Cuaderno de venta

El caos de datos en la CNMV, opacidad del Ibex 35 y desprotección del inversor

Rodrigo Buenaventura, CNMV
Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV.
Congreso

"Nuestra misión es organizar la información del mundo para que todos puedan acceder a ella y usarla". Este mantra que llevó a Sergey Brin y Larry Page a fundar el buscador Google para ordenar la web y democratizar el acceso a los datos es hoy un valor universal y más necesario que nunca más de dos décadas después. Las Administraciones Públicas, en general, y la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CNMV), en particular, deberían tatuarse el mismo objetivo por respeto al ciudadano, al inversor y para evitar fomentar la opacidad en los mercados, algo a lo que contribuyen de vez en cuando los reguladores, ¿a su pesar o por omisión?

La última semana de julio se convierte cada año en el más absoluto caos informativo en el mercado financiero español con todas las empresas cotizadas en bolsa publicando sus informes semestrales a la vez y operaciones corporativas antes de que llegue el inhábil mes de agosto. Por ejemplo, la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) viene denunciando el solapamiento de los resultados de los bancos cotizados, aunque apenas sobreviven seis en 2021 tras la desaparición de Bankia y Liberbank. Es la punta del iceberg de un problema mayor. Entre el pasado martes y viernes, la CNMV emitió 210 comunicados relevantes de empresas cotizadas que lo mismo anunciaban un concurso (quiebra), petición de rescate, modificaban su dividendo o daban a conocer sus cuentas. El problema es que lo hace a través de un único embudo de difusión y con una organización de la información que deja mucho que desear.

El desconcierto es todavía mayor desde febrero de 2020, en el inicio de la pandemia del Covid-19, cuando la CNMV parcheó la manera en que las compañías difunden la información financiera y corporativa clave que deben conocer sus accionistas. Los fallos de usabilidad y conceptualización todavía provocan quebraderos de cabezas a las propias empresas emisoras, analistas, inversores, auditores y prensa. ¿No hubiese sido más sencillo haber consultado a los usuarios antes? Lamentablemente, la falta de escucha es un mal común en los servicios virtuales de lo público en internet como muestran, ejemplos flagrantes, la web Renfe o la app Radarcovid.

Hace menos de dos años, el supervisor presidido entonces por Sebastián Albella -y con su sucesor Rodrigo Buenaventura al frente de la dirección general de mercados de la CNMV- enterró el concepto de “hecho relevante” bajo que el que se difundía toda clase de información clasificada como de impacto para la cotización de una empresa cotizada. En su lugar crearon dos categorías “información privilegiada” (mayor impacto) y “otra información relevante” (todo lo demás) con el loable objetivo de ordenar y clarificar el flujo de comunicados al supervisor. El resultado parece el contrario al que se perseguía y para nada ha solucionado el problema.

En la práctica, los inversores asisten regularmente a un desbarajuste en el que lo mismo se publican unas cuentas trimestrales a través de ambos apartados, o donde tienen el mismo rango de importancia el anuncio de una fecha de presentación de resultados, una nota de prensa de la compañía o una presentación financiera para inversores. Casi todo termina cayendo en el saco roto de “otra información relevante”, que ocupa un segundo nivel en la difusión de la CNMV, porque ni siquiera las empresas lo tienen claro.

Información privilegiada y... engañosa

En cambio, el supervisor directamente esconde a los ojos de los inversores información crítica como la entrada o salida de grandes inversores, consejeros o accionistas de referencia ya que caen en dos apartados distintos: uno de "participaciones significativas y autocartera"; otro más escondido de "notificaciones de directivos y personas vinculadas" que contiene, precisamente, las operativas de los dueños de las cotizadas. Caso aparte son las posiciones cortas sobre las empresas cotizadas. En 2019, la CNMV optó directamente por dejar publicar el porcentaje de inversores bajistas en las empresas españolas con explicaciones poco elaboradas. 

Hay pocas iniciativas que desprotejan más al inversor que quitarle datos relevantes con los que debe tomar sus decisiones. Otra manera de poner palos en las ruedas es no clarificar el tipo de posición en una empresa que tiene un inversor con derivados. Hoy puede aparecer al mismo nivel en las fichas de la CNMV un 'hedge fund' con exposición bajista en su participación que un accionista alcista o estable, lo cual desemboca en otro concepto algo perverso: información engañosa.

También contribuye a la opacidad el formato en el que la CNMV permite la difusión de la información financiera. ¿Hasta cuándo se permitirá subir una imagen en PDF o un PDF no buscable? Es como permitir el envío de un fax o un correo postal en la era digital. ¿Por qué no obliga el supervisor a que se presente un Excel con una plantilla estándar que permita comparar de forma clara e inequívoca los resultados corporativas de cualquier empresa? La CNMV tiene una ardua tarea por delante para solucionar este gran problema, pero para ello no solo debe poner orden en su web, sino abrir sus bases de datos con formatos que puedan ser reutilizados por medios de comunicación o cualquier proveedor de información financiera.

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