Recta final de las negociaciones

La 'línea dura' de CCOO presiona a Díaz para que no tuerza el brazo ante la CEOE

El sindicato pone patas arriba la mesa de negociación de la reforma laboral tras las cesiones del Gobierno a la patronal en materia de temporalidad. El Ejecutivo intenta cerrar un acuerdo equilibrado en tiempo récord.

Unai Sordo Yolanda Díaz
La 'línea dura' de CCOO presiona a Díaz para que no tuerza el brazo ante la CEOE
Agencia EFE

CCOO contraataca. El sindicato ha puesto patas arriba la mesa de negociación de la reforma laboral tras constatar la asunción por parte del Gobierno de algunas de las demandas de la CEOE en materia de contratación temporal. La organización que lidera Unai Sordo ha puesto pie en pared tras el giro de guion acaecido en los borradores gubernamentales a raíz de la incorporación del Ministerio de Asuntos Económicos a las negociaciones -y especialmente después de que la patronal presentara su primera réplica oficial al borrador gubernamental- y ha lanzado a los interlocutores sociales una propuesta para presionar a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, para que no ceda ante las pretensiones empresariales que buscan rebajar de manera sustancial las restricciones a la contratación temporal que se habían manejado hasta el momento en la mesa de negociación.

En CCOO se sentían relativamente cómodos en una negociación en la que estaban alineados con el Ministerio de Yolanda Díaz, pero todo cambió cuando CEOE y Cepyme presentaron al Ejecutivo y a las organizaciones sindicales su propio documento de contrarreforma laboral, que partía de la exigencia de que se eliminaran del borrador que se estaba debatiendo hasta la fecha los límites impuestos a la contratación temporal y enmendaba de arriba a abajo la propuesta gubernamental. En definitiva, un planteamiento de máximos que no fue bien recibido por el flanco sindical. No en vano, hasta la fecha los empresarios habían acudido a las negociaciones sin papeles y se habían limitado a rechazar una reforma -la de Díaz- que consideraban regresiva, radical y marxista... en suma, inasumible, lo que otorgaba a los sindicatos cierta comodidad a la hora de imponer su criterio en la mesa.

Por eso, en lugar de dar la bienvenida a la aportación de los empresarios al debate, CCOO se revolvió. Sordo llegó a acusar en público a la CEOE de tensionar el diálogo social con sus exigencias, al intentar cambiar el perímetro de negociación con un planteamiento que tildó de "agresivo" para la clase trabajadora. Y lanzó un aviso a navegantes: si la patronal no retiraba su propuesta, convocaría movilizaciones "de alto voltaje". Pero las alarmas saltaron al comprobar, el pasado sábado (el diálogo social no descansa los fines de semana), que el Gobierno había incorporado al borrador algunas de las demandas empresariales y había rebajado considerablemente el paquete sobre contratación temporal, eliminando los límites inicialmente impuestos. El sindicato activó la maquinaria jurídica y redactó una contrapropuesta que fue remitida a los interlocutores sociales en las horas previas a la reunión que se celebró el martes de manera telemática.

Hay que recordar que, inicialmente, Trabajo quiso imponer un tope generalizado del 15% en la contratación temporal en las empresas. La propuesta fue rechazada de plano por la patronal y el Ejecutivo, tras el aterrizaje de Nadia Calviño en las negociaciones, modificó el texto para introducir límites en función del tamaño de la plantilla. Pero la CEOE también enmendó esa propuesta y en el último borrador, por sorpresa, fue fulminada por el Gobierno. Ante este giro, el sindicato ha redactado un texto con aportaciones sobre cómo deben quedar los artículos 15 y 16 del Estatuto de los Trabajadores. El primero va sobre la duración del contrato de trabajo y el segundo sobre las peculiaridades del contrato fijo-discontinuo. Aunque el documento no plantea recuperar los límites a las plantillas temporales, sí busca corregir de forma tajante las cesiones del Ejecutivo a las pretensiones patronales, con una redacción mucho más rígida de los contenidos e imponiendo otro tipo de limitaciones a la contratación temporal.

Por ejemplo, el texto sindical le da un vuelco a la nueva modalidad de contrato temporal para atender campañas ocasionales y demanda que solo puedan ser concertados por parte de las empresas de manera excepcional y por un máximo de 60 días al año, frente a los 90 días fijados por el Gobierno. En términos generales, tanto en esta modalidad contractual como en la de sustitución de trabajadores, el planteamiento de CCOO busca delimitar la causalidad de la contratación temporal por la vía de la negociación colectiva, fijando todos los detalles legalmente en los convenios. También aspira a que la transitoriedad entre la normativa que quede derogada y la nueva garantice la estabilidad en el empleo en lo que se refiere a la prolongación excesiva de contratos temporales y refuerza especialmente los derechos de los trabajadores fijos-discontinuos, que habían quedado mermados en la última propuesta gubernamental al introducir demandas de la CEOE en relación con los llamamientos o la situación del trabajador entre los mismos.

La propuesta de Comisiones ha indignado tanto a la patronal como al propio sindicato el planteamiento que llevó la CEOE a la mesa la semana pasada. "Ambos se mueven en escenarios de máximos y de ahí el choque", comentan, desde la barrera, fuentes al tanto del 'minuto y resultado' del diálogo social. En la patronal crece la preocupación por el movimiento de CCOO porque los empresarios creen que supone un foco de presión para Yolanda Díaz que puede hacerle volver a posturas más radicales. Sin embargo, confían en que Nadia Calviño siga haciendo de 'dique de contención' para poder rascar a su favor en lo que queda de negociación. Cuando faltan apenas tres semanas para que acabe el año -el 'deadline' que se ha fijado el Gobierno para la reforma laboral es el 31 de diciembre- los agentes sociales ponen sus cartas sobre la mesa e intensifican el pulso.

No hay que olvidar que el paquete sobre contratación es solo uno de los caballos de batalla de la negociación. Hace meses que Yolanda Díaz puso sobre la mesa los cambios previstos en la negociación colectiva para recuperar "los derechos arrebatados a la clase trabajadora por el Partido Popular", eliminando los aspectos que considera "más lesivos" de la reforma de 2012: en esencia, recuperando la prevalencia del convenio sectorial y la ultraactividad y acotando las subcontratas. Es un compromiso del Gobierno de coalición. Además, está por cerrar el nuevo mecanismo RED de flexibilidad interna que vendrá a acompañar a los ERTE tradicionales en el marco legislativo y sobre el que quedan importantes flecos por concretar, especialmente en lo que se refiere a su financiación. 

El Ejecutivo tiene que dar con la tecla que equilibre la propuesta en la justa medida para que tanto la patronal como los sindicatos puedan dar el sí a un acuerdo social que demanda la Comisión Europea para que la reforma sea duradera y estable. Desde el Ministerio de Trabajo no han querido hacer ningún tipo de valoración sobre la propuesta de CCOO y se remiten a la mesa de negociación, donde se intenta tratar los asuntos con una discreción que no siempre impera. Sin embargo, fuentes del diálogo social aseguran que el movimiento del sindicato de Sordo complica -y mucho- el acercamiento entre las partes en la recta final de las negociaciones. Todo apunta a que si finalmente hay fumata blanca (algo que, por otro lado, desean todos los agentes implicados) será de nuevo sobre la bocina.

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