Colas y largas esperas

Odisea para llenar la despensa: no hay ternera y el papel higiénico ha volado

Escasez de productos, hoy, en una gran superficie de la sierra de Madrid. L.I.
Escasez de productos, hoy, en una gran superficie de la sierra de Madrid. L.I.

No hay ternera en los refrigeradores ni papel higiénico en los estantes, y solo han pasado unos pocos minutos desde que abriera sus puertas este martes un conocido supermercado de la sierra madrileña. Lo de hoy es una auténtica locura, una explosión de pánico ciudadano que se desbordó después de que el Ministerio de Sanidad y la Comunidad de Madrid anunciasen el cierre de los centros escolares en la región.

En la tarde-noche de ayer ya pintaban bastos en este 'paraíso de los alimentos', ahora semivacío. Los empleados recibieron entonces un mensaje en sus teléfonos móviles en el que se les avisaba de lo que iba a suceder para que estuviesen preparados. Desde ese instantes, enormes filas para pagar en las cajas, compras de más de mil euros, parkings colapsados, guerras para conquistar un carrito para rebañar productos de primera necesidad.

Donde hasta hace unos instantes había filetes de ternera, piezas para asar, bandejas para guisar y carne picada ahora hay piezas de pollo, pechugas, patas, alas. Nadie sabe, ni siquiera los propios empleados, si se repondrán los productos agotados a lo largo del día, aunque ante la duda, los clientes se llevan lo que hay. Si hay pollo, pollo.

En otro centro comercial, a escasos metros de un colegio desde el que se escuchan los gritos de los más pequeños en el recreo, hora y media después de su apertura, los carros están dispersos por el parking en lugar de estar en el punto que cualquier otro martes a estas horas está lleno. Parece que la primera oleada de compras ha pasado. Los dependientes cuentan como los clientes se agolparon desde media hora antes de abrir.

María iba a hacer su compra diaria, pero al ver los carros llenos de pasta, harina o aceite ha decidido hacer acopio. Abandonados están los pasillos de electrónica o juguetes y abarrotados los de alimentación. En este súper ya no queda pollo, escasea la ternera, la pasta, el arroz y "los ¡donuts ¿dónde están?". Alarmados empiezan a preguntar a todos los reponedores que no paran de desfilar por los pasillos con sus carros de carga cada vez menos llenos. "Lo que nos queda son solo servilletas", aseguran. "En media hora esta mañana se lo han llevado todo". Y no hace falta que insistan mucho. Los estantes desangelados lo dicen todo.

"Yo así no sé comprar", asegura una señora que cada día acude a comprarse sus filetitos de pollo y algún tomate para comer sano. "Mientras me doy el paseo matutino aprovecho y me llevo el pan". Hoy "esto es la guerra". Consciente de que sucede lo mismo en todos los súper de alrededor, se resigna a buscar un carro "de los grandes" y llenarlo por si vienen los nietos.

Son precisamente ellos parte de la excusa que ponen muchos de los compradores que no dudan en esperar una hora de fila hasta conseguir pagar en alguna caja. "Hoy están todas abiertas. Otro día a estas horas como mucho hay tres". Los diez cajeros que hoy no paran de escuchar el peculiar pitido cada vez que pasan un producto por el lector se miran los unos a los otros y todos piensan lo mismo: "¿A ti tamibén te han llamado?". 

En esta ocasión por los pasillos, entre el estante de las patatas sin una patata, o los ajos, o las cebollas... -las fresas todavía resisten a esta locura-, se ven trabajadores del súper más trajeado que en otras ocasiones. Son los 'jefes' que miran con asombro como pasan por delante carros llenos hasta donde nunca nos podíamos haber imaginado.  Ni se imaginan que tener uno es un lujo en un día como hoy. El que lleva cestas para hacer la compra puede 'pilotar' hasta dos, dejar una haciendo cola y coger una tercera para llenarla. 

"Me llevo para hacer comida para los niños", aseguran entre ellas dos mamás que a la una de la tarde van a recoger a sus hijos al colegio "y puede que ya no vuelvan". Ahora estarán todo el día en casa y se hacen una pregunta "¿nos va a devolver el colegio el gasto del comedor?". Por ahora el gasto lo están haciendo ellas "de manera extra", aseguran. 

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