Startcaps Ventures y Junipero

Ignacio Vilela, el español que busca oro en los grandes unicornios americanos

Tras una década de inversión en Silicon Valley, el gestor prepara su nuevo vehículo después de haber respaldado cuatro compañías de más de 1.000 millones de valoración y gigantes como Dropbox o Stripe.

Vilela, a la izquierda, junto al cofundador de Startcaps, Marco Doncel
Vilela, a la izquierda, junto al cofundador de Startcaps, Marco Doncel
L.I.

Ignacio Vilela ha esquivado los focos de manera sistemática en los últimos años. Pese a acumular una década de inversión en startups de renombre al otro lado del charco siempre ha preferido mantener un perfil bajo. Pero en ese tiempo, este ingeniero español ha buscado (y encontrado) oro entre los grandes unicornios tecnológicos y compañías estadounidenses. Lo que empezó como un proyecto de varios amigos españoles se ha profesionalizado con varios fondos en el mercado, múltiplos elevados e inversiones en firmas como la colombiana Rappi o la brasileña 99Taxis o en gigantes como Dropbox o Airbnb.

Vilela trabajaba en FCC dirigiendo un equipo de 300 personas en un proyecto de innovación en energía. “Siempre me ha encantado la tecnología y la inversión”, apunta a La Información. Tras la crisis del año 2008, él se planteó qué hacer. Habló con dos amigos suyos para aprovechar la oportunidad para dedicarse a la inversión. Embarcó a Marco Doncel y Agustín Batuecas. Empezaron con 350.000 euros para invertir. Posteriormente sumaron a otros cuatro amigos más para alcanzar los 2 millones de euros de ‘gasolina’. El nombre: Startcaps Venture. Originalmente intentaron invertir en España, pero los números de un ecosistema aún poco maduro no terminaban de salir. “Las oportunidades no eran lo suficientemente grandes para hacerlo rentable”, explica.

La solución fue irse a San Francisco (California, Estados Unidos), donde el ecosistema estaba en plena ebullición. Él hizo las maletas sin prácticamente contactos allí, según relata. Al principio “era un caos”. Sólo había una oportunidad de hacerse un hueco: “Aportar un valor distinto y posicionarse como un ‘angel’”. La estrategia: invertir entre 100.000 y 200.000 dólares por compañía (en aquel entonces se votaban por cada inversor todas las inversiones) y aportar algo diferencial. En su caso, tratar de abrir la puerta de acceso a Europa, de donde él venía. Y ofrecía como ‘activo’ el acceso a directivos relevantes europeos como el entonces CEO de Merrill Lynch para España y Portugal, Ricardo Paz, que formaba parte de ese núcleo de promotores y asesores del fondo.

Pese a esa propuesta de valor, hacerse un hueco no fue fácil. La clave era entrar en esas fases semilla e iniciales. Detectar esas oportunidades y conseguir que le hicieran sitio en esas rondas fue todo un reto. En algunas de ellas entraba con notas convertibles en acciones. Las primeras inversiones en EEUU se firmaron en 2013. Entre ellas estaba 99taxis, el ‘Uber brasileño’ al que aterrizaron en esos inicios. Cinco años después fue vendida al archirrival chino de Uber (Didi) por unos 1.000 millones de dólares. También entraron en AltSpaceVR, un desarrollador de software para realidad virtual que fue adquirida por Microsoft en el año 2017, o en Authy, la herramienta para una doble autenticación que fue adquirida por Twilio (hoy cotizada con una capitalización de más de 20.000 millones). Esa red de contactos se iba tejiendo poco a poco.

En todas ellas entró con ‘ticket’ inicial sin hacer lo que se conoce como ‘follow on’, es decir, seguir aportando dinero en rondas posteriores para evitar la dilución. Sólo hay una excepción: Shipbob. En no pocas de estas compañías se ha ido manteniendo hasta fases muy avanzadas, al contrario de lo que hacen muchos de los ‘business angels’, que suelen salir en los primeros compases (o les obligan a salir los fondos más grandes). Eso ha permitido que hoy esté en dos grandes unicornios como accionista: la colombiana Rappi (el ‘Glovo latinoamericano’), con una valoración de más de 5.000 millones de dólares, o la propia Shipbob, con una ‘capitalización’ de 1.200 millones. Uno de los últimos hitos es Forge, una plataforma de intercambio de acciones que salió a bolsa el pasado mes de marzo con un valor total de más de 3.500 millones.

