La energía se encarece un 34,7%

La inflación alemana se modera hasta el 7,9% en 2022 pese al coste de la energía

Los expertos apuntan a que en 2023 el crecimiento generalizado de los precios se relajará con una lenta recuperación de la economía, después del dato positivo del PIB del año pasado que superó niveles de 2019.

Olaf Scholz
Olaf Scholz
Europa Press

La Oficina Federal de Estadística alemana (Destatis) ha fijado en 7,9% el dato del IPC para el país germano en 2022, lo que supone un aumento de más de cuatro puntos porcentuales respecto al registrado en el año anterior. Las consecuencias de la guerra de Ucrania han golpeado especialmente a la nación europea y a pesar de que las medidas implementadas por el Gobierno de Olaf Scholz han paliado la escalada de precios, en diciembre los dos dígitos, con una inflación interanual del 9,6%. 

Este resultado supone una leve mejora respecto al 10% de noviembre, no obstante, los precios de la energía y los alimentos continúan siendo una preocupación para el gabinete tripartito, formado por socialdemócratas, liberales y verdes. Los precios de los productos energéticos crecieron un 34,7% a lo largo de 2022, por lo que de no tenerlos en cuenta, el IPC sería inferior al 5%. 

La presidenta de la Oficina Federal de Estadística, Ruth Brand, ha apuntado a que este es el principal motivo del dato histórico de inflación, ya que contamina a la cadena de producción de los alimentos y el coste lo termina por asumir el cliente a la hora de llenar su nevera. El precio de la comida creció más de un 13% en 2022, diez puntos más que el año anterior. Además, Alemania ha enfrentado un problema de cuellos de botella en las entregas que se ha visto agravado por las huelgas del sector del transporte. 

Efecto amortiguador de las medidas

El Gobierno de Scholz ha puesto en marcha medidas similares a las adoptadas en España como un billete de tren a 9 euros para viajar por todo el país, un descuento al combustible, la reducción del IVA y el pago único de la tarifa del gas y la calefacción. No obstante, no han sido suficiente para igualar el resultado, dado que la inflación armonizada de España, que es la que utiliza Eurostat para realizar comparaciones entre países, se ha situado en el 5,5% a final de año, mientras que la de Alemania asciende al 9,6%.  

La inflación subyacente que sigue la evolución de los precios sin tener en cuenta la energía y los alimentos también ha constituido un motivo de preocupación en los últimos meses, dado que su alza ha acelerado hasta el 4,9% en diciembre. Lo que refleja que las empresas han comenzado a trasladar el aumento de costes a los consumidores. 

Sin embargo, el país casi ha conseguido superar el invierno, algo que en algunos momentos del verano parecía una ardua tarea para la que el Ejecutivo federal tuvo que destinar todos los esfuerzos en hacer acopio de gas ante la decisión de reducir su dependencia del suministro ruso y las maniobras de Putin para reducir sus envíos a través de los gasoductos Nord Stream. 

Ligera relajación en 2023

La evolución de los precios en Alemania ha sido la más drástica en décadas, ya que supone la mayor subida generalizada de precios desde la reunificación que sucedió a la caída del muro de Berlín. El 2023, en cambio, parece más esperanzador, dado que los expertos apuntan a una ligera relajación, según recoge el diario alemán 'Spiegel'. En concreto, el Instituto para la Economía Mundial (IfW) espera que el índice de precios caiga hasta el 5,4%. 

El último dato del PIB también apunta a una recuperación progresiva de la economía germana, ya que en 2022 se situó en 1,9% superando por primera vez los niveles premios a la pandemia. En concreto, supera en siete décimas el dato de 2019, mientras que el gasto público se incrementó solo un 1,1%, después de dos años de grandes esfuerzos de la administración para enfrentar la pandemia de coronavirus. 

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