"Un acuerdo parece improbable"

El bloqueo del Brexit entre Bruselas y Londres persiste... y el tiempo se agota

Las mayores trabas se centran en la de igualdad de oportunidades. La UE exige garantías de que las leyes británicas en áreas como las laborales o la fiscalidad no diverjan en exceso de las comunitarias.

Brexit
Persiste el bloqueo entre Londres y la UE mientras se agota la negociación.
EFE

Las negociaciones para la relación futura entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) se mantuvieron bloqueadas al término de una nueva ronda de negociaciones, que confirmó la competencia justa como el gran obstáculo para alcanzar un acuerdo, mientras el calendario se agota cada vez más. "Esta semana, parecía a menudo que íbamos hacia atrás en lugar de avanzar. En este momento, un acuerdo entre el Reino Unido y la UE parece improbable. Simplemente no entiendo por qué estamos malgastando un tiempo tan valioso", resumió el jefe negociador europeo, Michel Barnier, en una rueda de prensa.

El francés se declaró "decepcionado y preocupado" por los escasos avances, pero también "sorprendido" porque el primer ministro británico, Boris Johnson, se había comprometido al inicio del verano a darle un impulso a las conversaciones durante los meses estivales. "Pero esta semana, una vez más, como en la ronda anterior, los negociadores británicos no han mostrado una voluntad real de avanzar en asuntos de importancia fundamental para la UE, pese a la flexibilidad que hemos tenido en los últimos meses", criticó Barnier.

Por su parte, el jefe negociador británico, David Frost, lamentó en un comunicado que la UE siga "insistiendo no solo en que aceptemos continuidad con su política de ayudas estatales y pesca, sino también que esto debe ser acordado antes de poder hacer ningún trabajo sustancial en cualquier otra área de la negociación, incluyendo textos legales". "Esto hace innecesariamente difícil hacer progresos", añadió.

Competencia justa

Las mayores trabas se centran ahora en el capítulo de igualdad de oportunidades, ya que Bruselas quiere garantías de que las regulaciones británicas en áreas como las ayudas de Estado, los estándares sociales y laborales o la fiscalidad no diverjan excesivamente de las comunitarias cuando el Reino Unido tenga acceso al mercado europeo como país tercero.

Bruselas teme que una relajación de las reglas británicas en estas áreas mientras el Reino Unido continúa intercambiando bienes y servicios con la UE vía un acuerdo de comercio pueda conllevar distorsiones en el mercado y en la competencia justa. "La necesidad de una igualdad de oportunidades no va a desaparecer, aunque el Reino Unido siga insistiendo en un acuerdo de baja calidad que solo concierna al intercambio de bienes y servicios", dijo Barnier. "Es una precondición no negociable para conceder acceso a nuestro mercado", zanjó.

Para Bruselas, la necesidad de este alineamiento regulador es mucho más importante en el caso del Reino Unido que con otros socios comerciales, ya que, arguyen, este país comparte frontera terrestre con la UE y, tras casi medio siglo como miembro del club, tiene vínculos comerciales mucho más estrechos.

El negociador europeo recalcó que los acuerdos comerciales "no solo tratan sobre bajar aranceles y eliminar cuotas", sino que también deben "contribuir a mantener e incluso elevar" los estándares, por ejemplo, de derechos laborales o en producción de bienes. "¿Por qué deberíamos ceder a que el Gobierno británico pueda crear distorsiones competitivas dirigidas directamente contra las empresas europeas?", cuestionó el francés.

Cero avances en la pesca

Otro capítulo fundamental para Bruselas que sigue sin avances tras esta semana es la pesca, donde "no ha habido ningún tipo de avance en los asuntos que importan", según Barnier, aunque no detalló las discordancias. La UE quiere que el acuerdo de pesca se negocie inexorablemente junto con el tratado comercial, y que el objetivo final para el sector pesquero europeo sea mantener una relación con el Reino Unido que sea lo más parecida a la actual, mientras que Londres cree que este modelo compromete su soberanía.

En el ámbito de la gobernanza del acuerdo, Barnier dijo que están "lejos de un consenso" en la creación de un sistema para la resolución de disputas que puedan surgir en el futuro.

Tampoco ha habido avances en la búsqueda de garantías para proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos y sus datos personales en un futuro acuerdo, y las posturas "siguen muy alejadas en la movilidad y coordinación de la seguridad social". Barnier sólo destacó avances técnicos en las mesas sobre cooperación energética, participación británica en programas europeos y normas contra el lavado de dinero.

El calendario, cada vez más ajustado

Las conversaciones, que comenzaron en marzo, se han visto fuertemente impactadas por la pandemia de coronavirus, que ha obligado a que tres de las siete rondas hasta ahora hayan tenido lugar por videoconferencia, con las dificultades que ello conlleva en una negociación compleja.

Sin embargo, el Reino Unido se negó a pedir una extensión del periodo de transición (durante el que está aún vinculado a normas europeas sin ser miembro ni tener voz o voto), que inicialmente iba a ser de dos años y ha quedado reducido a apenas once meses, ya que expirará el 31 de diciembre.

"Para asegurar que un acuerdo entre en vigor el 1 de enero, un texto jurídico completo debe estar listo a finales de octubre como muy tarde. Por tanto, tenemos dos meses para encontrar un acuerdo en todos los capítulos, consolidar el texto y finalizar los anexos técnicos y que nuestros expertos juristas los revisen en todas las lenguas, un trabajo complejo e indispensable", enumeró Barnier.

También debe completarse la ratificación por ambos Parlamentos. La próxima ronda de negociaciones, la octava, tendrá lugar la semana del 7 al 11 de septiembre en Londres.

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