Josefa y el periodismo

La mujer de 92 años que cambió el reportaje a Carlos del Amor

Josefa con Carlos del Amor
Josefa con Carlos del Amor
Borja Teran

Carlos del Amor acudía al Prado para realizar un reportaje sobre el Día de los Museos. Probablemente llevaba el relato de la crónica bien imaginado en su cabeza. Hasta las declaraciones que le podían narrar los visitantes. Pero allí se encontró con una historia mejor. Se encontró a Josefa que, a sus 92 años, iba a ver Las Meninas por primera vez.

La emoción de Josefa caminando, poco a poco, hasta ponerse frente a la gran obra es poderosa. Porque es de verdad, porque habla de nosotros mismos. De una vida vivida, valga la redundancia, en la que la ilusión no tiene fecha de caducidad. Es más, esa ilusión es transparente. Es el regustillo de la felicidad de encontrarte, por fin, con una obra de arte como Las Meninas. Sentirla cara a cara, con todos sus matices, con toda su expresividad.

Pero, a la vez, Josefa también se encontró a Carlos del Amor, que representa ese periodismo que sabe mirar a su entorno, escuchar a su alrededor. Porque las buenas historias siempre están a nuestro alrededor. Incluso aquello que puede parecer más pequeño probablemente atesore el relato más grande. 

Sin embargo, en los frenéticos ritmos con los que se trabaja en el periodismo actual, a menudo, esas historias cotidianas de tantos matices no se captan en televisión. No se llegan a sentir, pues no siempre hay demasiado tiempo para pararse a mirar.

Por eso mismo, es tan importante destacar este reportaje del Telediario de TVE: el periodista de la cadena pública está dispuesto a descubrir la realidad. Eso es el periodismo, al fin y al cabo: descubrir, no quedarse en lo pronosticado. Pero se tarda menos en ir a grabar con una idea preconcebida y directamente plasmarla. Hasta preguntando a los entrevistados aquello que sabes de antemano que te van a contestar.

Pero el periodismo es la habilidad de pararse a escuchar para aprender.Y Carlos del Amor se paró y aprendió de Josefa. Todos hemos aprendido de Josefa. Y, aunque suene a perogrullo, no está de más destacarlo en estas épocas en la que vivimos tan deprisa e inmersos en tantos impactos audiovisuales entre los que es fácil distraerse. Subrayemos esta crónica, pues el periodismo es el que no se prefabrica, es el que entiende que no hay historias grandes o pequeñas, hay historias que retratan la realidad y hay otras que quizá sólo intentan vender realidad. Indaguemos más en las primeras, las de verdad, las que sin alarmas y urgencias pueden describir tanto un país gracias a que deciden tener tiempo para escuchar las miradas de lo cotidiano. Incluso para salir a trabajar sin temor a que las experiencias te rompan el guion.

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