Destrucción de tejido productivo

La crisis se ceba con los emprendedores: el 20% no sobrevivieron a la primera ola

El Instituto Nacional de Estadística revela que uno de cada cinco autónomos menores de 30 años causó baja en los nueve primeros meses de 2020. En total se perdieron 323.000 trabajadores por cuenta propia.

Emprendedor Nec Otium
La crisis se ceba con los emprendedores: el 20% no sobrevivieron a la primera ola
Pixabay

Uno de cada cinco emprendedores no logró sobrevivir al envite de la primera ola de la pandemia de coronavirus. En concreto, según revela un estudio experimental sobre demografía empresarial desarrollado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 20,7% de los autónomos menores de 30 años causaron baja en los nueve primeros meses de 2020, antes de que volvieran a repuntar los contagios de Covid tras la relajación del verano. Los datos reflejan cómo, en medio de una destrucción masiva de tejido productivo y empleo, la crisis se ha cebado con una mayor dureza sobre este colectivo, frente a los trabajadores por cuenta propia más maduros. Todo ello, pese al escudo de protección desplegado por el Gobierno, que incluye prestaciones por cese de actividad para este colectivo.

En efecto, la evolución de los autónomos menores de 30 años contrasta con la experimentada entre los de mayor edad durante los tres primeros trimestres del fatídico año pasado en el que la economía llegó a hundirse un 11%, el mayor desplome del PIB en tiempos de paz. Los datos son cristalinos: mientras entre los más jóvenes causaron baja el 20,7%, en el colectivo de entre 30 y 39 años desparecieron el 13,2% de los autónomos; en el de 40 a 49, el 9,8%; en el de 50 a 59 años, el 7,7% y en el de los mayores de 60, el 12,8%.

Son los demoledores datos de una estadística que da cuenta de la destrucción de 204.830 empresas con al menos un trabajador en plantilla y 323.778 autónomos en los tres primeros trimestres de 2020. Cuando el temor a un alud de quiebras se respira en las altas esferas económicas (desde el Banco de España hasta la Vicepresidencia de Nadia Calviño), el INE pone cifras a la destrucción de tejido productivo que ya tuvo lugar en los meses más duros de la primera ola del virus y hasta el final del verano: de las 1.190.870 empresas activas a principios de 2020, el 17,2% no sobrevivió a finales de septiembre y en el caso de los autónomos, de los casi 3 millones que se contabilizaban a 1 de enero, el 10,8% se quedó por el camino pasados nueve meses.

Entrando en detalle, hasta el mes de marzo, cuando el Gobierno declaró el estado de alarma, más de 140.000 empresas perdieron toda su plantilla, aunque en torno a una de cada cuatro se reactivó en el segundo trimestre, volviendo a contratar trabajadores. En el caso de los autónomos, 190.080 causaron baja en el primer trimestre, reactivándose 26.555 de ellos entre abril y junio. En ese segundo trimestre se produjeron 66.643 bajas de autónomos, de los que 5.465 se reactivaron en verano. Pero entre julio y septiembre, las bajas de los autónomos superaron las 102.000. 

El caso de los trabajadores por cuenta propia es sangrante. Desde la asociación de autónomos ATA, su presidente, Lorenzo Amor, califica el balance de "desastre". A su juicio, las cifras reflejan "cientos de miles de dramas". "Son muchos los autónomos y pequeñas empresas desaparecidos, ya advertimos de que la vacuna llegaría tarde a sus negocios", lamenta en conversación con La Información. El también vicepresidente de la CEOE viene reclamando al Gobierno desde hace meses un plan de ayudas directas como han impulsado otros países del entorno europeo. Amor acusa al Ejecutivo de "llegar tarde" en la gestión económica de la pandemia. "Ya van casi seis veces más de lo que predijeron que iba a durar", sentencia.

El Gobierno se resiste, por el momento, a poner en marcha esas transferencias directas, aunque sí se está diseñando ya un nuevo paquete de ayudas para evitar una crisis de insolvencias de empresas viables, como se adelantó en estas páginas. Fuentes gubernamentales defienden que medidas como los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) o los avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO) han sido útiles para mantener a flote el tejido productivo. Este mismo miércoles Calviño cifraba en 40.800 millones de euros las "ayudas directas" a empresas, trabajadores y rentas de familias e indicaba que se van a emitir 150.000 millones de euros en deuda pública para responder "eficazmente" la pandemia y reforzar el Estado de bienestar.

El 'salvavidas' de los ERTE

El INE, de hecho, da un espaldarazo a la gestión del Gobierno en su estudio al constatar que el recurso a los ERTE contribuyó a mejorar la supervivencia de las empresas en el periodo analizado. Así, de las compañías existentes a 1 de abril, lograron sobrevivir el 98,7% de las que se habían acogido a un ERTE en el primer trimestre, frente al 95,3% de las que no recurrieron a esta medida. De las existentes a 1 de julio, el porcentaje de supervivencia de las que utilizaron un ERTE fue del 97,7%, frente al 94,6% de las que no se acogieron a esta herramienta. De modo que la contribución de los ERTE a la supervivencia de las empresas ha representado un diferencial de al menos tres puntos respecto a la población no acogida a este instrumento.

De acuerdo con la estadística, la incidencia más representativa de los ERTE se produjo en el primer trimestre, cuando el 22,7% de las empresas tenían al menos un asalariado en suspensión de empleo. Este porcentaje se redujo hasta el 15,6% en el segundo trimestre y subió hasta el 16,3% en el tercero. Estos datos encajan con la información facilitada por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, donde se refleja una intensa recuperación de estos ocupados desde el máximo de afectados por ERTE en abril (3,6 millones de trabajadores) hasta septiembre. Si bien a partir de ese momento la cifra se estancó por encima de los 700.000, donde aún se mantiene.

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