acceso al sistema financiero norteamericano si lo hacen. Entre tanto, la demanda de energía parece estar recuperándose de un débil segundo trimestre.
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