Cuaderno de venta

El riesgo del euríbor y la pírrica victoria de las hipotecas a tipo fijo

Las hipotecas a tipo fijo ya son más contratadas que las de variable.
Las hipotecas a tipo fijo ya son más contratadas que las de variable.
Pixabay

Es una de las grandes mutaciones de la economía española en los últimos años. Y lo es para bien porque aporta resistencia, predictibilidad y elimina riesgos financieros. La contratación de hipotecas sobre vivienda a tipo de interés fijo está superando en este 2021 por primera vez a los préstamos variables. Al cierre de 2020, el 48% del nuevo endeudamiento para la compra de vivienda se originó con intereses fijos para toda la vida del crédito, es decir, sin las variaciones de todos conocidas de los préstamos ligados a índices como el Euríbor. Aunque no lo parezca es una buena noticia para todos: hipotecados, bancos y país. Hay que mirarlo desde el prisma del aprendizaje de los errores y una visión de largo plazo.

La magnitud de este cambio radical sólo es posible explicarla si buceamos en la estadística. En 2010 apenas representaban un 3% o un 7% en 2015, pero poco a poco la proporción ha ido creciendo de forma acelerada hasta el 23% (2016), 38% (2017), 39% (2018), 42% (2019) y 48% (2020). Curiosamente se ha producido un boom en la venta de hipotecas a tipo fijo en un momento en el que, precisamente, lo más conveniente era tenerla a tipo a variable. Millones de hipotecados lo han comprobado al aprovechar la caída en picado de los tipos a terreno negativo y así reducir los intereses de sus cuotas.

Esta tendencia no tiene ningún misterio después de cinco años con el Euríbor en negativo. Las entidades bancarias han sido las primeras interesadas porque suponía vender productos más caros a los clientes y más rentables para ellas. Ya saben el viejo dicho sobre la banca: te da un paraguas cuando hace sol y te lo quita cuando llueve. De ahí que ahora las ofertas comerciales a tipo fijo sean más atractivas que las variables. Éstas ya no son Euríbor más 0,5%, 0,3% o hasta 0,15%; los diferenciales ahora son mucho mayores y por eso el tipo fijo está a punto de destronar al variable.

Pero no hay mal que por bien no venga. La progresiva pérdida de peso del Euríbor en las cuentas de los hogares supone un signo de madurez del mercado, pero también de seguridad por la eliminación de un riesgo que no se percibe hasta que estalla. Ocurrió durante tras la pasada doble crisis financiera e inmobiliaria de 2008-2010. El Euríbor, que mide el tipo de interés de los préstamos entre bancos, cotiza en el mercado como lo puede hacer el Ibex 35, las acciones de Gamestop o los bonos del Tesoro.

¿Ligaría usted una deuda de largo plazo a la evolución a la volatilidad del mercado? Hace una década, la crisis no se produjo solo por la caída del precio de los activos inmobiliarios, sino sobre todo por la escalada del índice al que se referenciaban más del 90% de los préstamos sobre vivienda. Aquello rompió las costuras de las finanzas personales y del conjunto de la economía. Hipotecados con empleo que eran solventes dejaron de serlo por los caprichos de un indicador que subía y subía, encareciendo las cuotas de las hipotecas. Muchas se dejaron de pagar provocando una oleada masiva de desahucios, una tragedia humana y financiera. De ahí que la victoria del tipo fijo sea un poco cara para el cliente hoy, pero el día de mañana le acabará saliendo muy barata. Por lo pronto, cuanto se desate la próxima crisis de deuda. Ese horizonte no parece demasiado lejano en 2021.  

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