Y Buenafuente lo sabe

La televisión es puro teatro

La inteligencia a la hora de aprender del arte teatral es crucial en el porvenir audiovisual

La escenografía de 'Late Motiv' es tele sin complejos hacia lo teatral.
La escenografía de 'Late Motiv' es tele sin complejos hacia lo teatral.
Movistar Plus

"La tele está emparentada al teatro", dice Andreu Buenafuente a Blanca Portillo, mientras recuerda que la obra 'Jerusalem', que vio en el Teatre Romea de Barcelona, le inspiró para el actual decorado que acoge a 'Late Motiv'. La nueva normalidad ha colocado al programa de Movistar y El Terrat, de momento, en una caravana de la que sale el cómico cada día para contemplar la noche. 

El comentario pasa de puntillas. Pero puntillas de esas que pisan fuerte. Porque define la única salvación de la televisión: volver al teatro. En un tiempo en el que la tecnología arrasa con todo, todo sigue tendencias de supuesto "éxito" internacional y todo se está homogeneizando -en todos los medios de comunicación- hasta menguar el margen a lo inesperado, la artes teatrales sin fecha de caducidad son las mejores aliadas para plasmar mejor las historias que se pretenden narrar.

Ejemplos prácticos.

En un programa de televisión, los invitados no siempre tienen que ser presentados antes de salir. Como en el teatro, pueden entrar a escena con el carácter que encaje en el relato. Incluso irrumpir. 

En un programa de televisión, los antagonistas son importantes. Pero los antagonistas no siempre tienen que ser el repetitivo cliché de miembros del jurado de un talent show. Como en el teatro, los personajes-contrapunto se pueden hacer a medida... y desmedida. ¡Hay que crear personajes más complejamente propios!

En un programa de televisión, los aplausos son los créditos finales. Sin embargo, el trajín de los audímetros y la prisa, a veces, no permiten ni siquiera un buen colofón que anime al espectador a quedarse expectante hasta el desenlace de la siguiente emisión. Como en el teatro, donde el patio de butacas espera emocionado ese último guiño justo antes de la bajada del telón.

En un programa de televisión, el decorado no siempre tiene que ser una pantalla de led tan gigante como intercambiable. Como en el teatro, la autenticidad se cimenta con la fusión del atrezo de cartón-piedra, la luz... y ya, si eso, las pantallas. Es la manera de crear un concepto escénico propio.

Y, como en el teatro, que esa escenografía esté pensada para estimular y amplificar las posibilidades del guion del formato televisivo, ya sea un programa, una serie o un telediario... Vamos, que coordinada con el equipo de realización, guion y dirección sirva para enriquecer la historia con su iconografía particular, sus puertas de entrada y, si hace falta, sus pasadizos secretos de salida. Todo es posible para desafiar el interés del espectador con esa autoría que propicia historias magnéticamente imborrables.

"Gracias a todo el colectivo teatral, que es primo hermano nuestro". Así terminó Buenafuente la entrevista a la actriz y directora Blanca Portillo. Ni primo, ni hermano, si los programas de Buenafuente respiran una calidad y calidez diferente es porque jamás han malentendido aquello de "la televisión es puro teatro"... han comprendido el gran, imaginativo, minucioso, osado y libre sentido de la palabra TEATRO. 

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