Ahorro y emisiones cero

¿Tiene futuro el puente aéreo? El Avlo, Colau y ahora Ribera le cortan las alas

Gráfico comparativo AVE, Avlo y puente aéreo
Gráfico comparativo AVE, Avlo y puente aéreo
La Información

Ada Colau ha puesto una cruz sobre el puente aéreo entre Madrid y Barcelona cuya clausura se ha convertido, a todas luces, en la que será su próxima cruzada. También en Europa las autopistas aéreas de corto recorrido parecen haberse transformado en un contrincante a batir frente al desafío del cambio climático; así, países como Francia ya han aprobado una ecotasa a los billetes de avión, con 2020 como punto de partida, medida que Teresa Ribera, desde la cartera de Transición Ecológica, mira ahora con deseo. A este caldo de cultivo, se suma una nueva amenaza para la rentabilidad del corredor aéreo entre capitales: Avlo, la alternativa más 'low cost' de Renfe. Con la entrada de este nuevo competidor y la sombra de una más que posible subida de impuestos, las aerolíneas (y los empresarios) reivindican el servicio directo entre los dos mayores núcleos empresariales del país, cuya desaparición pondría en jaque a la ciudad condal y a su posición como imán de la 'business class' internacional.

El pistoletazo de salida de la última apuesta de Renfe no ha dejado a nadie indiferente. Este lunes salió a la venta el primer lote de billetes Madrid-Barcelona a 5 euros, una oferta que dejará un millar de pasajes diarios durante diez jornadas solo al alcance de los más rápidos. La cosa pinta bien para la operadora, que en las primeras 72 horas de promoción ya ha vivido problemas en su web y provocado largas listas de espera.  Los trenes de Avlo, que acogerán a más de 400 viajeros cada uno,  empezarán a circular el próximo 6 de abril entre Madrid y Barcelona (también hacia Zaragoza) desde solo diez euros, apenas cinco para los menores de 14 años.

La Tarifa Básica de este nuevo servicio ferroviario incluye un equipaje de mano y una maleta de cabina de tamaño limitado pero sin control de peso. Además, el servicio promete cubrir la distancia entre los ayuntamientos de Colay y Martínez Almeida en un tiempo estimado de solo dos horas y media. Además y para este trayecto, Avlo promete seis salidas diarias, de lunes a domingo, tres desde Barcelona Sants (a las 9:25, 16:25 y 20:00 horas) y tres desde Madrid Puerta de Atocha (a las 12:10, 18:55, 22:45 horas). Todo ello, bajo un sistema de bajas emisiones que favorece el aplauso institucional... pero hay demandas que el sistema ferroviario aún no está preparado para satisfacer

"El AVE no puede sustituir al avión si no llega a la T4"

El puente aéreo ofrece una conexión directa entre las dos mayores capitales de España e involucra a múltiples compañías de alcance internacional. Es precisamente esa mirada a la exterior, la que concede valor añadido al transporte aéreo y las aerolíneas lo saben. Cerrar el transporte aéreo, como sugiere Colau, supondría dejar sin servicio a aquellos viajeros que transitan por el corredor Madrid-Barcelona solo como enlace entre dos vuelos internacionales. Desde la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), que concentra a las compañías que operan en el puente, ponen el ejemplo de un viajero que hace el trayecto México-Madrid, Madrid-Barcelona, Barcelona-México: "Eliminar el servicio implicaría una desconexión para los pasajeros internacionales, además de una pérdida de competitividad", aseguran fuentes del organismo a La Información.

Otra de las más activas en este trayecto es Vueling que entre los meses de diciembre de 2018 y 2019 elevó en un 3,2% el número de pasajeros transportados y en 2017, sobrepasó el millón de viajeros desplazados entre ambas ciudades, un indicativo del valor que este trayecto reporta a una compañía que cuenta con más de 3.500 empleados. Al ser consultada por este diario acerca de las perspectivas de la compañía sobre este servicio, desde la aerolínea sortearon la cuestión que describieron como "delicada" y zanjaron: "No vamos a posicionarnos".  Algo similar ocurre con Iberia.

Desde la firma que preside Luis Gallego Martín se muestran más abiertos al respecto y aseguran que "para aquellos clientes que conectan con la T4, el AVE no va a ser un sustituto al avión". Además, desde la compañía aluden a una cuestión de tiempo y explican que, en el caso de los viajes por trabajo, la hora que ofrece el puente aéreo es más práctica que los tiempos que facilita Renfe (estimados en dos horas y media tanto en AVE como en Avlo). No obstante, en esta estimación no entran el embarque y el desembarque que, juntos, casi igualan los dos cronometrajes. Más allá de estas valoraciones, Iberia también le cede la palabra a ALA.

Desde ALA valoran la cuestión y aseguran a este medio que la propuesta de la alcaldesa de Colau que avala 'dinamitar' el corredor Barajas- El Prat, choca con la liberalización del sector aeroportuario y matizan que "no es competencia ni de ayuntamientos ni del Gobierno cerrar o abrir conexiones, sino de las propias aerolíneas" y siempre bajo la legislación europea. Así mismo, aseguran que quien debe "mandar" es el cliente, quien ya ha protagonizado cierto trasvase natural hacia el tráfico ferroviario, en aquellas rutas donde el tren es una alternativa. Los propios resultados del organismo cifran una caída del 63% en 2007 al 22% actual en la penetración del avión en este tipo de trayectos.

Barcelona, la gran damnificada del posible cierre

La cuestión medioambiental, sin embargo, continúa presionando como una losa sobre los operadores aéreos. Los estudios indican que viajar desde Madrid hasta Barcelona genera alrededor de 115 toneladas de CO2 si se hace en avión, mientras que no llegas a las 20 si se realiza en tren. No obstante la industria de la aviación, con Francia como referente, se enroca en que apenas representa el 2,4 % de las emisiones mundiales y pone en valor los esfuerzos del sector por reducir su impacto en el marco del Cielo Único Europeo.

Y es que en el país vecino, tan solo el anuncio de Emmanuel Macron de un futuro incremento en el precio de los billetes, sirvió para rebajar las acciones de Air France hasta un 5%, penalización que la aerolínea estimó en un coste de, al menos, 60 millones anuales. En suma, el tren y el avión redoblan ofertas y servicios para seducir a unos pasajeros, en equilibrio entre los codazos de Greta Thunberg y la sombra de su cuenta corriente. 

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