En 2015, España perdió ante Dijsselbloem y Holanda

Sánchez y Calviño se la juegan en Bruselas para evitar otro 'caso Guindos'

El Gobierno cuenta con el voto de Alemania, Francia, Portugal o Italia para aupar a Nadia Calviño a la presidencia del Eurogrupo, pero la victoria no está garantizada.

Nadia Calviño y Pedro Sánchez / EFE
Sánchez y Calviño se la juegan en Bruselas para evitar otro 'caso Guindos'.

En 2015, el Gobierno de Mariano Rajoy confiaba en arrebatar la presidencia del Eurogrupo al holandés Jeroen Dijsselbloem, ministro de Finanzas y jefe de los laboristas en la coalición de gobierno con el aún hoy primer ministro Mark Rutte. La votación era ajustada pero el ministro Luis de Guindos contaba con importantes apoyos, como el de Wolfgang Schäuble en Alemania, el de Francia o Portugal. 

Dijsselbloem, socialdemócrata, venía de ser uno de los halcones durante el tercer rescate de Grecia y levantaba resquemores en diferentes esquinas de la zona euro por no apoyar una mayor flexibilidad fiscal. La derrota de Luis de Guindos fue, sin embargo, contundente al obtener sólo un tercio de los 19 votos. Hasta el Gobierno de Alexis Tsipras, en un giro inesperado, votó por el holandés. También resultó dolorosa para España, el país que mejor salía de la crisis junto a Irlanda, con "un crecimiento a velocidad de crucero", en palabras del propio Guindos.

Cinco años después, España vuelve a la casilla de salida. Con otro Gobierno y otro candidato, pero de nuevo con el apoyo de Alemania y Portugal. Ahora, sin embargo, la vicepresidenta Nadia Calviño es la gran favorita porque en Bruselas gusta que represente la rigurosidad fiscal en un Gobierno displicente con el déficit, porque ha ocupado un alto cargo en la Comisión Europea y porque es mujer.

"No es ningún secreto que Nadia Calviño es una candidata que también cuenta con el apoyo del Gobierno alemán", dijo Angela Merkel recientemente en una entrevista. "La decisión final debe ser tomada por el Eurogrupo, pero también me complace siempre que a las mujeres se les dé una posición política de liderazgo. Todavía no ha habido una mujer al frente del Eurogrupo", remarcó la canciller.

Además de este apoyo, Calviño también tendría el de Italia, las socialdemócratas Finlandia y Malta y la casi ‘obligatoriedad’ de que un miembro de la familia socialdemócrata europeo retenga el Eurogrupo ya que los populares están el frente de la Comisión y el BCE y los liberales del Consejo, una derrota de Calviño y España sería aún más bochornosa. La sombra del 2015 y De Guindos sobrevuela sobre el ejecutivo Sánchez.

Los rivales de Calviño

La vicepresidenta tiene enfrente a un peso medio de la política comunitaria, el titular de las Finanzas de Luxemburgo, Pierre Gramegna. Es el más 'veterano' de los ministros que se sientan a la mesa del Eurogrupo y, aunque procede de un pequeño país, es uno de los siete fundadores del club comunitario. Siempre ha ejercido como contrapoder entre Francia y Alemania, la Europa central y Occidental, y es miembro del Benelux, cuna nada más y nada menos que de Robert Schuman, el George Washington de la UE.

En Luxemburgo están algunas de las instituciones europeas, como el Tribunal de Justicia de la UE o la Corte de Auditores, y organismos como el Banco Europeo de Inversiones (BEI) o la Agencia Estadística Europea. También el MEDE, el Mecanismo de Rescate, una entidad financiera paralela a la UE formada y dirigida por los países del euro.

El estigma de Luxemburgo como paraíso fiscal es el obstáculo principal para Gramegna, aunque su Gobierno lleve años volcado en potenciar los sectores tecnológicos y en la transición ecológica. En las calles de su capital domina el transporte público gratuito y los buses verdes están desplegados por todos el Gran Ducado. Gramegna vuelve a lanzarse a la carrera por el Eurogrupo tras perder en 2017 ante Mario Centeno y, a diferencia de hace tres años, ya no tiene el hándicap de que Luxemburgo presida la Comisión, por aquel entonces con su compatriota Jean Claude Juncker. Contaría con el apoyo de Bélgica y Países Bajos y de algún socio más como Estonia. A priori, es el candidato con menos votos.

Pascal Donohoe, el ministro de Finanzas irlandés, parecía el 'tapado' de la carrera, un nombre impulsado por Dublín para conseguir favores en su intento de situar al comisario europeo de Comercio, Phil Hogan, en la OMC. Pero Hogan finalmente ha renunciado a cambiar Bruselas por Ginebra y a Donohoe le han surgido numerosos apoyos para presidir el Eurogrupo. Son los de toda la familia 'popular' europea, con gobiernos en Austria, Chipre y Grecia, Eslovenia o Eslovaquia o Letonia.

A su favor tiene también el reciente acuerdo de gobierno sellado en Irlanda, lo que daría estabilidad a su cargo como ministro, y que el 'tigre celta' está en la zona media de los países impactados por la crisis desatada con la pandemia del coronavirus. Bruselas estima que se contraerá solo un 8,5% este año.

Dublín recibiría sólo 2.000 millones de euros del Fondo de Recuperación por lo que Donohoe puede presentarse como alguien imparcial para dirigir las importantes negociaciones que se están celebrando en Bruselas y que quedan por delante para cerrar el Fondo de Recuperación.

La caída de Gramegna puede posibilitar un trasvase de votos de socios liberales como Países Bajos o Estonia, exponentes de la austeridad, hacia el lado de Donohoe y arrebatar la presidencia del Eurogrupo a una Calviño favorita. La vicepresidenta tendría que esperar varios años hasta que se abriesen nuevos puestos de responsabilidad europeo, como hizo Guindos en 2015.

En diciembre de 2017 la posición del Eurogrupo volvió a abrirse por la salida de Dijsselbloem pero entonces, el Gobierno de Mariano Rajoy, petrificado por su anterior derrota, renunció a presentar a de nuevo a su ministro de Economía pese a las peticiones de socios como Francia.

Rajoy y Guindos podían haberse resarcido de su dolorosa derrota pero prefirieron apostar a un año más tarde para recuperar el sillón del BCE, perdido en 2012 cuando España dejó de estar presente en el Consejo Ejecutivo de Frankfurt. Y les salió bien la 'jugada' porque lograron una conquista mayor: la vicepresidencia del BCE.

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