Apela a la voluntad de acuerdo

Díaz deja su cesta de la compra barata en manos de las ofertas de los súper

El Gobierno busca que las grandes distribuidoras "que son las que tienen márgenes para poder hacer un esfuerzo" contribuyan, en la medida que puedan, a ofrecer un catálogo variado de alimentos a bajo precio.

El director ejecutivo de Carrefour, Alexandre de Palmas; el ministro de Consumo, Alberto Garzón; y la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz,
Díaz deja su cesta de la compra barata en manos de las ofertas de los súper. 
Carlos Lujan

En la comparecencia posterior a la reunión con los responsables de Carrefour, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, han apelado a la voluntad de acuerdo de las grandes distribuidoras para elaborar una cesta de la compra a precios asequibles con productos variados que incluya productos frescos y proteínas (carne, pescado, huevos fruta y hortalizas). Garzón ha apuntado que esta cesta recaerá en las ofertas comerciales "que cada distribuidora pueda llevar a cabo", por lo que se reunirán con el resto de empresas para establecer una guía o modelo que las distribuidoras puedan tomar como referencia para ofrecer una "alimentación saludable". 

Yolanda Díaz ha enfatizado que piden este esfuerzo a las grandes distribuidoras porque son "las que tienen la capacidad para hacerlo", aunque consideran que se debe apostar por el comercio de proximidad. Sin embargo, los márgenes de las grandes superficies no suelen superar el 2% lo que limita la capacidad de reducción de precios en productos concretos, como propone el Gobierno. Aun así, la ministra ha insistido en que esta rebaja debe partir de los márgenes empresariales y en ningún caso hacerlo de los productores porque violaría la ley de cadena alimentaria. "Han quedado en estudiar las cinco propuestas que les hemos formulado", ha asegurado la ministra, quien ha defendido que esta cuestión compete a todo el Ejecutivo y, por tanto, también a ella, aunque sea responsable de la cartera de Trabajo.

Ambos ministros han defendido que esta cesta de la compra debería estar vigente desde el inicio del curso escolar hasta, por lo menos, las navidades para poder amortiguar el impacto de la inflación en las familias "en un momento delicado" para ellas. En su petición también han demandado que los productos incluidos en la cesta de la compra asequible roten cada semana, de manera que permita que los hogares lleven una dieta "rica, sana y variada", lo que Garzón ha asegurado que constituye una prioridad para el Ejecutivo. Además, la ministra de Trabajo ha transmitido que han solicitado una cesta de la compra específica para aquellas familias en las que alguno de los integrantes tenga celiaquía. 

Garzón ha afirmado que la propuesta de Carrefour es un "ejemplo que debe servir para que otras también asuman un esfuerzo" para ayudar a proteger el poder adquisitivo de los hogares. Además, los representantes del ejecutivo han destacado que la 'congelación' de los precios de estos productos no puede venir explicado por una menor calidad de los productos ofrecidos.  Ninguno de ellos ha entrado a valorar la propuesta concreta que Carrefour ha puesto sobre la mesa, sino que se han limitado a detallar los requisitos que debería cumplir la cesta propuesta por el Ejecutivo para hacer frente al impacto de la inflación en las familias. 

La propuesta, sin embargo, no es disruptiva ni novedosa, de hecho Francia aprobó algo similar en el año 2011 bajo el gobierno de Nicolas Sarkozy que fue bautizada como 'la cesta de los esenciales'. Pero esa iniciativa no era una obligación, sino una suerte de 'recomendación', y tampoco implicaba un tope, pues no existían precios máximos. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya advirtió que la legislación prohíbe los acuerdos entre operadores destinados a la fijación de precios, "que podrían llegar a constituir un cártel".

En el caso de Francia, las grandes superficies se comprometían a ofrecer a los clientes un mínimo de 10 productos "de calidad" a un precio "atractivo" y garantizaba tres comidas equilibradas para una familia de cuatro personas. Tal y como explicaba en aquel entonces el diario Le Figaro, el gran punto débil del proyecto era que el convenio -que no proyecto de ley- dejaba a discreción exclusiva de Carrefour y compañía, tanto la fijación del precio (algunos de los grandes grupos lo fijó en unos 20 euros, pero no significaba un 'tope') como el diseño de la cesta (solo se hablaba genéricamente de la tipología de producto).

Las asociaciones de consumidores se quejaban de que los productos no están diseñados específicamente para estas cestas y no estaban sujetos a una reducción de precio duradera, sino que se revisaba una vez a la semana. El diario Liberation señalaba entonces que las cestas incluían de forma destacada artículos que los distribuidores ya tenían previsto poner a la venta. Aprovecharían el logo que se fijaba de esta iniciativa en esa cesta para promocionarlos. El colectivo de consumidores del país UFC-Que Choisir acogió la medida, que se alargó durante más de un año, con "amarga decepción" por su configuración. "La cesta lo tiene todo: desde el efecto del anuncio, para hacer olvidar el aumento actual de precios, hasta la mala calidad de la oferta de alimentos", apuntaba.

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