OPINION

'Los Goya' y el aprendizaje de las frustraciones que generó la retransmisión de TVE

ROSALÍA GOYA SPAM
ROSALÍA GOYA SPAM

Históricamente, Televisión Española ha demostrado su capacidad de imaginación e innovación en los grandes acontecimientos.

De los rudimentarios primeros especiales eurovisivos, como 'Pasaporte a Dublín', con alta dosis de creatividad, al espectacular envoltorio de los Juegos Olímpicos de Barcelona'92. En 2019, TVE lo ha vuelto a hacer en los últimos Goya, con una cámara 360 grados que aportaba una visión inaudita del show. Excelente idea.

Aunque tan importante como apostar por la tecnología es saber incorporar estos adelantos como valor añadido a las narrativas audiovisuales clásicas, que son el crucial sostén para enriquecer el relato de una retransmisión de estas características y evitar que surja la frustración en la experiencia de visionado del espectador.

Experiencia que hay que cuidar como nunca como sello que distingue de rivales y consigue que el público se sienta valorado y mimado. Y ahí, esta vez, TVE ha flojeado con tres factores que, a veces, las prisas con las que se trabaja en la televisión de hoy, no hay suficiente tiempo para analizar.

1. Narrar, no frustrar

TVE acertó programando un especial previo al 'Telediario', que creció en audiencia y, además, sirvió para calentar la expectación sobre la ceremonia. Elena Sánchez presentaba desde una alfombra roja como localización perfecta para ir entrevistando a los invitados. Pero, en cambio, la realización, obsesionada en enseñarlo todo, no permitía ver el expresivo rostro de los intérpretes que eran entrevistados por los periodistas de TVE. Si aparecía una actriz, en el instante que iba a responder a la primera pregunta, el realizador pinchaba una cámara que mostraba a otro personaje posando en el otro lado de la alfombra roja.

Daba la sensación de que el realizador quería llegar a todo y, al final, no abarcaba bien nada. Podía haber optado por una pantalla partida para que el público tuviera dos imágenes simultáneas. En algunos momentos, la emisión sí se dividió en diferentes señales en directo, pero la frustración de no poder ver a grandes artistas mientras hablaban se repitió en varias ocasiones. Mejor la sencillez que enfoca lo prioritario que esa rapidez que aturulla con impactos secundarios.

En España, todavía no se ha explorado el potencial televisivo real de las alfombras rojas con emisiones menos encorsetadas y que involucren mejor a primeros espadas de la cadena que tiene los derechos de un gran evento. Así se crea marca del canal con un acontecimiento estandarte que despierta mucha conversación social. Pero para eso no hay que repetir siempre las mismas preguntas hechas y hay que perder, en el buen sentido de la palabra, un poco el respeto a  'Los Goya'. Porque los corsés son la antítesis de la televisión.

2. Un Telediario es un Telediario, no un magacín

No obstante, esta máxima televisiva de "perder el respeto" es fácil de malinterpretar. Es lo que sucede con los informativos de las cadenas privadas, donde el espectáculo está nublando a la información. TVE intenta no caer en esta tentación, pero a veces la necesaria experimentación para evolucionar los espacios de noticias propicia que la cadena pública esté a punto de saltarse el límite que desvirtúe la reputada marca del Telediario para convertirla en un magacín. Lo que casi sucede en el informativo previo a 'Los Goya' de este 2019.

Es un acierto que el 'Telediario' de antes de 'Los Goya' se realice desde el lugar de la gala. Se trata de una de las noticias de la noche y la cadena pública, como organizadora junto a la Academia de Cine, debe estar en el epicentro de un show e informar de las entretelas desde dentro. Pero el Telediario debe guardar una coherencia visual que organice con distinción su jerarquización informativa. En el TD previo a 'Los Goya' se introdujeron unas transiciones, con glamourosa fanfarria, que hacían que el TD pareciera otro género televisivo que no es. Se puede hacer lo mismo con una versión adaptada de la sintonía del informativo y siempre con una misma línea editorial en lo que se refiere a grafismo, elemento decisivo que los TD deben reforzar con cohesión. No creando cartelas sin una continuidad lógica, dependiendo el día y emisión. 

Por otro lado. No es nada nuevo que los presentadores de los 'Telediarios' salgan de detrás de la mesa. Deben caminar, levantarse e interactuar. Romper con las barreras escénicas. Pero sin ser reporteros, siempre con el ímpetu periodístico del sello del Telediario. En el previo a los últimos Goya, se perdió cierto vigor en este sentido, lo que resta poder a la hora de fidelizar a esos espectadores que han vuelto ese día al informativo por 'Los Goya' y que vuelven a  conectar con la energía del empaque periodístico y de realización de TVE.

3. Contraproducente y dañino ruido en (toda) la emisión.

Y en el empaque profesional de TVE es inadmisible que una cadena pública descuide la experiencia del visionado del espectador de una gala como 'Los Goya'. Es inadmisible que un acontecimiento de calado tan ceremonial sea retransmitido a través de una pantalla de mercadillo, ensuciada por letreros propagandísticos que no siguen ninguna coherencia de diseño. 

En 'Los Goya 2019', las cuatro esquinas de la pantalla estaban recargadas de rótulos, ensombreciendo los grandes números de la noche, como la memorable actuación de Rosalía.

Este tipo de mensajes que buscan con obsesión la audiencia instantánea, ya sea para provocar un 'trending topic' de conversación en Twitter o recordar que al día siguiente emiten un talent llamado 'Maestros de la Costura', sólo son manchas que van sembrando esa percepción del descuido visual de la televisión tradicional. Cortoplacismo nefasto.

Esta serie de mensajes se puede ir incorporando a la emisión con otras artes creativas, sin que TVE parezca una cadena de segunda división. A nadie le va a interesar 'Maestros de la Costura' por un letrero feo de tómbola. De hecho, 'Maestros de la Costura' siguió sin destacar en audiencias en el domingo. No tuvo efecto ese rótulo. Menos aún si invade la pantalla durante un evento del calado de 'Los Goya'. Hay otras fórmulas en las que el diseño de vanguardia transforma la información promocional en seductoras acciones que entra por los ojos. 

Al final, es mejor introducir con un efecto bonito el aviso en un instante puntual que empujar a un caos en imagen. Al igual que se siguen protegiendo los 'Telediarios', no se puede ensuciar con ruido visual una producción como 'Los Goya'. 

Porque la mejor herramienta de TVE para competir con los operadores privados y las nuevas plataformas es cuidar el relato mimando la experiencia de visionado del espectador. La cadena tiene que arriesgar e incluso tiene derecho a equivocarse, claro. Y en aprender del error la cadena pública debe percatarse que hay que evitar los atajos que crean frustración en el espectador. Sucedió en la alfombra roja, pasó en el homenaje a los fallecidos -otro año más, no todos los nombres e imágenes de los homenajeados eran visibles de la misma manera- y, también, de otra forma, la gala también mermó su vigor por el desorden de grafismo que ocupaba la pantalla sin ton ni son. 

TVE debe estar a la altura de su historia para seguir convenciendo a un espectador que quiere vivir la televisión a lo grande y no sentir que está viendo una actuación para la posteridad de Rosalía en La 1 casi como si estuviera pinchando en una pantalla de emisión ilegal de Internet cargada de 'spam'.  Nos estamos acostumbrando, pero estas prácticas terminarán siendo nefastas para las cadenas tradicionales.

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