Segundo trimestre 

El PIB de la zona euro aguanta el pulso a Rusia con un alza del 0,8% hasta junio

Las economías de los países del euro y de los Veintisiete mantuvieron su avance en relación al primer trimestre gracias al consumo de los hogares, que fue más fuerte que en un 2021 marcado aún por la covid

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El PIB de la zona euro aguanta el pulso a Rusia con un alza del 0,8% hasta junio

El PIB de la zona euro logró aguantar el pulso echado por Rusia con la invasión de Ucrania y sus amenazas en el plano energético... al menos durante el segundo trimestre del año. La economía de los países que comparten el euro avanzó un 0,8% de abril a junio en relación al trimestre previo, dos décima por encima del cálculo previo. Los datos publicados por Eurostat este miércoles constatan que la actividad en el conjunto de la Unión Europea creció un 0,7% entre abril y junio en relación al tramo inicial del año, también una décima por encima de las estimaciones. Ambos datos coinciden con el ritmo de expansión registrado en el primer trimestre.

Si se comparan las tasas del segundo trimestre con las que eurozona y Unión Europea registraron en el mismo periodo hace justo un año, el avance del PIB es del 4,1% y del 4,2%, respectivamente. Aquí ya se percibe una cierta desaceleración, puesto que entre enero y marzo la economía creció un 5,4% y del 5,5%, respectivamente. La invasión de Ucrania se produjo a finales de febrero, por lo que sus efectos en términos de problemas de suministro y de encarecimiento de la energía no empezaron a notarse verdaderamente hasta el segundo trimestre. 

España -menos dependiente energéticamente de Rusia- se situó por encima de la media en ese periodo, con un alza de la actividad del 1,1% en relación al trimestre previo y del 6,3% interanual. La economía más dinámica fue la de los Países Bajos (2,6 %), seguida de la rumana (2,1%) y la croata (2%). Entre abril y junio registraron contracciones de su PIB Polonia (2,1%), Estonia (1,3%), Letonia (1%) y Lituania (0,5%), cuyas relaciones económicas con Moscú son mucho más estrechas.

El avance de la actividad fue sobre todo posible gracias al tirón del consumo de los hogares -sobre todo si se compara con el año previo, cuando aún había restricciones para atajar la expansión de la Covid-. Así, el gasto de las familias aumentó un 1,3% en la eurozona y un 1,2% en la UE en el segundo trimestre, mientras que el de las administraciones públicas se incrementó un 0,6% en ambas regiones, cuando empezaban a desplegarse los primeros paquetes para hacer frente a las consecuencias de la guerra. El aumento de la inversión fue del 0,9% y un 0,7%, respectivamente.

La balanza comercial fue negativa para Europa en este periodo, dado que las importaciones crecieron con mucha más fuerza que las exportaciones. Las primeras lo hicieron un 1,8% en la zona euro y un 1,9% entre los Veintisiete; mientras que las ventas al exterior aumentaron un 1,3% entre los países que comparten el euro y un 1,4% en la UE. 

En lo que respecta al mercado de trabajo, el segundo trimestre evidencia una desaceleración del empleo. El número de personas empleadas en la eurozona apenas creció un 0,4% en las dos regiones, por debajo del 0,7 y del 0,5% que aumentó en el primer trimestre. El frenazo es evidente en relación al trimestre previo cuando el empleo aumentó un 3,1% en la eurozona y un 2,9% en la Unión.

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