OPINION

'OT' se despega de la realidad: la avaricia del alto precio de las entradas a los conciertos

Concursantes 'Operación Triunfo 2017'
Concursantes 'Operación Triunfo 2017'
Concursantes 'Operación Triunfo 2017'
Aprovechar un fenómeno televisivo antes de que se agote.

Las entradas de los dos conciertos de Operación Triunfo, en Barcelona y en Madrid, están a la altura de un pase para disfrutar de un gran show de Beyoncé. Entre 42,5 euros a los 180 euros. Un precio escandaloso y contradictorio para el tipo de público joven que ha fidelizado el programa de TVE.

La discográfica Universal, junto a Live Nation, organizadores de los conciertos, han debido ver filón con el revuelo en redes sociales que genera OT. Hace tiempo que no surgía de la televisión un fenómeno de fans de estas características y se pretende sacar el mayor rédito posible con la ilusión de unos concursantes aún sin caché

Si Beyoncé, Adele o Lady Gaga son estrellas internacionales que llevan una puesta en escena espectacular para propiciar una experiencia global -auditiva, visual y sensorial- que hace que la inversión económica sea comprensible y lógica, el gesto del coste de las entradas del concierto de OT no entronca con el sentido del formato de una cadena pública.

Al contrario, los desorbitados precios de las entradas sólo se justifican como negocio redondo para los organizadores. Estos dos eventos no contarán con grandes alardes escenográficos, sólo con el candor de unos cantantes novatos, que no patalean por un gran sueldo y que están ilusionados por actuar ante unos fans. Fans también ansiosos por sentir cerca a sus ídolos de Youtube (porque OT2017 ha crecido en Youtube).

La base del éxito de Operación Triunfo 2017 está en que ha conseguido contagiar ilusión a la sociedad con personas que transmiten verdad cercana, querible y reconocible. Sin embargo, paradójicamente, el coste de la entrada de estos conciertos, que serán el colofón de esta edición del concurso, supone un fin de fiesta despegado a la realidad.  

En vez de plantear estos conciertos como una celebración conjunta con la gente, con estos desorbitados precios da la sensación de que se pretende exprimir al máximo a estos jóvenes artistas antes de que el boom por el programa se esfume tan rápido como apareció. 

Aunque, sobre todo, el precio de las entradas define que OT ya se ha topado con la vieja industria discográfica, que sigue viviendo en otro tiempo. Aquel tiempo en el que era mejor pegar el pelotazo cortoplacista antes que hacer a la gente partícipe de un contenido para que, así, se sembrar fieles a ese contenido en el largo recorrido. Y justo eso es lo que estaba consiguiendo Operación Triunfo 2017. Hasta ahora, claro.

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