El ICAC tiende la mano a las auditoras del Ibex y augura un menor celo sancionador

  • El nuevo presidente nombrado por Calviño promete cambios en el organismo para que sus inspecciones no se vean como "un mecanismo para sancionar".
Nadia Calviño parece decidida a observar la crisis a distancia y no termina de actuar de manera contundente y decidida
Nadia Calviño parece decidida a observar la crisis a distancia y no termina de actuar de manera contundente y decidida

"Hay que acabar con esa percepción que existe en el sector de que 'viene el ICAC, me van a poner una sanción'; queremos que a partir de ahora el sector crea que el ICAC les ayuda a mejorar en su trabajo como auditores". Nuevo presidente, nuevos tiempos. En su primer acto público como presidente del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas -el órgano del Estado encargado de velar por la calidad de la función auditora en España-, el nuevo 'jefe' de la institución, Santiago Durán, se esforzó por dejar bien claro que se abre una nueva etapa en el organismo que no se parecerá en muchas cosas a la anterior: singularmente, en el celo con el que se ha empleado el ICAC por detectar y penalizar las lagunas detectadas en la tarea como auditores de algunas de las grandes firmas que auditan las cuentas del Ibex 35.

Tras una turbulenta etapa en la que el supervisor más anónimo de todo el entramado de 'vigilantes' del sistema público de supervisión se ha destacado por propinar duras sanciones a los grandes gigantes del sector  -EY, KPMG, PwC y Deloitte- por la fragilidad de sus auditorías de cuentas a grandes empresas del Ibex como Bankia, Abengoa, ACS o el Popular, el nuevo presidente del ICAC ha llegado al cargo con un discurso conciliador hacia las grandes auditoras y las grandes corporaciones del país y con el firme compromiso, que concretó en una 'videocharla' organizada por el Colegio de Economistas, de transformar el ICAC y el planteamiento de  trabajo en sus inspecciones. "Mi objetivo es convertir las inspecciones en lo que parece que la norma quiere que sean: un mecanismo para mejorar la calidad de las auditorías y no un mecanismo para acabar en procedimientos sancionadores".

Sin referencias directas a la etapa del anterior presidente, Enrique Rubio, salvo para reconocer su trabajo, Santiago Durán sí insistió de forma reiterada en la mensaje de separar la función de inspección de las sanciones. El nuevo presidente del ICAC entiende que la proliferación de sanciones de los últimos años ha tenido un impacto negativo sobre la reputación del sector y según su análisis ha creado la falsa percepción de que en España las cuentas de las empresas no se auditan en condiciones, coincidiendo con una de las principales críticas que desde el entorno de las 'big four' se han vertido en los últimos años contra el ICAC. 

Las grandes auditoras del país no han ocultado su incomodidad con la forma de proceder del ICAC hasta el punto de que incluso han cuestionado la capacidad de la institución para imponer sanciones e inhabilitaciones a sus auditores por las conclusiones derivadas de las inspecciones del organismo. En 2015, y ante la presión de la auditoras, el ICAC elevó la cuestión a la Abogacía del Estado que determinó que la ley no sólo habilitaba sino que impelía al ICAC a imponer sanciones a las auditoras cuando de sus trabajos de inspección se derivara la existencia de irregularidades graves, entendidas como que fueran significativa y pudieran tener impacto sobre la detección de posibles irregularidades graves en las cuentas de las empresas.

Las críticas más explícitas que veladas del nuevo presidente del ICAC a la inclinación a utilizar las sanciones como mecanismo para reconvenir los fallos graves de funcionamiento de las auditoras del anterior equipo de la institución llegan pocas semanas después de su decisión de desmantelar el equipo de la Subdirección General de Control Técnico, el brazo ejecutor de las investigaciones que derivaron en las duras sanciones que en los últimos tiempos han recaído sobre las auditoras de las grandes empresas del Ibex, como adelantó La Información.

Las fuentes consultadas interpretaron entonces ese movimiento como una maniobra para dejar atrás la etapa reciente de la institución como azote de las auditoras del Ibex y abrir un nuevo periodo de entendimiento en el que la actuación supervisora del organismo sea menos expeditiva y más pacífica. El nuevo presidente del ICAC, Santiago Durán, aboga en este sentido por una política de diálogo continuo con el sector y avanzó en la charla su intención de intensificar los contactos con las grandes auditoras "porque así podremos también pulsar las necesidades regulatorias en materia contable de las grandes corporaciones". También adelantó su intención de crear una especie de Comisión o Comité para tener un contacto permanente con el sector en su conjunto.

Más inspecciones...y no sólo a las 'big four'

El rigor con el que se ha empleado el ICAC en los últimos años se ha aplicado en muchas ocasiones a costa de alejarse de los exigentes objetivos del ciclo supervisor que le impone la norma. La institución no ha sido capaz de cumplir con el volumen de inspecciones anuales que le exige la ley, condicionada por una dotación de recursos humanos más que exigua. A cambio no ha orillado las inspecciones más complejas, como lo demuestra las actuaciones realizadas sobre las auditorías ejecutadas sobre las cuentas del Banco Popular en 2012 y 2016, convertidas ahora en elemento clave en el proceso judicial abierto para esclarecer las circunstancias que envolvieron la liquidación del banco y su posterior venta al Santander.

El nuevo presidente del ICAC sitúa, sin embargo, como prioridad aproximarse "a las exigencias legales respecto a los ciclos de supervisión", lo que de cumplirse de forma estricta obligará a los técnicos de la entidad a efectuar con los mismos medios un número de inspecciones superior; y también extender a las entidades de mediano tamaño la labor inspectora del ICAC, que según Santiago Durán ha estado en los últimos años especialmente enfocada en las grandes auditoras.

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