"Al intubar a un compañero él sabe que puede que ya no vuelva a abrir los ojos"

Día tras día entran centenares de pacientes en las UCI de los hospitales españoles por culpa del coronavirus. Muchos de ellos consiguen salir de una situación tan extrema -algunos con serias secuelas-, pero otros pierden la batalla contra la muerte. María Luisa Gómez Grande, médico de UCI del Hospital General de Ciudad Real  se enfrenta cada jornada, cara a cara, con las consecuencias más graves de la Covid, cuya incidencia está descontrolada en casi todo el país. Gómez Grande trabaja día y noche para mantener con vida a los pacientes y dar fuerza a aquellos que están combatiendo desesperadamente a la enfermedad, mientras, en el exterior, otros se saltan las medidas restrictivas sin ningún tipo de criterio. 

La doctora ha querido mostrar en un vídeo demoledor lo que se ve, se oye y se siente en el interior de una UCI. "El momento más estresante y el más emotivo es el de la intubación del paciente", cuenta, un instante donde los pacientes siguen conscientes, escuchan su voz y perciben el caos y la incertidumbre que se genera a su alrededor. "Les estás explicando que los vas a dormir y los vas conectar a ventilación mecánica hasta que todo esto mejore”, explica Gómez Grande. Son las últimas palabras que escuchan antes de entrar en el 'profundo sueño'.

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Después de esa corta interacción es cuando empieza la tensión, cuando comienzan los interrogantes para muchos pacientes. Así lo explica el vídeo, colgado en YouTube, que muestra al espectador el caso de una madre de dos gemelas que, tras entrar en la UCI, nunca más volvió a verlas. "Doctora, tengo dos gemelas de cinco años, cuánto tiempo voy a estar aquí", le  preguntó la mujer. Este no es el único caso: son muchas las situaciones en las que se cruzan los sentimientos, el miedo, la familia, el dolor... Hay muchos pacientes que, sabedores de su fatal destino, les piden a los sanitarios de urgencias que transmitan a sus familiares sus mensajes  de despedida. 

La doctora describe también el difícil momento de intubar a un compañero. "Sabe a lo que se enfrenta, sabe que va a cerrar los ojos y que, posiblemente, no los vuelva a abrir", comenta Gómez Grande.