OPINION

Por qué debemos estar agradecidos a 'OT 2017'

Amaia, Agonei, Mireia, en la firma de discos
Amaia, Agonei, Mireia, en la firma de discos
Amaia, Agonei, Mireia, en la firma de discos
Amaia y Agonei firmando discos... en 2017.

El poder de la televisión sigue intacto. Parecía imposible, pero Operación Triunfo ha vuelto a conseguir atraer a un numeroso público joven a la música made in Spain y. también, a la propia TVE. Un hecho que han evidenciado las multitudinarias firmas de discos que se han llevado a cabo este sábado con los concursantes y que han movilizado a miles de personas en centros comerciales de Madrid, Barcelona y Valencia.

Muchos espectadores del programa, adolescentes en su mayoría, acudiendo a comprar un disco de versiones de canciones cantadas en galas televisivas. Un disco físico. En 2017. Como si estuviéramos en 2001. Todo, de nuevo, por obra y gracia de Operación Triunfo, un formato que parecía irreversiblemente desgastado pero que, sin embargo, ha vuelto a fidelizar a un público enorme, como no logra, por ejemplo y pese a su éxito, La Voz, que no da tiempo a conocer a los artistas.

Porque este OT, más que nunca y con las redes sociales como perfectas aliadas, está logrando mostrar la evolución de sus participantes como si de una teleserie adolescente se tratara. Una teleserie que se retransmite de lunes a domingo en YouTube y donde, además de aprender con las clases de la academia y disfrutar con la evolución musical de estos incipientes artistas, los espectadores son también testigos de tramas afectivas que ocurren ante las cámaras pero también fuera de ellas, en un dormitorio al que no accedemos y que es esencial para la intimidad de los concursantes. El resultado es que, cada día, el juego en Twitter consiste en pillar detalles ante las cámaras que sean elocuentes sobre lo que pasa cuando estas se apagan.

La experiencia, por tanto, está resultando adictiva para un público que crece poco a poco cada semana y en la que el ingrediente estrella vuelve a ser el mismo que en aquel OT primigenio de 2001: la conexión con un grupo de chicos y chicas muy jóvenes, con alto grado de inocencia y muy vírgenes en materia musical e industrial. Ver sus caras en su primera salida de la academia al encontrarse con cientos de fans gritando su nombre no tiene precio.

OT ha resucitado el fenómeno fan. Un ilusionante fenómeno fan, ya que se identifica con referentes que representan la diversidad, el esfuerzo y el aprendizaje de unos y otros. Un fenómeno fan constructivo que no se veía desde hace años en la televisión nacional y que evidencia la fortaleza de un formato que acerca la música y la televisión a los más jóvenes. Choca verles en 2017 cantando en coro Eres tú de Mocedades mientras hacen cola para tener su CD firmado. Una canción ¡de 1973! que muchos de ellos jamás habían escuchado antes. Sin duda, es gratificante. Ya sólo por incorporar esa cultura musical debemos estar agradecidos a OT.

Ahora habrá que ver cómo van asimilando este chute de energía los concursantes gracias a los fans. Porque, este fin de semana, estos jóvenes talentos han descubierto que tienen fans. Muchos fans. Alguna de estas acérrimas fans incluso han llevado a la firma de discos San Jacobos a Aitana, porque saben que le gusta mucho este manjar del fritanga, porque saben casi todo de estos chicos. Al final, viven en el día a día con ellos.

Aitana asombrada al recibir un San Jacobo de un fan.
Aitana asombrada al recibir un San Jacobo de un fan.

OT ha sabido conectar con las nuevas generaciones. Es más, ha incorporado la esencia de la televisión tradicional a la flexibilidad de las nuevas plataformas, donde hoy está su audiencia potencial. También en la propia firma de discos, que se ha emitido en directo por Youtube a través de versátiles emisiones con móviles. Así son los nuevos tiempos.

Las audiencias televisivas son muy diferentes que en 2001, las mediciones de los audímetros son más complejas y no están aún bien adaptadas a los nuevos consumos multipantalla y multisoporte, en los que ya la televisión no es un tótem estático en el salón de casa. Además, existe más oferta audiovisual que nunca a sólo un clic del ordenador, el móvil o la tablet, pero hay un factor que nunca cambiará como atrayente magnetismo de la televisión se vea como se vea: que se logre transmitir sin fisuras una verdad con la que el espectador se identifica e ilusiona.

Y esto lo ha conseguido, contra todo pronóstico, OT2017 tras regresar de un necesario descanso y lograr el más difícil todavía: que las nuevas generaciones se enteren de que tenemos una televisión pública capaz de invertir en un programa que conecte con ellas, retrate su talento y diversidad y hasta las enseñe y enriquezca a través del entretenimiento.

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