EN EL RECUERDO

El último monólogo de Miguel Gila

ultima actuacion de miguel gila
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Madrileño de nacimiento y catalán de adopción, Gila reinventó el humor inteligente en nuestro país a través de un retrato audaz de los miedos, esperanzas y chapuzas de esta España nuestra. Lo hizo tras luchar en la Guerra Civil, logrando salvarse de un pelotón de fusilamiento porque los verdugos estaban borrachos, vivencia que supo aprovechar para sus brillantes monólogos.

Porque la visión de Miguel Gila sobre la Guerra Civil estuvo presente en toda su carrera profesional, reduciendo la contienda al mayor de los absurdos a través de un astuto humor surrealista, conciso y demoledor. El público se reía con las historias de Gila porque se veía reflejado, indiferentemente de la trinchera a la que perteneciera. Así, Gila, a su manera, nos iba uniendo a carcajada limpia. 

El propio Miguel Gila explicó en sus memorias, 'Y entonces nací yo' (Temas de Hoy), como “desde muy niño” la comedia siempre fue fundamental para sobrevivir: "la posguerra fue muchísimo más cruel que la guerra misma. Si durante la guerra hubo muchas venganzas personales, la posguerra la superó con creces en ese tipo de ajuste de cuentas”, afirmaba el cómico en 1995.

La magistral comicidad de Miguel Gila se demostró ampliamente en la televisión de los años sesenta y setenta, donde esquivaba las tijeras de la censura con una perfecta doble intención irónica. Una vida dedicada a la risa que arrancó en 1942 cuando, con 23 años, publicó sus primeras historietas en la revista Flechas y Pelayos. Aunque no fue hasta 1951 cuando se dio a conocer con uno de sus monólogos en el desaparecido Teatro Fontalba de Madrid, ahora una tienda de ropa.

Desde entonces, se convirtió en invitado habitual de programas de variedades de TVE. Imprescindible para las Noches de Gala televisivas, introdujo con ingenio iconografía propia que dejaba huella: siempre pegado a su legendario teléfono y a su inolvidable coletilla “que se ponga”. De ahí surgió la genuina serie que escribió y protagonizó '¿De parte de quién?' (1993-1994). A su lado, Chus Lampreave. Se rodó en los Estudios de TVE en Sant Cugat del Vallés y en ella Gila tenía personalidad múltiple: lo mismo era un policía que cualquier profesión que se le ocurriera. De esta forma, iba pintando un peculiar perfil a todo detalle de nuestra sociedad. 

La última actuación en televisión de Miguel Gila fue, poco antes de morir hace dos décadas, en 'El Club de la Comedia'. Al terminar, el público se levantó en larga ovación. Pero, esta vez, Gila paró el aplauso y miró hacia la platea hasta empezar con sentimiento pero con su característica sencillez de siempre una despedida que se intuía para siempre: “No me quiero ir sin antes decirles que les quiero mucho. Gracias. Buenas noches”. Decía adiós desde el escenario televisivo que popularizó los monólogos a la americana en España, aunque muchos antes él hizo lo más difícil: inventar los monólogos españoles de verdad, aunque no supiéramos ni cómo se denominaban, pues se adentraban en la profundidad de nuestra realidad social con un compromiso que, incluso, nos ayudaba a cicatrizar las heridas de una guerra.

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