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El verano en el que Pepe Álvarez fue el verdadero gurú

Pepe Álvarez
Pepe Álvarez, secretario general de la UGT 
Europa Press

Dentro de poco se cumplirán doce meses de aquel grito desgarrado “que se vayan a hacer puñetas, vamos a disfrutar del verano; que es nuestro”, que Pepe Álvarez, secretario general de la UGT, pronunció en los primeros días de julio de 2022, cerrando bocas a los agoreros económicos que advertían de que llegarían curvas en el otoño. La recomendación de Álvarez -irrefutable para muchos- representaba mejor que nada la desidia y el hartazgo post pandémico que recorría a los españoles hace un año, cuando haciendo oídos sordos a las amenazas de frenazo económico apostaron por hacer maletas, creerse eso del ‘carpe diem’ y a ayudar con este comportamiento justo a que los peores pronósticos fueran descartados… hasta el día de hoy.

En las últimas semanas hemos visto revisiones a mejor de las expectativas para la economía española y a la baja para la inflación, apoyadas en unos datos de empleo fuertes con incremento de la afiliación. En paralelo,  persisten los efectos ‘positivos’ para las familias de la pandemia -el incremento de la riqueza-.

Así, el Banco de España cuantificaba hace pocos días en 50.000 millones el ahorro ‘extra’ que conservaban los españoles de los días de encierro y de libertades limitadas cuando gastar, aunque se quisiera, era difícil. Son activos líquidos -disponibles para utilizarlos cuando se desee- que, aunque la institución que gobierna Pablo Hernández de Cos duda de que se vayan a usar para el consumo, ofrecen un respaldo para ser menos cuidadosos que en otros ciclos en los que la economía mermaba el poder adquisitivo.

A estas alturas, con la inflación de lo más básico disparada y los tipos de interés encareciendo las cuotas hipotecarias, no sería raro que los consumidores estuvieran sumidos en un mar de dudas. Pero existen indicios de que el espíritu de Pepe Álvarez no ha desaparecido del todo… que ya habrá tiempo para preocuparse cuando de verdad la tormenta arrecie. Por el momento, da la impresión de que otra vez “el verano es nuestro”, aunque haya elecciones; lo que ha demostrado que es bueno para la economía.

Algunos economistas reconocen que los datos de consumo son confusos para definir claramente si hay debilidad o fortaleza y no están cómodos a la hora de afirmar si el ‘efecto hartazgo’ que dejó el covid estaría todavía afectando al moderar el nivel de alerta económica de las familias. En las cifras de contabilidad nacional del primer trimestre, el gasto en consumo final de los hogares se redujo un 1,3% intertrimestral, en su segunda contracción consecutiva (-1,7% en último de 2022). Pero, en paralelo, los españoles continúan endeudándose para consumir. En abril, un mes en el que se desplomó la contratación de hipotecas, sin embargo, los volúmenes de crédito al consumo se mantuvieron estables.

Con datos del Banco de España, en abril se contrató financiación de este tipo por 2.241 millones; un nivel muy similar al de abril de 2022 -2.211 millones- y bastante en línea con febrero y enero, donde se rebasaron los 2.300 millones. En marzo la cifra fue incluso más alta: 2.800 millones, por lo que no parece que haya miedo a endeudarse para consumir o mejorar. De hecho, los fondos obtenidos se estarían utilizando -si los clientes no mienten cuando los suscriben- para reformas en el hogar, electrodomésticos, compra de vehículos y en menor medida para otros gastos familiares como eventos o celebraciones. Los datos de gasto con tarjetas tampoco se reducen, aunque sí se detecta una moderación del crecimiento.

Según el monitor del consumo de Caixabank Research, en mayo la actividad de tarjetas españolas cerró el mes “con un avance del 5% interanual (7% en abril), confirmando una moderación del crecimiento del consumo nominal muy generalizada (en los diferentes canales de pago y sectores)”, señalan. “Continuamos considerando que las tasas de crecimiento que muestra actualmente la actividad de tarjetas estarían apuntando a un estancamiento del consumo en términos reales”, recalcan; pero todavía no se produce una caída.

Caben diversas explicaciones a la resistencia del consumo dentro de nuestra fronteras. María Jesús Hernández, economista senior de Funcas, señala a factores como el gasto de los extranjeros en el caso de las ventas minoristas. Respecto al crédito al consumo, Hernández abre la puerta también a otras interpretaciones menos optimistas, como que se esté contratando para “mantener el nivel de gasto”. Es decir, para compensar la pérdida de poder adquisitivo provocada por el mayor coste de las hipotecas y la inflación. Pero a la vez tampoco descarta que se esté prolongando en el tiempo la mayor propensión al gasto vista tras la pandemia... y que eso prolongue la aparente fortaleza de la economía.

¿El desenlace? Hernández cree que en los próximos días pueden llegar pistas que resuelvan la incógnita. La primera, en el dato final de contabilidad nacional del PIB del primer trimestre, que publicará el INE el próximo viernes 23 de junio. No se descarta que se produzca una revisión a mejor de la cifra de consumo final de la estadística avanzada a finales de abril y la economista de Funcas reconoce que fue una sorpresa que entonces no se mejorara el dato del cuarto trimestre de 2022.

La segunda pista llegará pocos días después, el 28 de junio, con la encuesta de presupuestos familiares de 2022, que dará visibilidad sobre si realmente las familias españolas gastaron más o no el año pasado, despejando las dudas razonables que muestras las cifras de contabilidad nacional.

Si Tezanos no se ha equivocado, el último Barómetro del CIS habla de que la preocupación de los españoles por la crisis y el paro se está moderando. Sea por el ciclo electoral, sea por el efecto ‘carpe diem’ de que bajo ningún concepto hay que perder el verano, esa postura es positiva para la economía española, aunque no despeja si las sombras esta vez sí que llegarán el próximo otoño. Merecería la pena preguntarle a Pepe Álvarez cómo lo interpreta este año.

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