China espera que el G20 mejorará su dañada imagen por tensiones en Asia

Las disputas en el mar de China meridional y otras controversias geopolíticas asiáticas planearán sobre la cumbre del G20 en Hangzhou, en la que China espera pulir su imagen de líder natural en el escenario mundial.

China acoge este fin de semana a jefes de Estado y gobierno del G20, y para ello no se ha ahorrado gastos ni fastos en Hangzhou, metrópolis del este conocida tanto por sus paisajes lacustres como por sus empresarios: ahí tiene su sede el gigante del comercio en línea Alibaba.

"Para China toda la orquestación (del G20) es una cuestión de imagen" destaca Jean-Pierre Cabestan, politólogo de la Universidad bautista de Hong Kong. El presidente Xi Jinping "quiere mostrar que China tiene su sitio en el corazón del gobierno mundial".

Desde luego, la reputación de la segunda economía del globo se ha visto afectada por el espectacular derrumbe de las bolsas chinas, la depreciación del yuan y el freno de su crecimiento.

En Hangzhou, Pekín va a insistir más bien en sus esfuerzos medioambientales, sus grandes inversiones en las infraestructuras en Asia y la emergencia de su Banco de Desarrollo (BAII), lanzado como contrapeso al Banco Mundial.

"Esperamos que esta cumbre inyectará una nueva dinámica para el crecimiento mundial" aseguró Hua Chunying, portavoz del ministerio de Exteriores. "No creo que el problema del mar de China meridional tenga algo que ver con el G20" añadió.

El dominio que ejerce China sobre esta zona marítima alarma a los países ribereños, igual que a Estados Unidos, y el tema surgirá sin duda en las conversaciones en Hangzhou.

Pekín considera que está bajo su soberanía la casi totalidad del mar de China del sur, que es objeto de demandas territoriales concurrentes de parte de Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunei.

La creciente militarización por Pekín de los arrecifes bajo su jurisdicción, transformados en islas artificiales, y una reciente decisión de arbitraje en La Haya negando a China todos los derechos históricos en la región han contribuido a avivar las tensiones.

Este tema figura entre los principales asuntos que Washington tratará en Hangzhou, según la Casa Blanca.

El presidente Barack Obama exigirá también a su homólogo chino que intensifique la presión sobre Corea del Norte, y ello pese a que el escudo antimisiles estadounidense desplegado en Corea del Sur irrita visiblemente a Pekín.

"Claramente, Xi intentará probar que China es un vecino responsable y que no tiene enemigos", opina Cabestan.

Obama espera también que se produzcan con China progresos sobre el clima, así como un acuerdo sobre inversiones, paralizado desde hace mucho tiempo.

Para algunos analistas, los dirigentes del G20 podrían hacer prueba de moderación ante Pekín para no comprometer su buena disposición sobre otros temas estratégicos.

En esos últimos meses "Estados Unidos ha relajado la presión sobre el asunto del mar de China meridional" destaca Bonnie Glaser, investigadora del Center for Strategic and International Studies.

También Japón podría evitar el tema "pues se prepara una posible cumbre Japón-China", subraya Haruko Sato, de la Universidad de Osaka.

China no quiere que las tensiones palidezcan el brillo de esta cumbre. Pero para Graham Webster, experto de la Yale Law School, "una vez terminada la reunión, las perspectivas serán muy inciertas" en el mar de China.

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