El mercado del café no da para más: la crisis de precios hunde a los productores

Café de Guatemala
Café de Guatemala
Two Birds Coffee

Detrás de la bebida más consumida en todo el mundo hay una industria que se cae a pedazos. El consumo de café aumenta año tras año y cada vez se paga más por una taza. Sin embargo, este 'boom' que vive el sector no se traslada a toda la cadena de producción. Los agricultores y  los vendedores de café solo reciben una pequeña fracción del precio al que se vende en un establecimiento.

Las únicas que se benefician del contexto actual son las grandes empresas como Starbuck's y Luckin Coffee. Y es que el hecho de que la cadena de producción sea cada vez menos rentable afecta a alrededor de 25 millones de personas a nivel global, según cálculos de Jeffrey D. Sachs, profesor de la Universidad de Columbia, y está intensificando los flujos migratorios hacia Estados Unidos.

En Latinoamérica, la crisis ha incrementado los niveles de pobreza hasta el punto de potenciar la migración, especialmente en los países del Triángulo Norte: El Salvador, Guatemala y Honduras. Fuentes de la International Coffee Organization sostienen que menos del 10% de las ganancias mundiales en el sector llegan a los pequeños productores. De hecho, en la última década el 60% de los productores de café de esta región aseguran haber sufrido inseguridad alimentaria, según datos de la Asociación de café de Especialidad de América. Ahí reside una de las claves que llevan a decenas de miles de personas a buscar mejores oportunidades en Estados Unidos.        

La crisis que padece el café desde hace casi dos décadas se debe, en gran parte, a la enorme producción de dos gigantes del sector: Brasil y Vietnam. Actualmente, estos dos países producen el 83% de todo el café del mundo y, por tanto, los precios dependen directamente de su actividad, según explicó Sachs en el II Foro Mundial de Productores de Café. La devaluación del real brasileño (0,24 euros por real), el exceso de oferta y el ciclo de producción del grano son algunos de los factores que contribuyen a este desplome de los precios. En mayo, por ejemplo, el precio del café llegó a sus mínimos desde hace más de diez años (0,79 euros por libra) .

Producir ya no es rentable

En resumen: producir café no es rentable. A este panorama se enfrentaron los asistentes al Foro Mundial, cuyo objetivo era plantear y debatir sobre las posibles soluciones para una industria que ya no da para más. Sara Mason, ponente del foro y fundadora de ID Coffees, remarca que para que los agricultores "lleguen a ganar lo suficiente para vivir, toda la economía del café tiene que renovarse". Según Mason, el problema radica en que "el café es tratado como una commodity, cuando realmente debería de ser considerado un producto de especialidad, como el vino". "El café no es solo un producto agrícola, es mucho más", comenta. 

La fundadora de ID Coffees emprendió este proyecto con el objetivo de crear una cadena de producción más transparente, que garantice a los productores unos salarios dignos y que el café sea rastreable desde que se cosecha hasta que se consume. De esta forma se logra que el comprador conozca lo que hay detrás del producto que adquiere y, así,  esté dispuesto a pagar más por el grano.

Mason añade que esta industria se divide en dos: en la primera, el café es considerado un producto básico; en la segunda, el grano es un producto especial, de calidad y con rasgos únicos. En este sentido Mason coincide con Ana Vizcaíno, fundadora de Two Birds Coffee, una empresa dedicada a la importación y al comercio directo del café de Guatemala. Vizcaíno cree que "el café especializado es el único que va a sobrevivir" en países que ya no pueden competir con la velocidad, la cantidad y los precios que ofrece Brasil y Vietnam. "Los precios se tienen que duplicar para que producir café sea rentable", afirma. 

El mercado está "tomado" por estos dos países, por lo que los productores de media y pequeña escala "tienen que vender su producto como una experiencia, vender el paquete". La clave es "el valor agregado", asegura la productora y comerciante. Se refiere a países como El Salvador, Colombia y Guatemala, que no producen tanto café como los dos principales exportadores. 

Lo que queda claro es que urge un cambio. Para Mason, el foro "demostró que la situación es grave y que tenemos que trabajar juntos para cambiar la forma de comerciarlo". Vizcaíno apuesta también por la cooperación de los pequeños y medianos productores para crear una cultura que atraiga a compradores de cafés de lujo a estos países que, a menudo, dependen de la inversión. 

Consecuencias de estos bajos precios 

Ambas expertas coinciden también en las consecuencias ya visibles de la crisis de los precios. Vizcaíno ha podido observar que en Guatemala, el décimo primer país productor de café, la pobreza ha ido en incremento y, como consecuencia, más personas han migrado hacia Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. 

"Están desesperados", comenta Ana Vizcaíno. Además señala que este problema no es reciente, lo que hace que los niveles de pobreza empeoren y la problemática se acentúe en la población guatemalteca. 

Otro de los resultados de esta crisis, coinciden ambas entrevistadas, será la reducción de la producción mundial del grano. Aunque esto ahora no plantee un problema serio, lo será en un futuro si las cosas no cambian.

Es más, para Mason esta opción no suena nada mal. La experta cree que es hasta una posible solución al problema, "¿por qué seguimos insistiendo en la producción del café?". Para ella una posible oportunidad para estos productores es que "dejen de insistir en el café y enfoquen sus actividades en productos como el cacao".  

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