Qué impuestos tengo que pagar por tener un coche o una moto

La compra de un vehículo, sea coche o moto, va ligada al pago de ciertos impuestos que se abonan solo en el momento de la compra. Pero después hay que ser consciente que, durante toda la vida útil del vehículo, habrá que abonar de manera regular tasas por el uso y circulación del mismo. 

El primer impuesto ligado a la adquisición de un coche o moto es el IVA, que será del un 21% sobre el precio de compra. Esta tasa grava cualquier tipo de vehículo, sea eléctrico o no. Otro gravamen que pesa sobre esta operación es el impuesto de matriculación, que se calcula por porcentajes sobre el precio de venta según las emisiones del vehículo. En este caso, los vehículos eléctricos o de emisiones reducidas sí que están exentos de pagarlo. 

Impuestos y tasas anuales

Cuando ya se ha comprado el vehículo y se puede empezar a disfrutar de uso, toca calcular cuánto costará mantenerlo. Otra tasa que se debe abonar es el Impuesto de Municipal sobre Vehículos de Tracción Mecánica, también conocido como el impuesto de circulación. Este impuesto está gestionado por los ayuntamientos, por lo que se deberá pagar dependiendo del lugar en el que esté domiciliado el vehículo, y su precio se calcula según la potencia del mismo. El coste de esta tasa varía según las localidades, lo que crea verdaderos 'paraísos fiscales' gracias a los cuáles los conductores pueden ahorrarse anualmente un buen pellizco. 

Finalmente, la obligatoriedad de disponer de un seguro que cubra mínimo los daños a terceros también conlleva pagar los impuestos de estas primas, que están en un 8% sobre el coste de la póliza. Igualmente, toca abonar el coste de pasar la ITV cuando toque según la antigüedad del vehículo y, obviamente, el precio de la Inspección tiene añadido un 21% de IVA.

Por otro lado, cabe resaltar que en Cataluña es obligatorio pagar una tasa de CO2 de manera anual según las emisiones del coche o moto que se conduzca. Quedan exentos de pagar esta tasa los vehículos con emisiones por debajo de los 120 gramos de CO2 por kilómetro.