En mi molesta opinión

Felipe González vs Rodríguez Zapatero: ¿y usted a quién 'entiende' más?

Felipe González vs Rodríguez Zapatero: ¿y usted a quién “entiende" más?
Felipe González vs Rodríguez Zapatero: ¿y usted a quién “entiende" más?
EFE

Aunque ambos hayan sido presidentes del Gobierno con el apoyo del PSOE, entre Felipe González y Rodríguez Zapatero hay muchas diferencias, añadiría que también hay grandes discrepancias, incluso intelectuales. Pero no voy a ser yo quien se dedique a compararlos porque me parece un ejercicio de masoquismo político y conceptual que no estoy dispuesto a sufrir. Además, no es fácil saber lo que piensa Zapatero porque es una persona que cambia mucho de opinión, como él mismo ha reconocido. No sólo el lunes pasado cuando Carlos Alsina en Onda Cero le pilla en un renuncio y el expresidente pone cara de Bambi acorralado y echa mano de evasivas para justificar lo que no puede demostrar porque las evidencias le contradicen.

También cambia de opinión Zapatero cuando intenta echarle un capote a su ‘álter ego’, Pedro Sánchez, y se mimetiza tanto con la presunta amnistía que parece que sea él quien la inventó y el encargado de defenderla para garantizar la felicidad de los españoles y conseguir el perdón de los independentistas. Ya sólo le faltó meterse en el lío de 1936 y poner de ejemplo a Azaña que amnistió a Companys; no sólo a él porque no era una amnistía hecha a la medida, abarcó todos los delitos políticos de 1934. Además, Azaña ganó las elecciones incluyendo la amnistía como primer punto de su programa electoral. Circunstancias políticas que no ha cumplido Sánchez ni está previsto que lo haga. Que conste, aunque no sirva de mucho, que Rodríguez Zapatero me cae bien, me parece una buena persona pero con muchas ideas equivocadas y dispuesto a pregonarlas.

Pero vayamos a Felipe González que es quien de verdad me preocupa. Sobre todo por lo que dijo ayer en Antena-3 en la entrevista que le hizo Susanna Griso. Lo cierto es que dijo muchas cosas: “Rectificar es de sabios y de necios hacerlo a diario”. “Se puede cambiar de opinión, pero no por las razones que se están dando con la amnistía”. “Los gobiernos tienen que ofrecer previsibilidad para generar seguridad jurídica”. “Tarradellas sí que fue un verdadero exiliado”. “Lo que se pide ahora es que se reconozca que el independentismo hizo lo correcto y lo que hizo el Estado español era represivo e incorrecto”… y un largo etcétera que cabría escuchar y subrayar con mucha atención, especialmente desde La Moncloa.

La entrevista a González duró unos veinte minutos, y en ella habló de todos los problemas nacionales e internacionales, pero la palabra que más veces se escuchó en sus labios fue “convivencia”: “No se carguen la convivencia ni unos ni otros (…)”; “no se rompe España pero sí se puede estropear la convivencia (…)”; “tengo una edad en la que no espero nada ni quiero nada sólo que todos preserven la convivencia(..)”; “la convivencia en España la estropean desde arriba, los líderes, no desde abajo la sociedad(…)”. No le falta razón a González, ya que los españoles se muestran cada vez más polarizados y empiezan a estar más molestos y enojados por la presión y el interés espurio de los políticos. La concordia que exige el expresidente afecta a todos los partidos, pero especialmente a los líderes socialistas que son los que están intentando llegar a un acuerdo con los separatistas. Para González no sólo es importante alcanzar una investidura, también hay que aspirar a una buena gobernanza sin rebajar ni poner en peligro la democracia ni el Estado de derecho.

Es cierto que Pedro Sánchez también ha utilizado el termino convivencia para referirse a la amnistía como un eufemismo que pueda “convencer" a la sociedad de que el pacto con Puigdemont es un bien social y no un interés partidista para alcanzar unos votos imprescindibles de cara a la investidura. Y esa estrategia es la que iremos viendo a lo largo de estas semanas con todo tipo de coartadas léxicas y propaganda. No faltarán términos como generosidad, pacificación, despolitización, responsabilidad, grandeza de espíritu… pero siempre dirigidos a la sociedad española pero nunca al comportamiento poco cívico y algo violento de los separatistas que son los que cuestionan la Constitución y la Leyes y a cambio se ven beneficiados por su deslealtad y afrenta.

Ah, y que conste en acta que en este mismo diario yo también defendí el indulto de Sánchez a los presos del “procès” y me pareció una medida buena y necesaria. Ahora, vamos a dar un doble salto mortal jurídico y puede que la cosa no acabe igual, sino con la cabeza rota y la mano izquierda escayolada. En política lo malo no son las consecuencias del momento, sino los resultados que vendrán en un futuro.

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