Los anticuerpos, aliados contra el virus

Territorios 'cobaya' para la desescalada: pocos habitantes y muchos contagiados

Pueblo coronavirus
Pueblo coronavirus
Europa Press

Cada nuevo escenario que presenta el Covid-19 es un charco de arenas movedizas para los políticos y el último de esos terrenos inexplorados es, sin duda, la ya famosa desescalada. El ministro Salvador Illa ha repetido en varias ocasiones que va a ser "asimétrica", pero que no va a cortarse por el patrón de las autonomías. Por su parte, desde la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) le dan la razón en ese planteamiento y señalan en una dirección: "Habría que empezar por territorios con poca población y muchos contagios". Como en una batalla cualquiera, para el fin del confinamiento es necesario encontrar al mejor aliado, y ese papel, en este caso, lo van a jugar los anticuerpos

Federico Arriba, secretario de la SEE desde el 2018, lo explica así: "Por un lado, para asegurar al máximo el éxito de la desescalada sería positivo comenzar por lugares en los que no se produzcan aglomeraciones". Quedarían descartados, por tanto, núcleos urbanos en los que un gran número de personas coinciden a diario en tiendas, transporte público y zonas al aire libre. "Por otro lado", continúa Arriba, "sería beneficioso aplicar las primeras medidas de desescalada en territorios en los que buena parte de la población haya superado el coronavirus". En esos pueblos, muchos vecinos ya no son contagiosos y, a su vez, tampoco pueden volver a contraer la enfermedad. 

A la luz de los datos, muchas de esas localidades 'cobaya', que servirían para medir los efectos de la desescalada, se podrían encontrar en las comunidades de Castilla-La Mancha y La Rioja, toda vez que son las que más contagios cuentan por cada 100.000 habitantes. La Rioja supera los 1.500 de cada 100.000 y, por su parte, Castilla-La Mancha roza los 900. No obstante, las grandes ciudades de esas autonomías no serían buenas candidatas para ser pioneras en el fin del confinamiento por el mismo motivo que Madrid o Barcelona. De entre los municipios de esas CCAA (aunque se podría imitar el proceso en todas las comunidades) se deberían escoger aquellos en los que se diese el equilibrio entre una baja densidad poblacional y un alto nivel de contagios

Guadarrama, un caso paradigmático

Para muestra un botón. Aunque la comunidad de Madrid es una de las que más población por metro cuadrado tiene, entre sus municipios también hay localidades aptas para el plan que propone Federico Arriba en una entrevista con este diario. Por supuesto, no sería el caso de Madrid, pero tampoco el de ciudades como Leganés, Getafe o Alcalá de Henares –en los tres casos cercanas a los 200.000 habitantes–, puesto que, aunque sí que cuentan con muchos contagiados entre sus vecinos, rompen ese equilibrio del que habla Arriba por su dimensión poblacional. 

En cambio, otras localidades como Guadarrama o Morata de Tajuña sí que cumplirían, cada una en su medida, el perfil de municipio que dibuja el experto. Guadarrama tiene 15.785 habitantes y, hasta hoy, suma 155 contagios según datos de la Comunidad de Madrid, con lo que el porcentaje de población afectada por cada 100.000 personas ascendería a 981,14% (en números totales), una cifra muy similar a la que se maneja en Madrid capital, pero con una densidad de población mucho más baja. En Morata de Tajuña se da un fenómeno similar, aunque con una población inferior a las 8.000 personas.

Esos dos pueblos madrileños son solo dos localidades que ejemplifican el equilibrio población/contagios al que apuntan desde la SEE. Por supuesto, Arribas alerta de que será necesario estudiar cada población de forma particular y eso es lo que va a hacer el Instituto Carlos III con el estudio de seroprevalencia, para el que van a entrevistar a 90.000 personas con tal de constatar qué territorios son óptimos para iniciar la desescalada. "Por supuesto", matiza, "existen otros muchos factores que también se consideran determinantes". De todos modos, enfatiza la conveniencia de contar con el gran aliado para luchar contra un virus: los anticuerpos. "Cuantas más personas hayan pasado el Covid, menos se van a contagiar durante la desescalada". 

Desandar el camino y aliviar las UCIs

Otra cosa que tienen clara los expertos es que la fase de desescalada tiene que dar comienzo en los territorios cuyas UCI hayan superado el estrés de las primeras semanas. En otras palabras: aquellos municipios que puedan ofrecer a sus ciudadanos garantías de poder recibir atención médica en el caso de caer enfermos. Además, desde el ministerio de Sanidad señalan que también es imprescindible que el número de nuevos contagios diarios no supere los dos casos por cada 100.000 habitantes

"El final de esta pandemia será como el principio", vaticina Arribas. Los primeros días, cuando el virus llegó de China, las autoridades sanitarias monitorizaron a los pocos casos de contagio para averiguar qué espacios habían frecuentado y con quién lo habían hecho. De ese modo, se pudo poner en cuarentena a muchos potenciales transmisores del Covid a pesar de que todavía no presentaran síntomas. "Cuando pase el 'boom' de nuevos casos, la mecánica deberá ser parecida". Así, se llevará a cabo un seguimiento exhaustivo de los nuevos casos y se controlarán sus movimientos con tal de reducir al máximo el efecto contagio

El clima político español lo complica todo

El vicedirector del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, Luis Miller, vislumbra unas semanas convulsas en el terreno político con la desescalada como protagonista. En conversación con este diario, Miller aprecia dos particularidades españolas –con respecto a otros países de la Unión Europea–, que dificultan el avance en la lucha contra la pandemia y, especialmente, la vuelta a la normalidad. Por un lado, la polarización política ("solo comparable a la de Estados Unidos") y, por otro, la rigidez extrema del modelo de confinamiento en nuestro país. 

En cuanto a la polarización, Miller recomendaría al Ejecutivo de Sánchez que tratara de negociar varias medidas al mismo tiempo, puesto que "el revuelo que se genera cada vez Moncloa impulsa una nueva acción (el caso de la vuelta al trabajo de los empleados no esenciales o el de la flexibilización del confinamiento para los niños, por ejemplo) retrasa y dificulta sobremanera la toma de decisiones". A diferencia de otros países como, sin ir más lejos, Francia, en España se apostó por un confinamiento muy estricto, "lo que implica que el camino de vuelta va a ser también muy largo" y costoso para los dirigentes, que deben devolver al país a la normalidad dando un sinfín de pasos

"Además, todo eso de la unidad de acción entre todas las comunidades y todos los grupos sociales ya se ha acabado". El clima de unión entre españoles que se ha vivido hasta ahora, según el sociólogo, podría tocar a su fin en el momento en el que unos gocen de laxitud en el confinamiento y otros no. Buena prueba de ello son las distintas posturas que las CCAA han adoptado en las últimas horas, tratando de desmarcarse del mando del Gobierno y de dirigir ellos su particular desescalada. El confinamiento está siendo tedioso, pero la desescalada –y en especial las trifulcas que va a acarrear– prometen serlo todavía más

Mostrar comentarios