OPINION

El superpoder oculto de David Broncano en 'La Resistencia', el late night contracorriente

La Resistencia.
La Resistencia.
La Resistencia.
Están viendo una película porno en 'La Resistencia'. Todo un homenaje a Canal Plus desde Movistar Plus.

La Resistencia no es un late night. En realidad, el acierto de este formato está en que ha sabido diferenciarse hasta asentar un contra-programa perfecto, opuesto a los dogmas de la actual televisión. Incluso los invitados que acuden al show son los contra-invitados. Esa gente con grandes historias que contar y que, en cambio, suelen tener las puertas de la televisión (de hoy) más cerradas: por no ser extremadamente conocidos, por no ser para el interés de todos los públicos. Por grafiteros, por actores porno o por ser directamente deportistas o artistas. Pero deportistas o artistas de los minoritarios o independientes. Esos que dicen que no propulsan las cuotas de pantalla de las cadenas generalistas, aunque en verdad son los que tienen los seguidores más poderosamente fieles.

La Resistencia -junto con Late Motiv de Buenafuente, estandarte de Movistar Plusabre, por tanto, la televisión a historias que no se atrevía ya una televisión obsesionada en que el espectador conozca de antemano todo y no descubra nada nuevo. No vaya a ser que la audiencia decaiga ante lo desconocido. Y La Resistencia lo hace gracias a un público fiel a la corrosión de las doce de la noche y de su presentador, David Broncano.

Broncano pertenece a una joven generación de cómicos que está actualizando el humor. De hecho, esquiva con soltura la autocensura de los límites del humor en un tiempo de miedo a la susceptibilidad de la audiencia o las redes sociales. Aunque, además, consigue un hito: logra entrevistas maravillosas sin pretender hacer entrevistas maravillosas. Lo consigue incluso cuando su invitado apenas ni habla.

Esta semana, sin ir más lejos, pasó con la charla con un actor porno español que triunfa en el panorama internacional. Su nombre (artístico), Jordi ENP ("el niño polla"). Un intérprete que tendrá mucho potencial para sus quehaceres en el mundo actoral pero que, en la Resistencia, fue más bien tímido en palabras.

Sin embargo, Broncano consiguió en la entrevista con Jordi ENP ("el niño polla", sí) trazar su personalidad y plantear cuestiones que interesaban al espectador gracias a una comedia hábil. Da igual que el invitado no dijera apenas nada. Porque Broncano recibe a sus convidados con una brillante capacidad para realizar un descriptivo gag a través de las reacciones, comentarios y hasta de los silencios de la visita. 

Su risa nerviosa, que surge espontáneamente ante los delirios del show, hace el resto. El cómico genera un clima de confianza de tal calibre que la charla se convierte en un juego entre el presentador y el invitado, que normalmente se quita las corazas habituales en este tipo de apariciones televisivas.

Es el superpoder oculto de Broncano. No sabe entrevistar, pero sabe mirar a su alrededor para consumar humor del bueno. Ese humor golfo pero, a la vez, con un poderoso trasfondo de perspectiva cultural.

Así propicia que su programa no parezca un programa al uso y que aquellos que se sienten en el sofá del show se dejen llevar por el desmadre de La Resistencia. David Broncano y su equipo fomentan una atmósfera especial, de reunión de amigos (se rodea bien: Ricardo Castella, Jorge Ponce, Dani Rovira...), que da vía libre al invitado para abrirse en canal y ser el mismo. A veces, ser demasiado el mismo. Como consecuencia, Broncano está logrando grandes entrevistas que retratan a una "contra" generación de "gente que hace cosas" que era casi invisible en la televisión, entrevistas (algunas) que se verán y reverán en la posteridad.  Y lo está haciendo sin saberlo. 

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