El TS confirma la condena a un opositor de Chávez por estafa a un empresario

  • El Tribunal Supremo ha ratificado que un candidato a las elecciones presidenciales de Venezuela en 2006, residente en Valencia y opositor a Hugo Chávez, estafó a un empresario catalán al aprovecharse de los trastornos psicológicos que este padecía para lograr que le diera más de 553.000 euros.

Valencia, 19 feb.- El Tribunal Supremo ha ratificado que un candidato a las elecciones presidenciales de Venezuela en 2006, residente en Valencia y opositor a Hugo Chávez, estafó a un empresario catalán al aprovecharse de los trastornos psicológicos que este padecía para lograr que le diera más de 553.000 euros.

En una sentencia hecha pública hoy, el Alto Tribunal desestima el recurso que Carmelo Romano presentó contra el fallo de la Audiencia de Valencia de enero de 2012 que le condenaba a cuatro años de prisión y a una multa de 6.000 euros por un delito continuado de estafa por los hechos cometidos entre 2004 y 2005.

Romano fue, a través del Movimiento Liberal Pueblo Unido, creado por él en Venezuela, uno de los catorce candidatos que se presentaron a las elecciones presidenciales venezolanas de 2006 para intentar derrotar a Chávez, candidato a la reelección y finalmente vencedor en las urnas.

En septiembre de 2004, cuando residía en la localidad valenciana de Rocafort, Romano contactó telefónicamente con F.J.F., titular de varias tiendas de electrodomésticos en Cataluña, para comprarle varios productos de sonido de alta gama, valorados junto con su instalación en 10.400 euros.

Romano no abonó la factura, a pesar de lo cual mantuvo varias conversaciones telefónicas con el empresario, que, según recoge el fallo, quedó "favorablemente impresionado" con lo que "pudo conocer" de aquel y de hecho, viajó hasta su domicilio valenciano.

Entre ambos comenzó una estrecha relación y el empresario catalán conoció entonces que Romano estaba organizando un partido político en Venezuela y que pensaba presentarse como candidato a la presidencia de aquel país en las elecciones de dos años más tarde.

Este también le contó que era titular de una empresa en Alemania que tenía "un pleito judicial pendiente de resolver por la Justicia italiana y que si ganaba ese pleito, recibiría cien millones de euros".

A partir de entonces, el empresario catalán comenzó a hacer elevadas entregas de dinero a Romano, tanto para que este pudiera atender los gastos de abogados para el pleito en Italia, como para los gastos de constitución de su partido político.

En total, el empresario hizo, bien a nombre de Romano, de la esposa o de la empresa de este (Romano Trading), cinco transferencias entre diciembre de 2004 y julio de 2005 por un valor superior a los 500.000 euros.

Además, le entregó o instaló diversos equipos electrodomésticos, aparte del primer encargo inicial, por un importe total de 38.426 euros. Según el fallo, Romano solo ha abonado al empresario la cantidad de 15.400 euros.

El empresario llegó a viajar a Alemania junto a Romano y su esposa, así como a Venezuela para presenciar la actividad preelectoral del partido político de aquel, entregando además en esa visita 20.000 euros al abogado del MLPU.

La sentencia recoge que el empresario catalán sufría desde hacía años "un trastorno ansioso depresivo" y a su regreso de Venezuela presentaba un estado agudo ansioso, con trastorno dependiente de la personalidad.

Romano aprovechó "la dependencia que, como consecuencia del trastorno, sufría -el empresario- respecto de él" y "le indujo a que efectuara las transferencias y entregas de dinero y material electrónico, haciéndole creer que solo si le ayudaba podría conseguir recuperar el dinero del pleito en Italia y, así, devolverle lo que le debía y lo que le iba pidiendo, aunque no tenía intención de devolverle nada de lo que le iba entregando".

El abogado de Romano recurrió en casación el fallo de la Audiencia de Valencia pero el Tribunal Supremo -que en su sentencia reconoce lo "deslumbrado" que el empresario había quedado con Romano- lo ha desestimado en todos sus términos, garantizando que el proceso cumplió con todas las garantías.

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