Las donaciones solidarias se disparan

El Impuesto de Sucesiones y las deudas disparan las renuncias a las herencias

La Covid y la crisis han propiciado un incremento exponencial de los legados económicos tras la muerte. El rechazo a herencias se ha triplicado con respecto a 2008. Cada día 150 personas dicen no a una herencia.

María Jesús Montero
Las renuncias a herencias con deudas se triplican con respecto a la crisis de 2008.
CONTACTO vía Europa Press

La herencia, el legado económico que se deja a los familiares tras la muerte, no siempre resulta un consuelo para los herederos y menos en tiempos de crisis, en los que los ciudadanos se endeudan e hipotecan y, si fallecen, dejan a sus parientes una carga y numerosos asuntos económicos pendientes e inasumibles. Una de las fórmulas para visualizar la crisis, además de las numerosas estadísticas macroeconómicas, son los registros del Consejo General del Notariado, que muestran las tendencias referentes a los actos que obligatoriamente se deben suscribir ante estos profesionales, que abarcan desde las hipotecas y los préstamos a las separaciones de bienes y divorcios, además de los testamentos o la aceptación o rechazo de una herencias.

Precisamente este último indicador permite asumir la actual situación, en buena medida vinculada a la pandemia del coronavirus, pero también al declive económico. La falta de recursos para afrontar, por ejemplo, las compras básicas, debido a la inflación, o las hipotecas, que resultarán impagables para numerosos hogares por la subida del euribor, se ha ido trasladando a las herencias, que en más de uno de cada siete casos acumulan más impagados que patrimonio. Si la crisis de 2008 fue el detonante para que comenzasen a incrementarse las renuncias a herencias por las deudas que contemplaban o porque los herederos no podían pagar el Impuesto de Sucesiones, 2021 y el primer semestre de 2022 evidencian una situación todavía más que preocupante.

Cerca del 14% de los herederos rechazaron sus herencias por no poder afrontar los impagados e impuestos, un porcentaje que apenas representaba el 4,7% en 2008. En el peor momento de la crisis -año 2012- las renuncias apenas suponían un 7,8%. Solo en el primer trimestre del año, último dato disponible según el registro de los Notarios, se han producido 13.527 renuncias, más de 15o por día. En 2021, el año postpandemia, se produjeron 55.575 rechazos de herencias, 152 por día. Mientras, de los 276.439 legados hereditarios aceptados en 2008, apenas se desestimaron 13.313. Cabe destacar que no solo las deudas pesan en los rechazos, también los fuerzan los impuestos. En un porcentaje inferior se producen por la nula relación con el pariente que cede sus bienes. 

Las comunidades tienen asumido el Impuesto de Sucesiones y las diferencias a la hora de aplicarlo son más que notables cuando se trata de herencias

Las comunidades autónomas tienen asumido el Impuesto de Sucesiones y Donaciones y las diferencias a la hora de aplicarlo son más que notables  cuando se trata de herencias. La bonificación del 99% del tributo en la Comunidad de Madrid hacen que sea una de las autonomías que, proporcionalmente y pese a las numerosas gestiones, cuenta con menos rechazos, un 12%. Mientras, los andaluces renuncian a una de cada seis herencias y estos rechazos suponen el 20% del total nacional. Por su parte, Asturias y Baleares lideran el ránking de renuncias, que ronda una de cada cinco en las dos comunidades. 

La estadística también muestra que se ha producido un importante repunte de las renuncias traslativas de herencia, en las que uno de los beneficiarios rechaza su legado a favor de otro, habitualmente porque no puede afrontar las deudas y el otro beneficiario sí. Otra de las fórmulas, cada vez más habitual, es la aceptación de herencia a beneficio de inventario, un trámite en el que el heredero no queda obligado a pagar las deudas que sobrepasen el valor del legado económico. En este caso, los impagados del fallecido se deben suplir con el patrimonio del mismo y si de ahí después se produce un excedente, será lo que obtengan los herederos, pero en caso de no cubrir del todo la deuda, el heredero no está obligado a pagar a los acreedores.

Requisitos para redactar un testamento ológrafo 

  • ¿Cómo hacer un testamento que sea válido para la herencia sin ir al notario?

    - Debe estar redactado por personas mayores de edad.
    Este documento debe ser escrito a mano por el testador y debe dejar bien clara la voluntad suya por escrito.

    - También a mano deberán estar reflejados la fecha, la hora y desde el lugar en el que se está haciendo.

    - Todo ello deberá quedar firmado por el testador y dicha firma no podrá contener marcas de ningún tipo, sellos o huellas dactilares, por lo que lo más recomendable es que quede guardado en un sobre cerrado.

    - Se puede redactar en el idioma nativo del testador si este es extranjero.

    - Si se escribe algo tras plasmar firma, el testamento no tendrá validez.

Si se trata de inmuebles, lo habitual es subastarlos si se renuncia a ellos y el trámite es gestionado por la Dirección General del Patrimonio, un organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, aunque algunas comunidades, como País Vasco, Cataluña, Aragón o Galicia, tienen su propias normativas. Durante 2021, el número de testamentos alcanzó un récord. En total, los notarios facilitaron 723.642 el año pasado, un aumento de 92.406 frente a los otorgados en 2020, debido a la pandemia. El incremento supone una subida interanual del 14,6% y el 98% de ellos fueron testamentos unipersonales abiertos, en los que la persona que testa expresa las disposiciones del testamento en presencia de un notario. El 2% restante lo conforman otro tipo de testamentos o actos de última voluntad, como testamentos cerrados u ológrafos.

El incremento de la incertidumbre, el aumento de la mortalidad y la creciente preocupación de los ciudadanos por la posibilidad de un fallecimiento repentino fue responsable de buena parte del incremento de los asuntos relacionados con la sucesión o cesión de bienes. En el caso de la donaciones, también se produjo un incremento muy significativo, alcanzando las 175.075 en 2021, lo que supone un 30% más que en 2020. La pandemia y la crisis generada provocó la solidaridad intrafamiliar e intergeneracional con objeto de paliar el impacto económico en determinados hogares y resulta significativo que en la peor recesión, la de 2008, apenas alcanzasen las 100.000, un 75% menos.

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