Ya lo hicieron el Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional y este martes ha sido el turno de la Comisión Europea, que ha puesto un clavo más en las expectativas de futuro de la economía española al empeorar la previsión sobre el comportamiento del PIB nacional para este año: ahora espera una contracción del PIB del 10,9%, cuando allá por la primavera, en la fase más dura del golpe de la Covid-19, había estimado una caída del 9,4%. Conviene recordar que el Gobierno mantiene su previsión de que el PIB doméstico 'solo' caerá un 9,2% este año. Los analistas de Bruselas no han variado, por el contrario, su expectativa para 2021, que sitúa en el 7,1% en 2021, apenas una décima más que su cálculo anterior. Resumen: Europa cree que España caerá este año más de lo previsto, pero que la recuperación del año que viene no será por ello más dinámica. Malas noticias.
El confinamiento no le ha sentado nada bien a la economía española. Las singulares características de nuestro tejido productivo, muy dependiente de servicios de proximidad, basados en el consumo presencial, han exacerbado los efectos negativos de las medidas de contención para evitar la propagación del virus y han recalcado los perjuicios económicos. "El impacto económico del confinamiento en la primera mitad de 2020 parece haber sido bastante peor de lo esperado en nuestras previsiones de primavera", concluye el equipo de analistas de la Comisión Europea. Bruselas estima que mientras en España, Francia o Italia la actividad en el comercio minorista se desplomó hasta un 30% durante el periodo enmarcado por el 'estado de alarma', en otros países como Alemania el retroceso apenas fue del 10%.
De hecho, a la luz de las previsiones difundidas este martes por la Comisión, España es el país de los 27 cuya economía se desplomó con mayor intensidad en el segundo trimestre del año, un 16,9%, por encima del 16,8% de Francia - el país que ha aplicado un confinamiento más estricto - y muy por encima de la media de los países de la UE: -13,1%. "En España, el segundo y el tercer trimestre del año son los que tienen un mayor peso en el PIB por el perfil estacional de nuestra economía", señala el director del Servicio de Estudios del Instituto de Estudios Económicos, Gregorio Izquierdo, "y eso hace que el impacto de la pandemia sobre la economía española haya sido más fuerte y también condiciona el comportamiento del dato para el conjunto del año 2020".
Bruselas sitúa a España junto a Francia e Italia como los países que más sufrirán el impacto del coronavirus y no sólo eso sino que España es después de Italia el país en el que más han empeorado las perspectivas a futuro - para el periodo 2020-2021- de toda la Unión Europea de la primavera hacia acá. Bruselas trabaja sobre la base de que España no sólo sufrirá un desplome más significativo de su economía, sino que tendrá más dificultades para recuperar los niveles de crecimiento anteriores a la Covid-19. El perfil más o menos es que España se recuperará con cierto vigor en el segundo semestre de 2020 y el primer semestre de 2021, y moderará la intensidad de ese repunte para la segunda mitad del año que viene. Otros institutos de análisis calculan que España no recuperará el nivel de PIB anterior a la crisis hasta finales de 2022 o incluso el año 2023.
Repunte significativo del paro cuando acaben los ERTE
La circunstancia tendrá un impacto relevante sobre el principal talón de aquiles de la economía doméstica: el mercado de trabajo. Bruselas advierte sobre un "impacto desproporcionado" de la crisis sobre el empleo - derivado también de que los sectores más afectados son intensivos en mano de obra - y augura un repunte significativo de la tasa de paro en España una vez el Gobierno retire los subvencionados ERTE por causa de fuerza mayor.
La salida de la crisis para España, advierten desde Europa, no será sencilla. Los analistas de la Comisión no vislumbran a medio plazo una recuperación de los niveles de consumo interno anteriores a la crisis, advierten de que las restricciones a la movilidad condicionarán la capacidad de arrastre que en España ha tenido históricamente el sector turístico y aunque el sector manufacturero se recuperará de forma más vigorosa, también se verá lastrado por la debilidad de la demanda que vendrá de la crisis mundial.
Una vez superada la fase más exigente del confinamiento, los servicios económicos de la Comisión han señalado que distancia social de la "nueva normalidad" y los cambios en el comportamiento de los consumidores tendrán un "impacto duradero" en aquellas actividades que requieren de "interacción personal", como la hostelería, los servicios personales o el entretenimiento. Un fenómeno que ya puso de manifiesto el Banco de España y que lastrará el crecimiento potencial de la economía española a futuro en tanto no se apliquen las reformas estructurales que el país tiene pendientes en ámbitos como el laboral, la reforma de pensiones o la unidad de mercado.
En el sector del turismo internacional, el impacto será más grave por la conectividad aérea "reducida" a pesar de la apertura progresiva de las fronteras. En cambio, Bruselas espera un resurgimiento más rápido del sector industrial frente al sector servicios, aunque los cortes en las cadenas globales de suministro y la debilidad de la demanda impedirán que las manufacturas se normalicen antes de que acabe el año.
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