Iraquíes refugiados en el país que invadió el suyo:huida a Estados Unidos

  • La guerra de Irak dejó atrás millones de refugiados y desplazados internos. Muchos acaban pidiendo asilo político en el país que se hizo con el suyo aún hoy.

Un intérprete habla con habitantes kurdos de Irak
Un intérprete habla con habitantes kurdos de Irak
GettyImages
Beatriz Barral, Nueva York (EEUU)

Cuando Estados Unidos entró en Irak para acabar derrocando a Sadam Husein, la vida de Ali cambió para siempre. Al igual que para miles de iraquíes, la guerra civil que se desató en el país convirtió en algo rutinario la violencia, el riesgo y el miedo. Pero a Ali el conflicto le trajo una nueva vida en el país que había invadido el suyo.

Ali sabía hablar inglés gracias a que su padre le había obligado a estudiarlo en la escuela. Licenciado en Derecho, vio en el Ejército estadounidense una oportunidad de prosperar.

"Me uní al Ejército fue porque estaba arruinado y necesitaba un trabajo. Era joven y tenía grandes sueños y lo vi como una oportunidad de conseguir las cosas que quería", cuenta a la informacion.com en Nueva York, donde pasa el fin de semana tras dos meses viviendo en Portland (Maine).

Entre 2007 y 2010, Ali trabajó como intérprete de combate. Acompañaba a los soldados en las patrullas y misiones y vivía con ellos en la base. La mayoría de sus vecinos no entendieron que trabajara para el ejército invasor. "Tuve que pasarme meses y meses sin ver a mi familia", recuerda.

"Se tuvieron que mudar un par de veces de barrio, tuvieron miedo muchas veces, porque hubo gente que les dijo 'eh, dile a tu hijo que deje de trabajar para las fuerzas de coalición, porque si no vamos a matar a toda la familia'", añade.

Las amenazas eran constantes y Ali deseaba dejar Irak, así que cuando le ofrecieron la oportunidad de obtener un visado SIV (creadas para traductores iraquíes y afganos) para vivir en EEUU no lo pensó:

"Estoy aquí por mi propia seguridad y por la de mi familia. Están todavía en Irak y estoy intentando traerles. No es muy seguro para ellos".

Primer país en acogida de refugiados

EEUU es el país que más refugiados acoge: más del 80% de aquellos a los que ACNUR ayuda a reasentarse en otros países. Este año, se espera que lleguen unos 55.000 de 65 países diferentes. Los grupos más numerosos son de Bután (que vienen desde Nepal), Birmania (que estaban en Tailandia y Malasia) e Irak.

Hay casi 1.700.000 iraquíes refugiados fuera de su país y 1.300.000 desplazados internos, según los datos de ACNUR.

"Hay personas dentro de Irak que se sienten en peligro por la relación que han tenido con EEUU durante el conflicto", confirma David Robinson, subsecretario de Estado del Centro de Población, Refugiados y Migraciones del Departamento de Estado.

"Esa gente tiene unas peticiones hacia nosotros. Y nosotros tenemos una responsabilidad hacia ellos, por lo que les estamos ofreciendo reasentamiento en EEUU. Las circunstancias sobre el terreno siguen siendo peligrosas y seguimos respondiendo", asegura.

El Gobierno de EEUU trabaja con ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para identificar a los iraquíes que no pueden volver a su lugar de origen. "Existe un programa interno para asistir a los desplazados y también hay programas en Jordania, Siria, Turquía, Líbano y Egipto, los otros países a los que han huido los iraquíes", añade Larry Bartlett, el director de la Oficina de Admisión de Refugiados del Departamento de Estado.

De la pesadilla a las manos del invasor

Bushra Naji también es iraquí. Llegó a Nueva York desde Siria, donde pasó dos años en un campo de refugiados.

Recuerda su vida en Irak como algo "peor que una pesadilla". Trabajaba como profesora en una escuela elemental con alumnos de 11 y 12 años.

"Tenía 60 alumnos por clase. No había ventilación, a veces no había mesas ni sillas suficientes. El material de la tiza es tan barato, que hacía mucho polvo y nos causaba alergias", cuenta Bushra, que ganaba un poco más de un dólar al mes. "No podía ni siquiera comprarme una falda y unos zapatos".

Con la guerra, la situación se hizo insostenible y se marchó a Siria con su familia. Allí se enteraron de que la OIM gestionaba el acceso al estatus de refugiado. Logró venir a EEUU en 2008. Ahora vive en Queens, un barrio de Nueva York, con su marido, ingeniero eléctrico de profesión y sus cuatro hijos.

"Aquí tengo un futuro mejor, una mejor vida, puedo andar por Nueva York y nadie me pregunta de dónde vengo. Soy igual que los demás. Aquí lo encuentro todo", dice con un inglés correcto pero todavía de marcado acento. "Ahora nuestro sueño es comprar una pequeña casa y abrir un pequeño negocio".

La OIM y otras organizaciones como el Comité Internacional de Rescate (Rescue) y la agrupación de ONGs Catholic Charities les ayudan en los primeros pasos: encontrar alojamiento, un primer trabajo y colegios para los niños. Además, ofrecen una ayuda económica y clases de orientación cultural y de inglés.

Mahdi lleva solo 18 días en EEUU. Fue compañero de Ali en Irak como intérprete. "Me siento bien, más seguro, mejor. Portland es muy aburrido, pero seguro", resume sus primeras impresiones.

Llegó con estatus de refugiado. "No es tan fácil venir. En el programa de la OIM tardas unos dos años y medio o tres. Hay muchos controles de seguridad".

Caída en la llegada de iraquíes

En 2010, 18.000 iraquíes fueron admitidos en EEUU. El año pasado, sólo 9.300. Desde Afganistán, el otro país donde EEUU ha librado una guerra en la última década, llegan muchos menos: en 2011 fueron 428.

"Las cifras no son tan altas como con los iraquíes porque están en una etapa del conflicto diferente. Pero reconocemos la misma responsabilidad", es la única respuesta que dan los portavoces del Departamento de Estado ante la disparidad de cifras.

El año pasado, EEUU estableció una serie adicional de comprobaciones de antecedentes de seguridad y eso ha ralentizado el proceso, que efectivamente se puede demorar más de 3 años.

Los refugiados tienen que superar una serie de pruebas antes de ser admitidos en EEUU, principalmente una comprobación sobre posibles antecedentes que puedan afectar a la seguridad y un chequeo médico.

A eso hay que añadir que el conflicto en Siria, un país donde viven un millón de refugiados iraquíes, ha paralizado las llegadas desde el país.

"Cuando establecimos estos chequeos de seguridad adicionales se interrumpió el flujo. Y por eso los números cayeron drásticamente el año pasado. Esos números empezarán a crecer otra vez este año, a partir de este verano, y el año que viene a medida que mejoramos el sistema", afirma Robinson.

Mejor entre estadounidenses que con sus compatriotas

Para los que logran llegar, queda el reto de acostumbrarse a la vida en un país con una cultura totalmente distinta. Ali y Mahdi coinciden en que es más fácil integrarse entre los estadounidenses que con el resto de la comunidad iraquí en Portland.

"Los iraquíes nos odian. Creen que hicimos algo en contra de nuestra religión, de nuestro pueblo. Los estadounidenses nos admiran, nos lo agradecen y lo aprecian", señala Ali que sólo volvería a Irak "si la situación mejora y puede ayudar".

Bushra tiene claro que no regresará nunca: "Aunque me dieran una montaña de diamantes, no volvería a Irak. La seguridad para mí y mis hijos es todo para mí".

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