OPINION

La Voz después de Telecinco: los pasos a seguir por el exitoso talent show para brillar en Antena 3

Bisbal en La Voz Kids, 2018
Bisbal en La Voz Kids, 2018

Antena 3 ha arrebatado los derechos de La Voz a Telecinco. A partir de la próxima temporada, el talent show de las rojas sillas giratorias cambia de cadena y, también, deberá dar un impulso a su mecánica, pues ya sufre un cierto desgaste tras tantas ediciones en Mediaset, de adultos y niños, a la que se ahora se suma otra senior, que también emitirá Atresmedia.

Antena 3 debe encajar La Voz en su tono de cadena, que no es el mismo de Telecinco, con un público que demanda una mejor realización del producto. Para empezar, el primer reto que tienen en Atresmedia está en dotar a la versión española de The Voice de una escenografía a la altura del formato internacional. Ya no vale tres paneles y unas pantallas de led.

Hasta ahora, los escenarios de La Voz en España han sido pobres y caóticos visualmente. No han estado a la altura de ediciones de países de nuestro entorno. Incluso las famosas sillas, que son icono del concurso, no parecían tan espectaculares como en otras versiones del talent show. Esto Antena 3 lo tiene que remediar. Porque, tras tantos años de éxito, no basta sólo la voz de los cantantes, también es crucial el envoltorio de cada actuación para generar un apoteósico acontecimiento mediático.

Y para construir un buen acontecimiento mediático es más importante de lo que parece la figura del presentador o presentadora. La Voz en Antena 3 debería sorprender con un fichaje que no esté en las quinielas previas.

El programa ganará si el formato es conducido por un maestro de ceremonias que nadie se espera. Eso sí, como el show cuenta con galas en directo, el programa necesita un conductor con tablas pero no necesariamente pegado a los programas de entretenimiento. ¿Una presentadora con reputación en la radio o en la música? ¿Una actriz? ¿Un cómico? Elijan quien elijan, en este caso, está claro que la mejor televisión suele ser la que no se define desde la decisión obvia.

Y, en esa huida de lo obvio, el programa debe realizar un trabajo de enriquecimiento del repertorio musical, a veces muy repetitivo. Ese es otro de los factores que propician cierto desgaste de La Voz: la forma de presentar a los participantes empezaba a hacerse repetitiva. De hecho, eran más personajes que artistas.

En Antena 3, quizá, se debe huir de la historia personal de cada aspirante para primar más el espectáculo musical en sí. Es crucial una buena dirección artística que consigue que brille más el talento de cada candidato y, por tanto, sea más fácil dejar asombrado a cada espectador a través de números que potencian la sensibilidad del visionado. No obstante, en España la televisión se ha olvidado por completo de la importancia de la figura del director artístico, que coordina una buena puesta en escena para engrandecer la experiencia del espectáculo.

Aunque, sobre todo, el principal protagonismo de La Voz recae en los coaches. Los nombres del jurado que ocupen las sillas rojas serán los que vendan o no el programa, los que despierten un interés extra por la nueva etapa de este concurso.

La Voz en Telecinco puso el foco en artistas más pegados al cliché del flamenquito, pues son estilos que casan con el público que sustenta la programación de Mediaset. Sin embargo, Antena 3 debe abrir el abanico y apostar por artistas que representen la diversidad de la música que se consume -que ha cambiado mucho desde finales de los noventa-. Su imagen de cadena, junto con la poderosa marca de La Voz, es un aliciente que facilita conseguir estrellas de nivel. Con El Número Uno, Atresmedia logró reunir a Ana Torroja y Miguel Bosé en un jurado.  Pero también existen carismáticos artistas por descubrir en la tele que triunfan, cada semana, en los festivales que pueblan nuestra España. 

Ahora el canal del tres debe buscar ese caché de estrella de la música que, a la vez, derrocha espontaneidad delante de la cámara. En Telecinco, Alejandro Sanz o Laura Pausini demostraron su naturalidad en un formato que cuenta con una poderosa mecánica.  Todo un movimiento estratégico empresarial, pues La Voz define el éxito de la televisión que viene: la batalla se juega en las ideas. Un programa de música no funciona si no se sustenta en una buena idea, que lo hace diferente e irrepetible. Y la idea de La Voz, la silla que no te deja ver al artista y sólo gira si crees en su capacidad vocal sin prejuicios físicos, es de las más poderosas de la historia de la televisión.

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