El precio del aceite de oliva es una de las grandes quimeras inflacionarias de 2023. No obstante, las empresas exportadoras del oro líquido pueden estar, por el momento, tranquilas. Entre enero y julio de 2023 las ventas al extranjero de aceite de oliva casi igualan a las registradas en 2022 y han caído tan solo un 9,6%: de 2.408 millones de euros registrados en ese periodo el año pasado a 2.176 millones de euros en este ejercicio. Mientras, el volumen de aceite de oliva enviado fuera de las fronteras españolas ha caído casi un 40% y se han vendido en torno a 250.000 toneladas menos que el año anterior.
El producto encadena fuertes subidas desde abril, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), debido a la sequía que asola España y el incremento de los costes de producción. La caída del rendimiento ha sido notable. Si durante las cuatro campañas anteriores la producción de aceite de oliva fue de 1.450.500 toneladas de media, en la 2022/2023 se ha reducido a 664.000 toneladas, casi la mitad, indican los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
En Andalucía, que aglutina casi el 80% del mercado nacional, la producción para la próxima campaña 2023-2024 será de 550.600 toneladas, según destacó la consejera del ramo en la autonomía este viernes. Un magro aumento del 7,4% con respecto a la anterior cosecha, una de las peores en lo que va de siglo.
“La única ley inexorable que hay en el mercado es oferta y demanda”, explica Luis Carlos Varelo, coordinador nacional de aceite de oliva de Asaja. Varelo indica que la bajada súbita de la producción ha provocado un incremento de precios que ha salvado la mayoría de las ventas al extranjero de aceite de oliva. Si en 2022 el kilo de aceite exportado salía a 3,65 euros, este año el kilo se exporta a 5,43, según los datos de Industria y Comercio.
Aunque el comportamiento de las exportaciones puede cambiar hacia finales de año. Varelo explica que en los meses de otoño comienza el llamado periodo de “enlace”, en el que las olivareras utilizan sus reservas hasta que comience la nueva campaña. Sin embargo, las existencias de aceite de oliva almacenado también se encuentran en mínimos de los últimos años (321.000 toneladas en la campaña 2022/2023 frente a los 654.000 toneladas de media de las últimas cuatro campañas), especialmente en las almazaras, que se encuentran a un 30% de capacidad, según los datos de Agricultura.
Si las existencias son escasas, “el mercado se para hasta que empiece la producción (dependiendo de la climatología, aproximadamente dentro de un mes), por lo que la exportación probablemente se detendrá si la cosecha no se adelanta por la meteorología. Estamos en unos meses críticos”, destaca el coordinador de Asaja.
Mejora de la competitividad española
A pesar de las fuertes subidas de precios, España no ha perdido competitividad exportadora. Según destaca CaixaBank Research en su último informe sobre el sector agroalimentario, al comparar la evolución de las exportaciones españolas de estos productos con respecto a las de otros socios europeos como Francia, Italia, Alemania o el otro gran productor alimentario, Países Bajos, "observamos que España ha tenido una evolución relativamente positiva", detallan.
No obstante, el caso del aceite de oliva es particular. El equipo de análisis de la entidad bancaria especifica que en el primer semestre de 2023 las exportaciones de productos agroalimentarios españoles han crecido un 6,3% en términos nominales -es decir, en valor-, pero la caída de volumen fue muy inferior al 39,3% del aceite de oliva y se contrajo tan solo un 9,1%.
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