OPINION

Cuando Draghi ya no esté: escenario de tipos, política y banca

Luis de Guindos y Mario Draghi
Luis de Guindos y Mario Draghi
ECB / L. I

Guindos y Draghi, Luigi & Mario. Los dos fontaneros de la política monetaria europea separan sus caminos a partir de Halloween. Oficialmente, apenas han compartido 17 meses codo con codo en el Banco Central Europeo (BCE). De oficio, el español y el italiano unieron sus destinos en noviembre de 2011 cuando el primero recibió el mandato de la reestructuración y reforma bancaria en España y el segundo tuvo la misión de proteger la integridad del euro y salvaguardar a algunos países del acoso de los mercados. Se va orgulloso de ello.

Durante estos ocho años, el ex Lehman Brothers y ex Goldman Sachs han mantenido línea directa, sus más y sus menos, debido al rescate bancario que tuvo que pedir España en 2012 a sus socios europeos y que fue administrado por la santísima troika (Comisión, BCE y FMI). Entonces, Guindos ocupaba la representación española ante el Eurogrupo. Draghi acababa de llegar a lo más alto del BCE y, poco después, pronunciaría su famoso sortilegio “Whatever it takes” que salvaría al euro. Y Lagarde, la sucesora en la presidencia, dirigía el FMI, actor protagonista allá donde haya que apagar algún fuego financiero.

Draghi, Guindos y Lagarde se conocen bien, se han reunido en innumerables ocasiones y su confluencia en la cúpula del banco central no parece casual. El escenario que se abre por delante para el BCE no deja lugar a la duda de que vienen tiempos difíciles por delante. A la desaceleración económica se le une un sistema de bancos -el flujo sanguíneo de cualquier economía- que se encuentra al borde a la inanición y dispuesto a comerse a sí mismo aplicando los tipos de interés negativos a los depósitos y cuentas de sus clientes.

Para bien o para mal es el perfecto caldo de cultivo para que se inicie una ronda de concentración y fusiones transfronterizas entre los bancos europeos. No cabe discusión porque no queda otra salida. La situación es insostenible. La rentabilidad debe venir de la transformación digital, reducir estructuras y costes. Lo ha dicho Draghi varias veces este año, pero suena demasiado a una reforma Guindos a la europea. El papel de ex ministro y ex banquero en la futura reordenación del mapa bancario en Europa será crucial e Italia parece el perfecto laboratorio para que se inicie el proceso, todavía con un sector pendiente de sanear y fusionar.

Más política, menos monetaria

La política tendrá más peso que nunca en el futuro del BCE. El próximo 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, Christine Lagarde tomará las riendas del BCE con los tipos de interés en el 0%, el -0,5% a la liquidez que los bancos privados depositan en la institución y un programa de compra de deuda pública y privada (20.000 millones de euros al mes) que le ha dejado preparado Draghi como alfombra roja. La ex ministra francesa es consciente de la división que se encuentra porque ha asistido a las últimas reuniones del banco central.

Lagarde sabe bien tanto como Draghi o Guindos que algunas de las decisiones más importantes con incidencia en los tipos de interés se tomarán en Bruselas y no en Fráncfort. Es la hora de la política fiscal de los gobiernos europeos. Tampoco hay otra salida aquí y el futuro expresidente del BCE lo ha dejado claro esta semana en su última reunión de trabajo. “Ahora, ¿cuál es la relación entre el BCE y los gobiernos? Ahora, especialmente en este momento, en este caso, esta pregunta es bastante importante porque como dije la última vez, lo repito hoy: la política monetaria continuará haciendo su trabajo; así que no piense que la política monetaria simplemente se relaja y deja de funcionar. Pero está bastante claro que con la política fiscal, los objetivos de la política monetaria se alcanzarán antes y con menos efectos secundarios. (...) Entonces, si uno quiere ver tipos [de interés] más altos antes, la política fiscal debería estar activa”. Draghi, dixit.

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