Twitter ha incorporado la posibilidad de publicar notas de voz en lugar de un mensaje escrito. La red social de la conversación más instantánea quiere ser más versátil e indaga en nuevas fórmulas para evolucionar la interacción entre sus usuarios. Así, los 'tuiteros' tienen más opciones creativas con las que participar (y jugar) en su día a día viral.
Pero, además, los 'tuits' de audio son una oportunidad táctica para bajar la intensidad creciente del debate que arrastra el día a día de Twitter. En la escritura abreviada de un comentario en esta plataforma se pierden muchos matices. Incluso puede sonar más tosco un comentario sin más en plena pasión de una discusión. Lo que radicaliza la opinión de los participantes en vez de dar margen a acercar posiciones.
Al final, concentrar en muy pocos caracteres una idea e incluso una denuncia ayuda a la polarización social en la que nos estamos sumergiendo. Y, en este choque, tienen cierta culpa las redes sociales que capitalizan su éxito en la rapidez con la que se comparten estados de ánimo y, a la vez, se consumen. Y en controversias vehementes es más difícil empatizar con los demás a través de una escritura resumida. En cambio, escuchar la voz de una persona es encontrar todas los rincones y texturas de la argumentación. Lo que convierte al intercambio de ideas en más próximo y menos furioso.
Con las notas de voz, Twitter da un paso necesario para dotar de mayor humanidad a los mensajes. En cualquier conflicto es importante humanizar al enemigo y eso se logra a través del diálogo que intenta aprender a escuchar al prójimo. Pero los mensajes del texto en tiempos de efervescencia no suelen acercar posiciones. Se escribe más para creyentes y reafirmar ideas propias que para ilustrarse con lectores críticos.
Ahora sólo falta que los usuarios se atrevan a utilizar las notas de voz. El handicap está en que, por lo general, da más vergüenza lanzar públicamente un mensaje verbal que escribir unas palabras. Para animar al uso, será importante que empresas y personalidades aprovechen esta herramienta. En las compañías del sector audiovisual se abre una interesante vía para conectarse con la ciudadanía a través de acciones con voces de sus referentes. Te puede hablar en Twitter la voz de tu actor favorito o desafiar el insaciable juez de un talent show.
Otro problema está en que el audio no se puede leer a golpe de vista y el uso de las redes sociales funcionan principalmente al galope visual. Por eso mismo, los bulos se expanden con tanta sencillez en ellas: el usuario consume impactos a tal velocidad que es fácil picar en el anzuelo de la desinformación o el mensaje incendiario, pues la pasión gana a la razón.
Como consecuencia, se promueve más lo que ofende que lo que aporta y, así, hasta se publicita aquello que se denuncia. Las cuentas más polémicas y demagógicas suelen multiplicar sus seguidores con más rapidez que las honestas. Paradojas y contraindicaciones de la época de comentar todo en tiempo real. Y ahí Twitter intenta poner remedio con diferentes medidas y abre una puerta con la posibilidad de abrir micrófono en cada perfil para comunicarnos con un poco más de naturalidad. Y descartar a los valientes justicieros en redes que, a la hora de la verdad, no se atreven a mostrar su voz. Tal vez, en el fondo, ni existan.
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