Sus precios se aceleraron en julio

La sequía golpea a los alimentos frescos y condicionará la inflación hasta fin de año

La combinación de la falta de lluvias y la enésima ola de calor en lo que va de año se ha convertido en el principal factor de riesgo sobre unos precios de los alimentos que siguen presionados por Ucrania y los combustibles.

El aumento en los precios de frutas y aceites frena la moderación de la inflación
El aumento en los precios de frutas y aceites frena la moderación de la inflación
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La combinación de la sequía persistente y la enésima ola de calor a lo largo de este año se ha convertido en el principal factor de riesgo sobre unos precios de los alimentos que siguen presionados por las consecuencias de la guerra en Ucrania y, más recientemente, por un nuevo encarecimiento de los combustibles. La falta de agua está mermando la producción y los cultivos afectados van en aumento. Productos como las frutas, verduras, hortalizas o cereales son especialmente sensibles a los efectos de este fenómeno meteorológico severo que está provocando una merma de la producción y de la superficie cultivada, como constataba a principios de mes el Ministerio de Agricultura. Todo esto puede tener consecuencias  muy negativas sobre el comportamiento de los precios de los alimentos de aquí a finales de año.  

Los datos desagregados de inflación en julio dan algunas pistas al respecto. El encarecimiento, en relación al año anterior, de las frutas (11,6%) y los aceites y grasas (20,4%) ha puesto fin a la racha de suave moderación que la subida de precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas venía registrando desde febrero. El mes pasado este grupo se encareció un 10,8% frente al 10,3% de junio -venían de hacerlo al 12% en mayo y al 12,9% en abril-. La variación puede parecer mínima pero constata cómo, lejos de aliviarse, la presión sobre los presupuestos de los hogares va a más. 

Los agricultores miran al cielo con preocupación ante las cosechas que están por venir. La bajada de temperaturas que debería producirse los próximos meses podría ayudar a contener algo los precios del aceite, sin embargo, si la sequía continúa "es probable que haya una disminución de la cosecha", advierte en 'La Información' , Andrés Góngora, miembro de la Comisión Ejecutiva de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Ese temor ha llevado, en su opinión, a la industria a elevar los precios ante la previsión de lo que podría suceder si la falta de agua sigue azotando al campo. 

La subida generalizada de las frutas frescas y los aceites y grasas tiene lugar en un momento en el que, según Góngora, el nivel de producción "es aceptable a día de hoy", lo que no sucede sin embargo con otros muchos cultivos. Sólo el precio del aceite de oliva se ha disparado un 38,8% en el último año y un 5% en el último mes y roza los 10 euros por litro.

El consumo de frutas y verduras disminuye entre los españoles

La escalada de los productos frescos (solo las frutas subieron un 11,6% en relación al año pasado) ya ha obligado a muchos hogares a modificar sus hábitos de consumo. Desde COAG apuntan a una reducción de entre el 8 y 12% en la demanda de frutas y hortalizas, productos típicos de la dieta mediterránea que hoy día es un poco más difícil de seguir a la luz de las etiquetas con las que los ciudadanos se encuentran en los lineales. "El precio está siendo un freno para muchas familias", señala Góngora. Esto se está traduciendo ya en "parones de consumo" y en una demanda menor por parte de los supermercados. 

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Málaga cuantificaba este lunes en un 85% menos la producción de mango y en un 60% menos la de aguacate debido a la extrema sequía y la falta de riego. Su secretario general, Francisco Moscoso, recordaba que a medida que se acerca septiembre los productores perciben de media entre 1,40 euros y 1,50 euros por el kilo de mango, su precio de venta al público casi cuadruplica ese nivel.

El fuerte incremento de precios afecta también a otros alimentos básicos para los hogares, como la carne, que pese a que ha frenado la subida que venía registrando en meses pasados (en el caso de vacuno, ovino y ave), en julio costaba un 5,5% más de media que hace un año. El acelerón más pronunciado se ha producido en el azúcar (cuesta un 44% más que en julio de 2022) y es muy significativo también en el caso de la mantequilla (17,9%).

Medidas insuficientes para paliar la escalada de precios

La coyuntura cada vez más compleja ha restado impacto a una de las medidas estrella del Gobierno para hacer frente al encarecimiento de la cesta de la compra. De este modo y pese a que el Ejecutivo decidió finalmente prorrogar la rebaja del IVA a los alimentos otros seis meses, hasta finales de año, esta únicamente se ha traducido en una disminución del precio en tres de los quince productos que figuraban en la lista de los alimentos más caros: en las harinas y cereales, en la leche desnatada y en las pastas alimenticias. "No ha sido una medida contundente", lamenta Andrés Góngora, quien considera que tenía que haberse acompañado de otras medidas a forma de "bono" o "cheque" para aquellos que disponen de rentas más bajas.

La falta de lluvias puede complicar aún más la situación y echar por tierra algunas de las previsiones que los principales servicios de estudios habían puesto sobre la mesa hasta ahora. Un ejemplo son los cálculos recientes que hacía Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorros, que sitúa la tasa de inflación del conjunto de los alimentos y bebidas no alcohólicas en el entorno del 7% a cierre de este año y que prevé que ronde el 2% (o se sitúe incluso por debajo) solo a finales del próximo. 

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