China pide a EE UU que libere los fondos afganos y atienda su "legítima" petición

Con todas las potencias occidentales fuera de la recién nombrada República Islámica de Afganistán, el gobierno talibán afronta las siguientes semanas con el reto de mantener su control en todas las zonas del país -ante la rebelión de algunos grupos- y, sobre todo, sacar a flote una economía muy mermada y enormemente dependiente de las exportaciones. Tanto es así, que los 8.000 millones de dólares que supone este apartado es diez veces mayor que el valor de las importaciones totales. El régimen talibán todavía tiene acceso a las fuentes de ingresos que sustentaron la insurgencia (el opio, la minería ilegal, las ayudas de terceros países como China...), pero dichas fuentes no bastan para mantener un gobierno centralizado que controle por completo el país.

China, que tiene frontera con Afganistán, ha mantenido desde el inicio del conflicto una postura de cierta simpatía con los talibán. El gigante asiático ha decidido continuar con su embajada en Kabul -que este miércoles señaló que está "trabajando normalmente" y "está dispuesta a mantener una comunicación" con el nuevo gobierno- y, tras la toma de poder talibán, señaló por medio de su portavoz en el Ministerio de Exteriores que Pekín "respeta la voluntad y las decisiones del pueblo afgano". 

Así, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, ha pedido este miércoles a Washington que acepte la "legítima" petición del gobierno talibán de liberar los fondos monetarios que se encuentran en la Reserva Federal estadounidense. Lijian instó al país liderado por Joe Biden que "abandone la presión y las sanciones" y que deje de "crear obstáculos a la economía y la reconstrucción pacífica de Afganistán". 

Además, a pesar de que, por el momento, China no ha reconocido formalmente al nuevo gobierno afgano, Wang Yu, embajador chino, declaró el martes que agradece que los talibán "hayan garantizado la seguridad de las empresas y los ciudadanos chinos". En adición, el país asiático está dispuesto a "proporcionar vacunas y suministros humanitarios", sumado a una donación de 31 millones de dólares que entregó la semana pasada. 

Se refiere a la mayor parte de las reservas -no especifica cuánto- de los 9.400 millones de dólares del Banco Central de Afganistán que están depositados en la Reserva Federal de Nueva York (FED). Esta fue precisamente uno de los principales elementos de presión con los que contaba EE UU para 'obligar' a los talibán a permitir la salida de los ciudadanos estadounidenses y sus colaboradores afganos. 

Una vez finalizadas las labores de evacuación, una de las cuestiones clave es si Biden llegó a algún tipo de acuerdo con el nuevo ejecutivo talibán en relación a estos fondos y, en caso afirmativo, si está dispuesto a cumplirlo. Por el momento no parece que vaya a suceder. El propio Biden explicó recientemente a medios de su país que las reservas que el Gobierno afgano tenga en Estados Unidos no serán accesibles para los talibanes. 

Así, China se erige como la principal -y única- vía para la autodenominado República Islámica de Afganistán y su economía. Los intereses del gigante asiático están relacionados con los casi 1.000 millones de dólares en riqueza mineral que cuenta el país, gracias a sus reservas de litio, cobalto, hierro y cobre, según estimó un informe de expertos militares y geólogos en 2010. 

Además, la superpotencia asiática es capaz de frenar una eventual devaluación de su moneda. Con el comercio de intercambio de divisas detenido, -y en caso de que se mantenga así durante un tiempo- el afgani, la divisa del país, iría perdiendo la capacidad de cambio con su moneda de referencia, el dólar, a medida que las reservas del banco central se agoten, pudiendo provocar el colapso de la moneda y acelerando la inflación.