Nuevo coche

Voy a cambiar de coche. Financiación, renting o leasing: ¿qué es mejor?

A la hora de comprar un coche nuevo se puede optar por tres vías de financiación diferentes, la tradicional, el leasing o el renting, cada una de ellas con sus propias ventajas e inconvenientes.

Mujer comprando un coche
Mujer comprando un coche
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Cuando pensamos en cambiar de coche lo más habitual es dar por hecho que lo vamos a adquirir en propiedad, y en muchas ocasiones financiando su compra. Sin embargo, este pensamiento ha ido cambiando con el paso de los años, sobre todo tras la llegada del renting y el leasing, que cada vez son más populares como alternativas a la financiación tradicional.

Antes de hablarte de las características de cada uno para que puedas saber cuál es la mejor opción para ti, es importante saber que el renting y el leasing solo están disponibles para la compra de vehículos nuevos, por lo que, si estás pensando en comprar un nuevo coche de segunda mano, no tendrás más remedio que acudir a la financiación tradicional.

Comenzando por esta última, recordamos que consiste en solicitar un préstamo a una empresa financiera o el propio concesionario para la compra del vehículo, pudiendo ser esta parcial o total. Como usuario, te llevas el coche y lo pagas en cuotas mensuales con un interés pactado, además de que tendrás que hacer frente a todos los gastos asociados a su mantenimiento. Su principal ventaja es que te haces con el coche en propiedad y tienes libertad en la elección de taller o seguros.

¿Qué son el ‘renting’ y el ‘leasing’?

Más allá de la financiación tradicional, puedes cambiar de coche mediante un renting, que es una forma de alquilar un vehículo a medio plazo, por lo que se encuentra dirigido a un público muy concreto. Esto significa que el coche siempre es propiedad de la empresa o concesionario que te lo alquila, y tú, como usuario, tienes el derecho de disfrutarlo.

Para disfrutar de ese alquiler se pagará una cuota fija mensual, sin necesidad de desembolso inicial, y en el que las revisiones del vehículo, el seguro a todo riesgo, los cambios de neumático y los gastos de mantenimiento o averías están incluidos.

Dado que estamos hablando de alquileres a largo plazo (habitualmente de cuatro años), puede ser una buena opción si haces muchos kilómetros al año (hasta 100.000 km), si cambias de coche con frecuencia o si te interesa algún modelo en oferta. Además, podrás ir probando diferentes vehículos sin tomar demasiados riesgos y cambiándolo a medida que lo hacen tus necesidades.

Como inconvenientes nos encontramos que el coche no es tuyo y que las cuotas suelen ser más altas que una financiación, además de que se debe fijar un límite de kilometraje anual y que el catálogo de vehículos a elegir es limitado.

Por su parte, el leasing es una mezcla de los dos anteriores, ya que bajo esta financiación se paga por usar el coche durante un periodo de tiempo, pero existe la posibilidad de comprarlo al terminar el periodo de arrendamiento. Generalmente, el alquiler tiene una duración de entre dos y cuatro años en los que se paga una cuota fija.

Una vez finalizado el periodo de alquiler, se ofrecen tres opciones, la de renovar el leasing con otro vehículo, quedarse con el coche pagando una cuota final, o devolver el vehículo y finalizar el contrato de leasing. De esta manera, nos encontramos con un alquiler con opción de compra.

En cuanto a sus ventajas principales se encuentran que no hay que pagar un desembolso inicial y que se paga menos que en el renting, sin cláusulas que limiten el kilometraje y con la posibilidad de decidir sobre el vehículo una vez finalizado el arrendamiento. Por todo ello, es una opción ideal para quienes usan el coche a menudo y tienen miedo a equivocarse de modelo o no tienen claro el modelo que le gusta, al poder buscar uno distinto al terminar el alquiler. Además, se pueden deducir las cuotas en la declaración de la Renta.

Sin embargo, también tiene algunos inconvenientes, siendo el principal que se paga más dinero mensualmente que con un renting, y que el seguro y los costes de mantenimiento no están incluidos en las cuotas, como sí sucede con el renting.

Por tanto, optar por una u otra opción solo dependerá de las preferencias de cada conductor.

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