XXXV Premios Goya

El cine se reivindica como cura ante la crisis y la "pesadilla de las salas vacías"

El presidente de la Academia recuerda cómo el séptimo arte ha acompañado más que nunca al espectador durante la pandemia, pese a que la industria ha tenido que afrontar todos los cierres y restricciones.

El actor Antonio Banderas en la gala de la 35 edición de los Premios Goya que se celebra hoy sábado en el Teatro del Soho CaixaBank de Málaga.
El actor Antonio Banderas en la gala de la 35 edición de los Premios Goya que se celebra hoy sábado en el Teatro del Soho CaixaBank de Málaga.
Efe

En el peor de los momentos, una película puede rescatar a cualquiera. Y 2020 seguramente se llevará todos los premios en el futuro como el año más nefasto en casi todos los sentidos. También en el cine español, que se ha dejado la mitad de la taquilla habitual y cuyo sector, estimado en un 0,7% del PIB nacional y unos 100.000 empleos directos, ha vivido como nunca "la pesadilla de las salas vacías", tal y como lo ha definido el actor Antonio Banderas en el arranque de los XXXV Premios Goya. 

En esta misma línea, Mariano Barroso, presidente de la Academia de Cine, ha reivindicado al cine nacional "porque ha tirado de la taquilla durante muchos meses", como ha sucedido con la película más vista del año, 'Padre no hay más que uno 2', de Santiago Segura. Durante un discurso especialmente breve (en el marco de una gala marcada por la sobriedad) sí que ha querido dejar clara la vigencia del séptimo arte como posible cura de los males. Frente a todas las dificultades de producción, rodaje o exhibición, el cine ha seguido siendo refugio.

Así, el máximo portavoz del sector en España, había empezado su intervención recordando que no había demasiados motivos de celebración este año, pero que también su industria se debe al espectador y que la gala de los Goya se dedicaba a ellos. "El cine me curó", remachó un recuerdo de una actriz que le contó cómo las películas le salvaron del peor momento.  

"A veces las películas han venido a buscarnos a nuestras casas porque las salas han tenido que estar cerradas. Otras veces, algunos de nuestros productores y distribuidores han arriesgado todo para estrenar en las salas en los momentos más difíciles. De una forma o de otra, hemos seguido viendo cine. Y el cine en muchos casos nos ha curado", ha destacado.

Barroso ha resaltado, al igual que hiciera antes de entrar a la gala, la importancia del audiovisual en esta pandemia... y su paradoja: "¿Cuántas películas, cuánta ficción audiovisual hemos visto a lo largo de todo este año? Si se pudiera sumar el tiempo que hemos dedicado a ver cine este año, saldrían millones de horas, millones de días. Saldrían miles de años de cine". Por ello, ha apuntado la labor del cine para ayudar a "a salir de la realidad obsesiva y dolorosa, de los dramas personales y familiares" durante esta pandemia "aunque solo haya sido por un par de horas".

Nada más empezar la gala, Antonio Banderas, presentador y anfitrión (porque la gala ha celebrado en su propio teatro) arrancó con un recuerdo a todos los que no están, tanto a los nominados por videoconferencia como a las víctimas de la pandemia, y con una reivindicación de su profesión: "Somos contadores de historias", que también "tratan de entender" lo que ha pasado y que pueden "hacer el esfuerzo por hacer entender las cosas y mirarlas cara a cara".

En su intervención de bienvenida, se preguntó si el arte será suficiente para "elevarnos a la categoría de esenciales", pero sí la necesidad del cine pese a todo. Y acuñó uno de los términos de la noche a los pocos minutos de empezar la gala al hablar de su peor miedo, "la pesadilla de las salas vacías". Para hacer frente al "miedo a perder la identidad", Banderas y Casado dieron paso a la artillería de los nombres más internacionales para la primera tanda de premios. Nada menos que Pedro Almodóvar, Penelópe Cruz, Alejandro Amenábar, Paz Vega y Juan Antonio Bayona (ellos, con tres Goyas cada uno a mejor director) para entregar premios menores.

Mediada la gala, Banderas volvió a tomar el escenario en solitario para narrar su último día de normalidad antes de que España se encerrase a mediados de marzo. En su breve historia, repasó todos esos empleos relacionados con el cine "que nunca reciben premios", desde su chófer a quien proporciona el cátering. Ellos también han sufrido con la pandemia y la crisis económica y social posterior. 

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