Opinión

Emergencia energética

Teresa Ribera
Emergencia energética.
Europa Press

El precio de referencia de gas en Europa ha subido un 30% las dos últimas semanas hasta 130€/MWh. La planta licuadora de Freeport en Texas tuvo un accidente y está fuera de servicio. Por esa planta salía el 20% de las exportaciones de gas de EEUU y la mayoría iban a Europa. Mientras esa planta no se ponga en marcha de nuevo la tensión de precios en Europa continuará. Ahora es verano y la demanda de gas es menor pero frena la capacidad de los países para recomponer los inventarios para el invierno. Al haber más oferta en EEUU, el precio del gas se ha desplomado allí un 30% hasta niveles previos a la invasión de Ucrania.

Pero la causa más preocupante es que Putin ha cortado buena parte del suministro de gas a Alemania por el gaseoducto Nordstream. La Cumbre Europea del pasado viernes se dedicó principalmente a Ucrania y a la energía que son causa efecto. Se le ha encomendado a la Comisión coordinar un plan de emergencia europeo, flexible para que sea adaptable a los países que tienen mercados de electricidad muy heterogéneos.

El ministro de economía alemán salió por televisión y les dijo a los alemanes que el gas es un bien escaso y que pasaban a nivel de alerta 2 de emergencia energética. Europa está en guerra con Rusia, aunque los europeos vemos la guerra por televisión. Pero estamos viviendo cosas que hacía muchas décadas no nos afectaban. Putin sigue avanzando en el sur de Ucrania y sólo le queda conquistar el Donbass para cerrar el acceso al mar, lo cual haría que Ucrania sea una economía inviable que no podría exportar su gran producción de alimentos. Cuando acabe la guerra seguirá necesitando el gas y el petróleo ruso para subsistir durante muchos años.

Tras la caída del muro de Berlín la Realpolitik europea se basó en dos pilares: depender del gas ruso como respaldo de la energía eólica y solar en la transición climática y depender de las importaciones chinas de buena parte de la cesta de la compra de los consumidores y de las cadenas de valor de las empresas industriales. Los dos pilares se han caído con la pandemia y tras la salvaje e ilegal invasión de Putin en Ucrania.

Europa se tiene que reinventar y reducir su dependencia de China y de Rusia que han demostrado no ser dos socios fiables. EEUU lidera la guerra de Ucrania pero tiene el gas a 6 dólares y son autosuficientes. Los europeos dependeremos de Putin por años y tenemos el gas a 130 euros. Y en África hay ya escasez de alimentos y los que llegan a están a precios inaccesibles para la mayoría de la población. Lo que vimos el pasado viernes en la valla de Melilla es sólo la punta del iceberg de lo que está por venir el próximo año. Murieron 18 africanos que huían de la pobreza y la guerra la está incrementando. Descansen en paz.

El tiempo es una variable determinante en economía, como nos enseñó John Keynes en 1936. Su maestro Alfred Marshall, en 1890 definió el corto plazo cuando no se puede cambiar ningún factor de producción, el medio plazo cuando se pueden cambiar sólo una parte de los factores de producción y el largo plazo cuando se pueden cambiar todos los factores de producción.

Europa tienen una Agenda 2030 a largo plazo bien definida que se debe mantener ya que el desarrollo de energía renovables, incluyendo el hidrógeno verde, daría seguridad suministro y reduciríamos a su mínima expresión la dependencia de Putin. Pero como sentenció Keynes; “a largo plazo, todos muertos”

Putin ha provocado el caos pero EEUU y Europa no están facilitando una salida.

Los líderes europeos han activado un plan de emergencia de corto plazo, pero el plan de medio plazo se debe adaptar la nueva realidad geopolítica. Quieren reducir la emergencia del gas mientras mandan armas a Ucrania para prolongar la guerra y les abren las puertas para entrar en la Unión. Es como sorber y soplar al mismo tiempo.

Las guerras son un dilema del prisionero y la solución óptima al dilema es cooperativa. Putin ha provocado el caos pero EEUU y Europa no están facilitando una salida. Y al toro cuando no le dejas salida te embiste la femoral. Es el momento de la diplomacia como pide Henry Kissinger. Un alto el fuego en Ucrania dejaría cicatrices por décadas, como en Corea del Norte y del Sur. Pero pararía este camarote de los hermanos Marx en el que nos encontramos. Eso sería compatible con proteger a Ucrania bajo el paraguas de la Unión Europea y mantener una posición fuerte y beligerante contra Putin para evitar que vuelva a invadir más territorio ucraniano o más países ya miembros de la Unión.

En el medio plazo hay que huir del relato y pasar a los hechos. Por principio no se puede desconectar ninguna central sin tener una alternativa segura ya instalada. La forma más barata de producir electricidad es el sol y el viento y la principal amenaza en estos momentos es la burocracia. En España hay cientos de plantas eólicas y solares que ya tienen el dinero para realizar la inversión desde hace años pero les falta alguna autorización administrativa del ministerio, la comunidad autónoma, el ayuntamiento o algún juzgado local.

La siguiente prioridad es no cometer errores derivados de la presión social. Australia cometió el mismo error que pretendía la ministra Teresa Rivera y sus asesores. Ante la subida de los precios de la electricidad, puso un tope legal al precio sin ningún tipo de compensación. Llevan dos semanas con las centrales de gas paradas por qué el precio no cubre ni el coste de producir. Esta lección es lo primero que enseñamos a los alumnos de economía el primer día que llegan a la facultad.

En España por fortuna estamos en Europa y la Comisión Europea presionó para que el tope del gas español esté bien diseñado. La oferta y la demanda se encuentran libremente en el mercado y cuando el precio supera un nivel se genera una compensación automática para que las centrales de gas funcionen. Los gasistas, no las empresas eléctricas, cobran esa compensación que la pagamos entre la mayoría de consumidores. Eso evitará repetir el sistema que diseño el PP en 1997 para bajar artificialmente la inflación y poder entrar en el euro y que luego acabó generando un déficit de tarifa enorme que pagarán nuestros hijos en deuda pública.

Pedro Sánchez traumado tras el desplome de su partido en Andalucía, que se empieza a contagiar a las encuestas en toda España ha reaccionado con medidas para bajar el IVA de nuevo y dar un cheque a las familias más necesitadas. Dos buenas medidas pero no resolverán la crisis energética. Consciente de ello vuelve a buscar a las empresas energéticas como chivo expiatorio anunciando un impuesto del que ni ha dado ningún detalle.

Y Núñez Feijóo que ve como sin hacer nada sube con fuerza en las encuestas, se está dejando llevar como Rajoy en 2011. Cuatro meses lleva en Génova al mando del PP y nadie sabe que opina de la crisis energética. Si mañana Sánchez no estuviera en Moncloa y llegará él, la crisis y los problemas de los españoles serían los mismos. Y ya no vale la milonga de que el PP gestiona bien la economía. El rescate que pidieron en 2012, sus subidas masivas de impuestos, su reforma laboral y sus recortes brutales de gasto público provocaron que un millón de españoles perdieran su empleo ese año. Y su impuesto al sol y los incumplimientos de contratos internacionales provocó que España fuera un país no invertible y perdimos cinco años en la transición energética que hoy habría reducido mucho nuestra dependencia del gas y el precio de la electricidad.

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