El lío de la "higiene" alimentaria: Trump podría perder el 30% del pastel británico

  • Uno de los puntos polémicos de un hipotético pacto comercial tras el Brexit son los estándares de comida de Reino Unido que EEUU tendría que adoptar.
Una hamburguesa
Una hamburguesa
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"La clave de todo es Estados Unidos. Si logramos alcanzar un acuerdo [comercial] con Estados Unidos estaremos muy rápidamente en el mercado para poder llegar a otros acuerdos", indicaba este domingo Boris Johnson, candidato y gran favorito para ser el próximo primer ministro de Reino Unido. Sin embargo, su plan para establecer una nueva relación comercial con Donald Trump tras el Brexit ha encontrado esta semana un escollo inesperado: la falta de higiene de los alimentos en EEUU.

Como sucede con la moneda o algunos sistemas de medida, Reino Unido aplica actualmente su propio sistema de control de calidad de los alimentos consensuado con la UE para el libre comercio desde el resto del continente. El problema es que la FSA (Food Standars Agency, el organismo encargado) seguirá fijando tras el Brexit unos estándares mucho más altos que EEUU en algunas cuestiones que afectan a la "higiene" de los alimentos (como lo denomina la FSA) y que ha derivado en que la UE haya prohibido ciertos alimentos de EEUU por no cumplir con su regulación.

El problema es de tal magnitud que este mismo lunes Liam Fox, el ministro de Comercio Exterior británico, ha descartado casi por completo que EEUU vaya a adaptarse a la regulación que la FSA seguirá aplicando a los alimentos en Reino Unido tras la retirada de la UE. "Creo que si vas a EEUU y piensas que vas debatir asuntos agriculturales fuera de su agenda, descubrirás que ellos se cerrarán en banda muy rápido en cuanto a debatir esas cosas", ha comentado.

Se trata de una apreciación bastante más moderada que la semana pasada, cuando Fox aseguraba: "No quiero que Reino Unido firme ningún acuerdo con EEUU que vaya en contra de algún modo contra nuestros estándares de bienestar animal o la higiene alimentaria. La calidad de la comida en este país debe protegerse y, si hay algo en lo que debemos insistir, es que si los americanos quieren comerciar con nosotros deben obedecer nuestros estándares" alimentarios.

Hormonas del crecimiento y aditivos, prohibidos en la UE

En el centro de la polémica se encuentran varios compuestos químicos que se utilizan en EEUU para incrementar la producción cárnica y agricultural. Algunos de ellos son el bromato de potasio (aditivos que normalmente se usan en productos horneados), algunos tipos de conservantes y potenciadores del sabor como el BHA o el BHT, el aceite vegetal bromado (usado en algunas bebidas para impedir la separación de sus ingredientes), algunos colorantes que en la UE requieren estar señalizados en cada producto (pero en EEUU no), u hormonas del crecimiento en la producción bovina, que en Europa están terminantemente prohibidos.

Boris Johnson ya ha expresado que está preparado para viajar a Estados Unidos tan pronto como sea posible si se convierte en el próximo primer ministro de Reino Unido para garantizar un acuerdo comercial antes de que expire la fecha límite para el Brexit, previsto para el 31 de octubre. Sin embargo, de las palabras de Liam Fox se extrae que la cuestión alimentaria puede suponer un serio escollo en la negociación de un nuevo pacto entre los países. Sobre todo, porque tras la retirada de la UE, Reino Unido buscará nuevos socios comerciales con los que estrechar relaciones.

Origen de alimentos en Reino Unido
Origen de alimentos en Reino Unido. / Nerea de Bilbao

Uno de los mejor posicionados sigue siendo EEUU, ya que actualmente ambos países intercambian anualmente bienes por valor de más de 192.000 millones de euros. Por eso, tanto Donald Trump como Theresa May (y, presumiblemente, Boris Johnson en un futuro inmediato) han tratado de acercar posturas en un asunto tan sensible como la alimentación, que podría ser de capital importancia tras el Brexit: según los datos del Gobierno británico, solo el 50% de los alimentos que se consumen están producidos en Reino Unido

Eso significa que hay otro 50% de productos alimentarios que actualmente tienen su origen fuera de Reino Unido. Y el pastel es lo suficientemente suculento como para que la puja sea intensa: ahora mismo, la UE acumula el 30% de las importaciones británicas de comida, mientras que toda Norteamérica apenas llega al 4%. Quizás por eso, Boris Johnson se apresura a manifestar su intención de llegar a un acuerdo comercial global con EEUU, a cualquier precio e, incluso, antes de ser primer ministro.

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