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Sabadell vs BBVA y la revancha del último superbanquero

El nuevo CEO de Banco Sabadell, César González-Bueno, junto a Josep Oliu y Jaime Guardiola.
El actual CEO de Banco Sabadell, César González-Bueno, junto a Josep Oliu y Jaime Guardiola tras aprobarse e l relevo
Banco Sabadell

Ni en los negocios ni en la vida se suele olvidar cuando alguien te hace un desprecio como BBVA al Sabadell en 2020. El banco que preside Carlos Torres se negó entonces a abrir la mano y poner sobre la mesa una oferta suficientemente atractiva por la entidad catalana, que convenciera a los accionistas y que no oliera a un ‘rescate’ por la puerta de atrás.

Banco Sabadell no pasaba por su mejor momento. En plena pandemia de covid, con el peso de haber fallado a la hora de saber rentabilizar la compra del británico TSB y arrastrando el ‘toque’ de atención de la European Banking Authority (EBA) a su solvencia en 2018, aquel ‘feo’ provocó una revolución en la primera línea de fuego del banco, que llegó a valer menos de 2.000 millones en bolsa en otoño de 2020.

Tras estabilizar el capital y hacer el trabajo incómodo, salieron el consejero delegado (Jaime Guardiola) y el director financiero (Tomás Varela) y Josep Oliu se reivindicó como el aval de cara a los accionistas con la promesa de conseguir que Sabadell volviera a ser rentable. Cuatro años después lo es y ha convencido al mercado de ello, la senda del ROE es ascendente, TSB carbura... y ahora BBVA valora a su competidor en algo más de 12.200 millones, mucho más que en 2020, pero justo su valor tangible teórico contable, ni más ni menos.

No le voy a engañar. No sé lo que van a hacer el consejo y Josep Oliu (si me llama, se lo cuento), pero para poner un broche de oro a su larga presidencia en Sabadell iniciada en la época de Emilio Botín y Francisco González, parece necesaria una cierta resistencia. No en la línea de Pedro Sánchez -que es de manual-, sino capaz de poner en valor el trabajo del anterior y del actual equipo de Sabadell. González Bueno y Leopoldo Alvear (ambos curtidos en procesos de fusiones bancarias) saben gestionar estas situaciones. Sin reventar la oferta (o sí) parece evidente que hay margen para responder (incluso obligación pensando en 2020).

No es Banco Sabadell, sino BBVA el que tiene prisa. El paso de los meses -y un ciclo de tipos de interés inesperadamente alcista- han acelerado el motor del de Sant Cugat, que se ha ido reforzando y capacitando para competir en soledad a medida que subía en bolsa desde el averno de 2020 y tras un duro trabajo con el que realmente sólo se ha ‘quitado el castigo en bolsa y acercado a su valor contable. La oferta de Torres ha venido a poner un techo a esa subida al ligar ambas cotizaciones con la ecuación de canje propuesta (una acción propia de nueva emisión por cada 4,83 de Sabadell), pero el que ahora está cuestionado es él.

Estos cuatro años y el crecimiento en valor y beneficios de Sabadell parece que dejan claro que BBVA dejó pasar una gran oportunidad de compra en 2020. Es difícil calibrar si le habría sacado el mismo jugo que González-Bueno, pero es evidente que existía valor en el banco y que Josep Oliu tenía razón cuando no tiró la toalla y dio un volantazo. Por el contrario, BBVA se inclinó por crecer en Turquía y por invertir en recompras de acciones parte del dinero logrado con la venta del negocio en Estados Unidos, que modificó su perfil de riesgo, y que no todos los analistas han apoyado.

Con muy poca presencia en Reino Unido, el TSB, que todavía no ha tomado velocidad de crucero, BBVA con su fusión gana perímetro en la City, además de tamaño en España. El BBVA necesita cerrar una buena operación para demostrar su capacidad para realizar adquisiciones (Torres lo tiene pendiente) y si Banco Sabadell subía mucho más en bolsa la dilución iba a ser muy alta. Hacer pública una carta confidencial un día festivo da algunos síntomas de urgencia… y Josep Oliu lo debe tener en su retina.

Rendir armas a la primera quizás no haga justicia a todo el trabajo de Banco Sabadell en los últimos años

BBVA se juega más que Sabadell en que la oferta salga adelante. La balanza se ha dado la vuelta respecto a 2020 y no hay nada más interesante que un ‘opado’ que se resiste. Rendir armas a la primera quizás no haga justicia al trabajo del catalán en los últimos años, y el canje propuesto por BBVA parece más una meta sólo a 12 meses vista que un objetivo a largo plazo para Sabadell. De hecho, el precio objetivo del consenso de analistas (1,93 euros a un año) establece el valor teórico de la acción de Sabadell no demasido lejos de la cotización del BBVA (2,26 euros en la ecuación de canje del 29 de abril y 2,04 en la de este jueves).

Como se ha escuchado mucho estos días en el Mutua Madrid Open… “sí se puede”. Y el Sabadell se lo ha dicho muchas veces en los últimos años. Este set habría que ganárselo a Torres y con él, Josep Oliu apuntarse otro partido de 'grand slam'. Tal vez (ya se verá) el último en su larga carrera como superbanquero.

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