Rozan los 50 millones

Los neobancos y el miedo a las deudas dan una segunda vida a las tarjetas de débito

Desde 2017, el número de tarjetas que permiten pagar a débito se ha multiplicado un 82%, mientras que las de crédito caen un 19%. Entre ambas modalidades hay más de 91 millones, casi dos tarjetas por habitante.

Cómo liquidar las deudas de las tarjetas revolving y de crédito
Los neobancos y el miedo a las deudas dan una segunda vida a las tarjetas de débito
Pixabay

Desde 2017 el número de tarjetas de débito se ha casi duplicado. Ese año en España había 26,9 millones de tarjetas de esta modalidad, mientras que las de crédito superaban los 52 millones. En apenas siete años las primeras han dado el 'sorpasso'. Así, mientras las tarjetas de débito han crecido un 82% durante este periodo, las de crédito han registrado un descenso del 19%. Esto ha permitido a las de débito cerrar el tercer trimestre de este año en los 50 millones (en concreto 49, 2 millones), según los últimos datos publicados por el Banco de España, prácticamente 7 millones más que las tarjetas de crédito. 

Este vuelco obedece a varias razones. Por un lado, la entrada, como recuerda Pedro Ruiz, experto en finanzas de Kelisto, de "nuevos players como los neobancos o entidades digitales, cuyas propuestas comerciales más potentes eran (y todavía lo son) ofrecer una cuenta gratuita junto a una tarjeta de débito (puesto que las de crédito exigen cumplir con más requisitos legales)". Y es que cerca de 10 millones de españoles ya tienen cuenta en alguna de estas entidades (y probablemente una tarjeta).

Esta irrupción ha provocado una reacción en cadena dentro de la banca tradicional, con ofertas en las que, junto a la apertura de la cuenta, se añadía una tarjeta de débito totalmente gratuita. Precisamente, desde una entidad financiera señalan que este tipo de medios de pago está más pegada o asociada a la cuenta corriente. 

Pero no es el único motivo. Este mismo banco también apunta a que la tarjeta de débito es percibida también como sustituto del efectivo. Cada vez se usa menos el cash, especialmente desde la pandemia y prueba de ello es que el número de operaciones de retirada de dinero en metálico en los cajeros sigue a la baja. El año pasado cerró con 681 millones de operaciones, frente el billón de 2007 y 2008. En el tercer trimestre, esta cifra ha alcanzado las 516 millones. 

En cuanto a las operaciones de compra en terminales, excluyendo las del comercio 'online', hasta septiembre se produjeron 6.178 millones, mientras que a cierre de 2022 sumaron 7.390 millones tras crecer un 21% sobre el año anterior. También los importes a ritmos de doble dígito (casi un 20% a cierre de 2022 hasta los 233.600 millones de euros).

Finalmente ha influido la actuación de reguladores y jueces. De hecho, ese mismo año 2017, el Gobierno aprobó una directiva europea en contra de la exclusión financiera que obligaba a los bancos a facilitar a los usuarios una cuenta corriente y una tarjeta de débito. Todo ello sin olvidar que las tarjetas de crédito han estado bajo la lupa de los consumidores tras algunas sentencias en contra de los intereses abusivos de muchas  de ellas, recuerdan desde Kelisto.

Miedo al endeudamiento

Pero también hay otro aspecto que preocupa a los clientes bancarios y hace que estén más predispuestos a usar una tarjeta de débito antes que la de crédito: el miedo el sobreendeudamiento. Otra fuente financiera añade, como otro motivo más para explicar el reinado de las tarjetas de débito, que la tarjeta de crédito es un producto que requiere que los clientes tengan capacidad de endeudamiento, por lo tanto no todos lo pueden hacer.

Pero, además, hay muchos clientes que teniendo capacidad para asumir ciertas deudas, prefieren pagar con la tarjeta de débito por una mayor sensación de control del gasto. La explicación es que con la tarjeta de débito no se puede gastar más del saldo de la cuenta asociada, por lo que actúa de control para aquellos clientes que no quieren endeudarse.

Casi dos tarjetas por usuario

En cuanto al parque de tarjetas (tanto de débito como de crédito) el tercer trimestre del año cerró con 91,56 millones, la cifra más elevada desde que arrancó la serie histórica recogida por el Banco de España, que arrancó en el año 2000 y supone doblar prácticamente esa cifra, puesto que ese ejercicio se cerró con 45 millones de tarjetas (para el conjunto de ambas modalidades).

Esto quiere decir que prácticamente todo habitante en España mayor de 15 años cuenta al menos con una de las modalidades de tarjeta, ya que la población española a partir de esa franja de edad supera los 41 millones frente a los 48 millones que hay en total. 

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