El polémico Elliott Abrams

Un maestro de operaciones encubiertas para 'intimidar' a Repsol y Sánchez

  • El hombre que puso el foco sobre la petrolera presidida por Brufau atesora una carrera diplomática tan extensa como controvertida.
Elliot Abrams, el maestro en operaciones encubiertas que 'intimidó' a Repsol y al Gobierno de Sánchez. / EFE
Elliot Abrams, el maestro en operaciones encubiertas que 'intimidó' a Repsol y al Gobierno de Sánchez. / EFE

Juan Guaidó era un perfecto desconocido más allá de las fronteras de Venezuela cuando en enero de 2019 suplicó ayuda extranjera "civil y militar" para sustituir al chavismo en el poder. Nicolás Maduro acababa de jurar un nuevo mandato de seis años en medio de las condenas de buena parte de la comunidad internacional. Casi inmediatamente después de que el anónimo líder opositor se autoproclamase presidente interino venezolano, Estados Unidos encabezó una ola internacional de reconocimiento de Guaidó como "presidente interino legítimo".

Maduro, con el apoyo de la cúpula de las fuerzas armadas -el actor clave en la larga crisis política venezolana-, China, Rusia y Turquía contraatacó asegurando a las bases del chavismo que Guaidó era la punta de lanza de un golpe de Estado orquestado por Washington. Solo unos días después, la Administración Trump nombró a un 'halcón' republicano con cuatro décadas de experiencia diplomática, Elliott Abramsenviado especial de EEUU para Venezuela. El secretario de Estado Mike Pompeo anunció el nombramiento definiendo a Abrams como "un verdadero activo en nuestra misión de ayudar al pueblo venezolano a restaurar plenamente la democracia", aunque muchos fuera del círculo de Donald Trump criticaron el regreso a primera línea de una figura tan controvertida. 

Fue el propio Abrams quien este martes puso el foco sobre Repsol tras analizar la imposición de una sanción histórica contra a la filial de la petrolera estatal rusa Rosneft en Venezuela, Rosneft Trading, la mayor compañía del sector que opera en territorio venezolano junto a la estadounidense Chevron, la española Repsol y la india Reliance. Abrams también confirmó las reuniones entre funcionarios del Gobierno de EEUU en Europa y representantes de la compañía presidida por Antonio Brufau y el Ejecutivo de Pedro Sánchez para analizar las nuevas medidas de presión contra empresas y gobiernos que mantienen lazos comerciales o apoyan "directa o indirectamente" a un chavismo al que Trump pretende asfixiar económicamente. 

Abrams atesora una carrera diplomática tan extensa como polémica. Definido por sus detractores como "un maestro de las operaciones encubiertas" en las guerras sucias de los 80 y gran artífice de la guerra de Irak, fue subsecretario de Estado durante el Gobierno de Ronald Reagan tras granjearse un reputación de 'halcón' arquitecto de las controvertidas políticas de EEUU en América Central. Su principal misión fue la de llevar la Guerra Fría a Centroamérica, apoyando a los gobiernos derechistas de Guatemala, El Salvador, Honduras -encubriendo las matanzas cometidas por militares y escuadrones de la muerte- y a los rebeldes nicaragüenses.

En 1991, Abrams confesó que había engañado al Congreso sobre los esfuerzos de la Administración Reagan para apoyar a las guerrillas de Nicaragua (Los Contras) durante los años en que el propio Congreso había prohibido esta ayuda. Fue condenado, aunque George H.W. Bush le indultó años después.

Una década antes, desacreditó ante el Senado los testimonios sobre la masacre de un millar de personas en la comunidad indígena de El Mozote (El Salvador) y aldeas cercanas a manos de soldados del Batallón Atlacatl, que había sido entrenado por Estados Unidos. También defendió al dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt, quien supervisó una campaña en la que miles de personas, principalmente indígenas, fueron masacradas o desaparecieron. Por aquel entonces, Abrams declaró que Ríos Montt había logrado "un progreso considerable" para los derechos humanos en Guatemala. Poco después, el dictador fue condenado por genocidio. 

Sus críticos también le vinculan con el fallido golpe de Estado de 2002 contra Hugo Chávez en Venezuela, del que Abrams tendría conocimiento y al que habría dado su aprobación. Un año antes, George W. Bush le 'rescató' para nombrarle Ayudante Especial del Presidente y Director para Democracia, Derechos humanos, y Operaciones Internacionales en el Consejo de Seguridad Nacional. 

Tal vez la definición más certera sobre sus aptitudes la realizó el exembajador de EEUU en Venezuela Otto Reich, quien trabajó con Abrams durante la 'era Reagan'. "Elliott es una persona muy inteligente, muy mesurada, nunca levanta la voz, pero también conoce muy bien la psicología de los dictadores", dijo en una entrevista con el periodista Jaime Bayly.

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