En Toledo

Los funcionarios de Ocaña I solucionan un motín con quema de sillas y papeleras

Contienen un motín en la prisión de Ocaña I. /L.I.
Contienen un motín en la prisión de Ocaña I. /L.I.

El Estado de Alarma por la pandemia del coronavirus supuso un cambio radical en las condiciones de las instituciones penitenciarias, al prohibir las visitas y los 'vis a vis', derivando de ello la reducción de la entrada de droga en los centros.

Hay que recordar que en Italia,  el miedo a la propagación del coronavirus y las medidas restrictivas aprobadas por el Gobierno para contener el brote provocaron a principios de marzo motines en una treintena de cárceles de todo el país, dejando siete presos fallecidos en Módena (norte de Italia) y varios huidos en Foggia (sur).

En España, la situación, ya tensa de manera habitual por la escasez de funcionarios, que tienen que atender muchas veces en solitario a cientos de internos, ha estallado este jueves en la prisión de Ocaña I (Toledo). En este recinto ha estallado un motín que podría haber derivado en incidentes gravísimos, y que ha sido contenido con éxito por el oficio de los funcionarios presentes. 

Según manifiestan fuentes de la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) a La Información, los hechos han tenido lugar en este centro antiguo, pequeño, de estructura diferente al resto, que tiene un patio general y distintas galerías. En el patio general están sobre 350 internos. 

Todo iba normal en el día, hasta que a las 12 de la mañana un interno ha sufrido un ataque epiléptico. Los funcionarios lo han traslado en camilla a la enfermería, en la que en ese momento estaba una enfermera y una auxiliar, pero no un médico, ya que no se encuentra las 24 horas, sino "siempre localizable".

La enfermera consiguió que el interno superase el ataque epiléptico y le ofreció quedarse en la enfermería, algo que rechazó para volver al patio. Allí, al regresar con el resto les comentó la situación, señalando que no había médico, lo que alborota a algunos de sus compañeros. A partir de ahí, unos pocos deciden quemar las papeleras que están en el patio, y poco después prenden fuego a las sillas de plástico con las que cuentan en esa instalación.

A partir de ahí se inicia la revuelta con la excusa de que están mal atendidos, de la falta de un facultativo, etc. Estaba en el centro en ese momento el subdirector de régimen de incidencias con el jefe de servicios, y posteriormente se presentó un inspector que vive cerca, aunque no estaba de servicios. Los funcionaros, al ser Ocaña pequeño, al ver el humo llamaron para ver qué pasaba y se acercaron a ayudar.

Lo primero que hicieron los funcionarios fue hablar con los internos para calmar los ánimos, y a eso de las dos de la tarde logran que la mitad de ellos depongan su actitud y suban a sus celdas. Un grupo reducido se quedó abajo, y sobre las cuatro y media de la tarde se lograr que todos suban a sus habitáculos. 

Una vez que ha acabado el motín se han realizado los informes precisos y se ha dictaminado quienes han sido los inductores. Los principales cabecillas, cinco o seis internos, ya han sido llevados a aislamiento.

En este caso, la situación de 'plante' se produce no contra los funcionarios, sino alegando la falta de médico. También pesa el hecho de que, a causa de las medidas para frenar la propagación del Covid-19, hay muchos internos con 'mono' y en tensión.

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