Estas últimas operaciones fueron financiadas con un segundo vehículo de StartCaps, con una estructura profesionalizada y ya establecido en Estados Unidos aunque con una cantidad para invertir similar en el primero. En total cuentan con casi una veintena de inversiones entre los dos fondos. El primero apunta, según sus propias cifras, a una rentabilidad de hasta 11 veces su inversión dependiendo del momento de entrada, mientras que el segundo suma un múltiplo de 18 su inversión. Vilela compatibilizó durante un par de años sus inversiones aquí con su trabajo para poner en órbita Workday Ventures, el brazo inversor de la estadounidense Workday, donde trabajaba el español Adeyemi Ajao (cofundador de Tuenti y Jobandtalent), al que conocía desde hacía varios años en Estados Unidos.

El primer fondo de StartCaps tiene una rentabilidad esperada de hasta 11 veces su inversión, mientras que el segundo suma un múltiplo de 18 veces

En el año 2017 decide dar otro paso más en su estrategia de inversión. Habían invertido en Forge, ese mercado secundario de acciones en internet que servía como vía para hacer líquidas parte de las ‘stock options’ entre empleados de grandes tecnológicas. Y se había dado cuenta de que la compraventa de acciones en secundario en fases más avanzadas -incluso en la anterior a la salida a bolsa- tenía sentido, aunque también un cierto riesgo. Reúne a amigos españoles en compañías como Google, Facebook o Instacart para montar Junípero Fund. Entre los iniciales estaban Carlos Gómez (entonces en la aplicación de movilidad de Google Waze) o Fernando Domínguez (trabajaba en Google X). En algunos casos recurría a lo que se conoce como ‘forward contract’, una fórmula de compra ‘en diferido’ para adquirir títulos en secundario sin tener que pasar por el consejo de administración.

En el portfolio estaban unicornios (o cotizadas) que hoy valen decenas de miles de millones como Airbnb, Docusign, Coinbase, Robinhood o Stripe. El caso de esta última es el más llamativo: entraron a una valoración de 4.000 millones de dólares. Este primer vehículo se acaba de cerrar y ha conseguido un múltiplo sobre capital invertido de 4,6 veces. Acaba de cerrarse definitivamente. Trabajan ahora en un el segundo de la ‘familia’ pero tendrá el nombre de Almanac, en honor al almanaque de la película Regreso al Futuro. El objetivo es que sea abierto, es decir, que no tenga un periodo de vida definido. Empezaron con 300.000 euros y han ido sumando inversores españoles o españoles que están en San Francisco trabajando en algunas de las compañías. En paralelo, Vilela se mantiene como asesor de dos fondos ‘pre-salida a bolsa’ de EBN Capital, en los que propone las inversiones.

Fondos verticales en el futuro

Pese a que existe riesgo (hoy se vive un duro ajuste de valoraciones en fases más avanzadas), entiende que tiene más sentido en relación al beneficio. Y la razón hay que encontrarla en que las edades más tempranas se han complicado mucho en Estados Unidos. Antes un día de presentación de proyectos (conocido como ‘Demo Day’) en la prestigiosa aceleradora de startups Y Combinator tenía varios cientos de asistentes. Ahora acuden 3.500 o 4.000, según explica Vilela. Esto se explica porque muchos fondos que se dedicaban a compañías más grandes han ido bajando escalones para entrar antes en las mismas. En este contexto, para él hay un peso determinante en el acceso a acuerdos relevantes en compañías grandes para tener éxito. “Pesa entre el 60 y el 75% de una inversión y el resto está en saber detectar las mejores”, apunta.

Con todo, sigue teniendo mucha relación con España pero no lo ve como una oportunidad para invertir directamente. “Todavía el líder global es el que te va a dar la rentabilidad y las americanas hoy tienen ventajas para ser líder global”, explica el inversor. Cree que su valor está más en canalizar dinero español y europeo hacia Estados Unidos que hacer el camino inverso. Varias de las gestoras españolas le han ofrecido diseñar un fondo para tener una estructura local, pero no ha encontrado una fórmula con la que se encuentre cómodo.

En el futuro a medio plazo se plantea también construir fondos verticales y especializados en áreas muy concretas con fuerte demanda como la ciberseguridad. Insiste en que existe gente con mucho interés para poder invertir en un vehículo de esas características. Por ahora, seguirá centrado en los dos frentes: Almanac y los fondos de EBN. Diez años después de hacer las maletas sin apenas red en una ‘caótica’ San Francisco, Vilela quiere seguir tratando de sacar oro de los unicornios americanos.

Mostrar comentarios