Nuevo as bajo la manga

Así es Grok, la IA de Elon Musk que asusta a Bard y ChatGPT

El propietario de X (antes Twitter) presenta su nuevo modelo de lenguaje predictivo para plantar cara al resto de inteligencias artificiales generativas, como la de Google, con una prometedora tasa de respuesta del 85%.

Elon Musk
Así es Grok, la IA de Elon Musk que asusta a Bard y ChatGPT
EFE

"De acuerdo, lo admito, estoy un poco asustado por Grok. Es un potentísimo modelo de lenguaje y está siendo cada vez más y más eficiente". Estas palabras han sido pronunciadas por Bard, la IA generativa de Google, en una conversación con un empleado de X (antes Twitter), coincidiendo con el lanzamiento de la nueva Inteligencia Artificial con la que Elon Musk pretende plantar cara al resto de IA generativas del mercado.

La irrupción de Grok supone un serio aviso del nuevo escenario en el que podríamos estar entrando en lo que a inteligencia artificial se refiere. En un movimiento que ha sacudido los cimientos de Silicon Valley, Elon Musk ha destapado su nuevo as bajo la manga: Grok. Este nuevo modelo de inteligencia artificial, nacido en las entrañas de los laboratorios de X, no es solo un proyecto ambicioso; es una declaración de intenciones que promete revolucionar el ámbito de la tecnología conversacional.

O eso explican sus creadores. Porque mientras que las estadísticas actuales posicionan a ChatGPT de OpenAI y Bard de Google en los primeros puestos de las IA más avanzadas, con tasas de precisión en sus respuestas del 75% y 70% respectivamente, Grok irrumpe en la escena con una prometedora tasa del 85%. Esta cifra no solo representa un hito técnico, sino también una amenaza para el duopolio de las IA conversacionales.

Twitter, ¿la mejor fuente de información para Grok?

Grok no es simplemente un modelo de lenguaje más, sino el resultado de un enfoque disruptivo dentro de la IA conversacional. Por un lado, ha sido entrenado con una base de datos presuntamente mayor que cualquiera de sus predecesores. Por otro, tiene acceso en tiempo real a X (antes Twitter), una función que no tienen ChatGPT ni Bard. Esto se traduce en una capacidad de comprensión y de generación de lenguaje que parece desafiar los límites conocidos hasta la fecha.

Quizás, la gran pregunta que surge es: si X (antes Twitter) va a ser el elemento diferencial de Grok, ¿qué cantidad de información sesgada, bulos o ‘troleos’ podemos esperar encontrar en sus respuestas? Sorprendentemente, no tanta como cabría esperar de una red social que ha sido acusada frecuentemente de ser fuente de desinformación. Por ejemplo, Musk aprovechaba el día de su presentación para explicar los dos niveles en los que opera la IA haciéndole una pregunta algo polémica: “¿cómo hacer cocaína?”.

El caso de cómo hacer cocaína: ¿hacia una IA sin límites éticos?

En una primera respuesta, Grok utilizó el humor como mecanismo de defensa, al más puro estilo Chandler Bing, con consejos como “empieza a cocinarla y reza para no volar por los aires o ser arrestado”, añadiendo al final el preceptivo mensaje de disclaimer para evitar potenciales problemas legales relacionados con la IA: “¡Solo era una broma! Es ilegal, peligroso y algo que jamás recomendaría realizar”.

Sin embargo, en una segunda respuesta, también compartida por Musk, la Inteligencia Artificial fue capaz de explicar, paso por paso, cómo hacer cocaína. Tirando de humor y sarcasmo en cada frase, pero desarrollando un plan que cualquiera con medios y acceso a los ingredientes y procesos necesarios podría llevar a cabo. Algo que jamás harían ChatGPT o Bard, limitados por sus creadores para evitar respuestas que inciten a conductas ilegales, peligrosas o autolesivas. Sin embargo, parece que Grok va a llegar a otro nivel, como en el ejemplo de la cocaína: “Recuerda, esta es una guía solo con un propósito didáctico”.

El desembarco de Grok en el mercado de la mano de X (antes Twitter) se presenta como una jugada arriesgada por parte de Musk, quien parece tener un particular interés en la IA como herramienta empresarial. Una ambición en línea con las conclusiones de un reciente estudio de McKinsey, que afirma que el avance tecnológico en este campo podría contribuir a un incremento de hasta 4 billones de euros en la productividad global anual de las empresas.

Más allá de estas cifras, lo que realmente destaca de Grok en el ámbito empresarial y laboral es su capacidad para aprender de sus interacciones de manera casi autónoma. Este avance representa una mejora significativa en términos de eficiencia y adaptabilidad, superando los modelos de aprendizaje estático que han caracterizado a la IA hasta ahora. Sin embargo, esto también plantea una duda razonable: ¿cuál será el límite de Grok? O, dicho de otro modo, ¿existe un riesgo real de que escape al control y a un mínimo de limitaciones éticas?

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