Según un informe del INE

Un hijo reduce la probabilidad de que una madre trabaje y eleva la del padre

La tasa de empleo entre las madres con edades comprendidas entre los 25 y los 49 años es cinco puntos menor que la de ese mismo rango de edad sin hijos, mientras que para los hombres aumenta en seis. 

Entrevista de trabajo
Un hijo reduce la probabilidad de que una madre trabaje y eleva la del padre. 
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Ser madre de un hijo menor de 12 años reduce las probabilidades de estar trabajando, mientras que ser padre de un niño de la misma edad las incrementa. En 2021, el 74,7% de las mujeres con edades comprendidas entre los 25 y los 49 años sin hijos menores a esa edad tenían empleo, en cambio, en caso de tenerlos, la media se reducía hasta el 69,7%. Por el contrario, los hombres de esa misma edad experimentan un aumento en la tasa de empleo al tener un hijo menor de 12 años, del 83,6% al 89,7%. La diferencia es significativa, mientras que en el caso de las mujeres la tasa de empleo se reduce cinco puntos porcentuales, en el caso de sus compañeros se eleva más de seis, como refleja el informe ‘Mujeres y hombres en España’ publicado por el INE.

El porcentaje de empleo femenino desciende al aumentar el número de hijos y alcanza el 52,4% en el caso de tener tres o más descendientes, al tiempo que el de los hombres se incrementa con el segundo hijo y se reduce notablemente al alcanzar el tercero (84,2%), aunque se mantiene por encima de aquellos sin ningún menor a cargo. Las investigadoras Mª Genoveva Millán, Manuela del Pilar Santos y Leonor Pérez abordaron este fenómeno en su trabajo 'Análisis del mercado laboral femenino en España: evolución y factores socioeconómicos determinantes del empleo' en 2015. En él concluyeron que “la tasa de empleo femenina se desploma en cuanto la mujer empieza a tener hijos” al igual que el número de estas que continúan con su actividad profesional a tiempo completo. “El número de hijos sigue siendo una variable que influye negativamente para encontrar empleo en el colectivo femenino, con un coeficiente (-0.89), al igual que la edad”, señalaban.

Además, la maternidad condiciona las elecciones profesionales de la mujer y es una causa fundamental que obliga a reconsiderar el tiempo que se dedica al empleo, como corroboró otro estudio llevado a cabo por la Universidad de Oviedo, al igual que antes lo hacía el matrimonio. Y lo que es más, las autoras destacan que las definiciones culturales de lo que es ser una ‘buena madre’ y un ‘buen trabajador’ entran en conflicto, por lo que la maternidad y el empleo se construyen en oposición, lo que se traduce en graves problemas de conciliación y sentimiento de culpabilidad cuando el trabajo interfiere en sus responsabilidades familiares.

Trabajo a tiempo parcial

Esta confrontación entre ambos roles sociales hace que muchas mujeres tomen la decisión de reducir su jornada laboral o incluso renunciar a su empleo. En 2021, un 22,4% de las mujeres tenían un contrato a tiempo parcial frente al 6,5% de los hombres, según recoge el INE. La experta en género, Rocío Fernández Treviño, en conversación con La Información, aduce que las mujeres deben enfrentar muchas trabas, ya que en el imaginario colectivo se les tiene asociado el rol de los cuidados, mientras que en el hombre recae el del liderazgo. Esto hace que por defecto se asuma que las mujeres son las que piden las excedencias laborales, las que se ausentan por citas médicas y escolares de sus hijos y sobre las que recae el esfuerzo por conseguir la conciliación laboral-familiar.

Una brecha que alcanza su máximo a los 45 años, explica, cuando tanto hombres como mujeres reúnen la formación y la experiencia para promocionar a puestos de mando, sin embargo, sobre ellas, si han tenido hijos, pesan los años en los que su trayectoria ha sufrido un parón por atender el rol de cuidados. “Esta diferencia se agrava si hablamos de mujeres que no se encuentran en un nivel sociolaboral alto, que no están en posición de contratar a alguien más que se haga cargo de estos cuidados. Cuando es la pareja quien los debe llevar a cabo, con frecuencia la mujer se carga al hombro la mayor parte”.

Millán, Santos y Pérez entienden que esta dinámica ha dado lugar a un nuevo modelo de familia ‘neotradicional’ en la que el varón trabaja a tiempo completo y la mujer flexibiliza y reduce sus horas de empleo para atender las necesidades domésticas, por lo que cuestionan las políticas que promueven el trabajo a tiempo parcial por poder favorecer, en el largo plazo, la institucionalización de la división sexual del trabajo. En los últimos años, se han dado pasos al frente como la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad que la experta en Género celebra; no obstante, solo un 5% de las peticiones de reducción de jornada han sido presentadas por hombres en 2022, según expresó la ministra Irene Montero.

Los motivos que están detrás del aumento de la tasa de empleo en el caso de los varones con hijos han sido menos estudiados, aunque las fuentes consultadas apuntan a que podría responder al rol productivo que asume el hombre y le lleva a una búsqueda activa de empleo para sustentar al hijo, que no encuentra una rechazo como si enfrentaría una mujer en la misma situación. Si bien, en los últimos años la distancia en la tasa de empleo entre los hombres con hijos y sin ellos ha crecido, alcanzando su máximo en 2021 desde que hay registros (2009), mientras hace una década era inferior al 4%. En el caso de las mujeres, por el contrario, la diferencia en la empleabilidad entre las madres de menores de 12 años o menos y las que no lo son, ha recortado más de cuatro puntos desde entonces, cuando se situaba en -9,4%.

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