Los ricos esperan vivir cien años: 20 más que la esperanza de vida en Occidente

  • La mayor preocupación es afrontar los gastos que tendría alcanzar dicha edad y dan al traste con el mito de que el trabajo reste años de vida. 
Relación entre patrimonio, salud y longevidad
Relación entre patrimonio, salud y longevidad

La posibilidad de alcanzar 100 años de vida era algo impensable hace algunas décadas, salvo contadas excepciones. Rara era la persona que celebraba dicho cumpleaños y en las televisiones se hacían continuos reportajes acerca de personas que en España sobrepasaban dicha edad. Aun así, los tiempos han cambiado. Antes, la idea de vivir un siglo solía pertenecer exclusivamente al ámbito de la ciencia ficción, pero ahora las personas ricas del mundo aspiran a que la vida de cien años deje de ser una mera posibilidad y se convierta en una expectativa. 

El banco UBS, en su primera edición del 'UBS Investor Watch' ha abordado este desafío realizando una encuesta entre más de 5.000 inversores repartidos por todo el mundo y el estudio arroja un dato muy revelador: el 53% de los inversores con altos patrimonios esperan llegar a los 100 años de edad. Por tanto, se trata de una expectativa de vida superior a los 80 años de esperanza de vida que cuentan la mayoría de países desarrollados. 

La perspectiva de la longevidad varía dependiendo de la región. En Europa continental, más de dos tercios de los inversores esperan vivir 100 años mientras que en Asia, alrededor de la mitad creen que llegarán a la centuria. Por su parte, en Reino Unido y EEUU, sin embargo, esta expectativa es significativamente inferior, con menos de un tercio de los inversores esperando vivir un siglo.

La mayor preocupación, a pesar del nivel patrimonial, es afrontar todos los gastos que tendría una vida de cien años. La mayoría de grandes patrimonios encuestados (52%) aduce a los costes de la salud debido a la preocupación por el aumento de gastos médicos, sobre todo en el caso de EEUU. Tras esta preocupación, la segunda más señala sería contar con un menor patrimonio para dejar a sus sucesores y por tener que trabajar más tiempo para mantener el estilo de vida que desean. 

El refrán de "más vale la salud que el dinero" está presente en el análisis de UBS. El 90% de los grandes riquezas afirma que invertir en su salud resulta más importante que aumentar su patrimonio y creen que su patrimonio es una razón fundamental de su bienestar. De hecho, los inversores de mayor patrimonio son los que más gastan en cuidar su salud: los gastos anuales de atención de la salud en el caso de inversores con más de millones de dólares de patrimonio cuadruplican lo que gastan a tal fin los inversores de menor nivel patrimonial. 

El análisis arroja un dato contundente acerca de la importancia de la salud: los inversores también están dispuestos a sacrificar parte de su patrimonio por la salud y llegarían a desprenderse de casi la mitad de su patrimonio para disfrutar de más años de vida sana.

El mito de que el trabajo reste años de vida se viene abajo en el 'UBS Investor Watch'. Los inversores creen que trabajar durante más tiempo asegura el bienestar y casi ocho de cada diez inversores (77%) cree que el trabajo tiene un efecto positivo en la salud. Por tanto, es posible que una actitud favorable frente al trabajo sea necesaria, ya que la mayoría de los inversores creen que tendrán que trabajar más tiempo para solventar los años futuros. Es más, casi dos de cada tres inversores ya trabajan más allá de la edad tradicional de retiro o considerarían hacerlo a fin de mantener su estilo de vida.

La longevidad, como es lógico, lleva a los grandes patrimonios a actuar de manera diferente a la hora de tomar decisiones de inversión. Nueve de cada diez inversores toman medidas ante el aumento de la expectativa de vida (modifican sus hábitos de gasto y sus planes financieros y colocan su patrimonio en inversiones a largo plazo). Además de los bienes inmobiliarios y las acciones, el efectivo (curiosamente) completa la lista de las tres categorías de activos más elegidas para las inversiones de largo plazo.

La mayor esperanza de vida no solo afecta al enfoque de inversión de las personas con un alto nivel patrimonial sino también la planificación de su legado. Casi dos de cada tres inversores planean donar más de su patrimonio mientras estén con vida para ver a sus herederos disfrutar de ese patrimonio. 

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